Opinión invitada: La palabra del 2021 fue: “vacuna”

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Por Ernesto Castro

02 de enero de 2022.- Las noticias están hechas de palabras, pero en ocasiones las palabras también pueden ser noticia. Momentos como esos, cuando uno o varios vocablos se vuelven tema de interés general, encierran una importancia social cardinal. Quizá haya una gran parte de subjetividad en la apreciación del o los términos en cuestión, lo cual es totalmente entendible por la variedad de pareceres que arrastra un signo, pero detrás de su aparición y popularización hay un hecho concreto. Concretísimo. A veces tan sonoro e ineludible como el grito de la palabra “puto” en los estadios de futbol.

Rechazado por una fracción social, tolerado por otra y menospreciado por otra tanta, este grito se ha hecho escuchar más allá de la frontera nacional, al grado que la FIFA ha sentenciado castigos y dibujado un panorama parecido al que ha provocado el Covid-19: los juegos de futbol sin espectadores. Entre las múltiples experiencias que nos trajo la pandemia está la soledad de los estadios. Una panorámica que se antoja melancólica y contraria a la esencia de un lugar hecho para la participación y convocatoria colectiva.

Al finalizar 2021, de nuevo las palabras tomaron las noticias. La elección de un vocablo sobresaliente en el periodo de un año del calendario juliano es un ejercicio en el que se enfrascan diferentes instituciones o asociaciones dedicadas al análisis o la regulación del lenguaje (esta última, acción con toques sisíficos). Tanto el Diccionario Oxford como la Real Academia Española (RAE) coincidieron en que la palabra “vacuna” fue la de más grande calado ese año en los respectivos idiomas en que se especializan. Y por demás está explicar esa elección.

El contexto está claro y nos acompaña desde hace más de dos años. La propagación del SARS-CoV-2 y el intento humano de frenarlo ha marcado a las sociedades y sus usos y costumbres, por supuesto que el idioma está incluido. El año pasado la RAE eligió “confinamiento” como el término más significativo, mientras que Oxford no pudo determinar uno en específico, pero muchos de los mencionados están en relación con la pandemia, por ejemplo: coronavirus, distancia social, supercontagiador, cierre, entre otros.

Un criterio establecido por la RAE es que la palabra elegida debe ser ya conocida, es decir, un concepto estable que surge o resurge de su estado de aparente tranquilidad para, como ave fénix, encandilar con su presencia en diarios, medios electrónicos y el habla popular.

La palabra “vacuna” fue incluida por primera vez en el diccionario de la RAE en 1803, aunque no con su significado actual, para el cual tendrían que pasar más de cien años. Parece ya de sobra entendida su proveniencia, relacionada con la inoculación de gérmenes vacunos para inmunizar contra la viruela humana. Desde esas fechas ha estado en el vocabulario y ha resurgido en la actualidad con más fuerza.

El lenguaje nos define; es la gran cosecha de civilizaciones y un organismo vivo. Tan vivo como el género humano. En este sentido, la elección anual de palabras funciona como un mapa del acontecer humano a través del tiempo. Se puede pensar en ellas como huellas de nuestro devenir, pequeños textos de la autobiografía o diario íntimo del mundo que habitamos tan negligentemente, cuya lectura explique nuestra historia, generación tras generación.

Las palabras son una herencia de sobra valiosa que recibimos de quienes ya no están, una moneda de cambio para quienes convivimos en la actualidad y un legado que dejaremos a quienes vienen.

El escritor Samuel Beckett, quien sobrevivió al lado bélico de la humanidad para narrarnos lo absurdo con lo que con frecuencia nos comportamos como sociedad, acuñó una frase que ahora vale la pena traer a colación: “Las palabras es todo lo que tenemos”.

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