Era un sonsonete que traía a muchos paisanos de cabeza, con enfado y hasta mohínos. La pretensión de Felipe Calderón Hinojosa, usurpador de la silla presidencial, de seguir contendiendo en la grilla nacional ahora con partido político propio, estuvo en el tapete del INE hasta ayer. El INE es el organismo encargado de ventilar tales solicitudes. Dictó sentencia y le dio palo a tal aspiración. Veremos si a su señoría se le ocurren más tretas para más adelante. Por lo pronto, con ésta ya bailó.
La nota reportada por Georgina Saldierna en La Jornada (5/IX/20) aporta los datos puntuales del caso. El nombre de la agrupación presentada por Felipe es Libertad y Responsabilidad Democrática. No fue la única. En la danza se barajaron otras más. La agrupación Fuerza Social por México fue presentada por el sindicalista Pedro Haces. El expriísta César Augusto Santiago turnó Fundación Alternativa. Con el nombre de Súmate a Nosotros alzó la mano el expanista Manuel Espino. La maestra Elba Esther Gordillo también se apuntó. Lo que antes se conoció como Partido Nueva Alianza y luego Redes Sociales Progresistas, ahora se motejó como Grupo Social Promotor de México.
La buena noticia es que se quedaron chiflando en la loma todos los aquí mencionados. Las próximas boletas electoreras nos iban a venir atiborradas con más siglas partidistas, para que luego las diferenciara el ciudadano frente al montón de las ya existentes. Al menos nos ahorrarán por ahora una incineración innecesaria de neuronas. Es regalo que se agradece. Los consejeros argumentaron intervención irregular de sindicatos en el financiamiento de las tareas de las agrupaciones mencionadas; en su afiliación y organización; que se otorgaron dádivas para inducir la presencia en tales reuniones. Se señalaron también aportaciones en metálico hechas por personas no identificadas en proporción superior a lo autorizado. Calderón
Sólo dos agrupaciones brincaron el primer filtro de las comisiones revisoras. Una fue la del viejo PES, que había perdido su registro y ahora lo recupera mediante una triquiñuela que a todas luces aparece como infantil. Antes se llamaba Partido Encuentro Social (PES). Ahora se va a llamar Partido Encuentro Solidario (PES). O sea que es la misma gata, nomás que revolcada. La otra fue la ya mentada Libertad y Responsabilidad Democrática, antifaz de Felipe Calderón, que no le asienta tan bien. Como ya nos estamos acostumbrando al uso generalizado de las mascarillas, ya ganamos familiaridad con el disfraz del rostro. Nos estamos volviendo hábiles para identificar al embozado. En las mascarillas de don Felipe, lo democrático siempre brilla por su ausencia. Tales caretas nomás no le quedan. De democrático tiene lo que los demás tenemos de astronautas, por más de que muchos andamos en la luna, en esto de los avatares de la grilla.
La propuesta de nombre para el nuevo partidito de estos panistas renegados, encabezados por Felipe Calderón, era la de México Libre. Suena atractivo el nombrecito, por aquello de que lo de la libertad siempre nos gusta a todos y lo de portar la denominación del país nunca demerita. El pleno del INE revisó el asunto y le negó el registro. Siete consejeros votaron en contra. Cuatro le dieron su aval para que bajara al ruedo a competir en las jornadas electoreras, pero no le ajustó. Ciro Murayama, consejero del INE, sostuvo como argumento central la norma derivada del artículo 41° constitucional que sostiene que una elección puede ser anulada si rebasa el 5% del tope de gasto de campaña. Aplicado al caso de la pretensión del México Libre por convertirse en partido, encontraron estos funcionarios que en la declaración de sus finanzas este tope está rebasado. Se encontraron con un monto del 8.18% de aportaciones monetarias llegadas de personas no identificadas.
Perder es perder, y ya. En ésta se queda con las ganas. Aunque a buen seguro no quitará el dedo del renglón y pronto veremos que buscará otra salida al expediente que le acurruque en la impunidad, en la que ha vivido y de la que no quiere ser descobijado, uno de los atractivos de nuestro ejercicio electoral. Los personajes que se arropan y revisten con siglas y, tras los comicios, escalan puestos de representación popular, se sienten de inmediato protegidos con los atuendos del fuero y se dan vuelo. Aparte, desde el momento mismo en el que reciben la autorización de utilizar siglas oficiales, se les abren las conductas del erario y empiezan a gastar dinero público. Como tienen viejas mañas para estos cometidos, pues siempre han vivido del presupuesto, pronto le hallan regusto al tableteo de los billetes. Lo fiado es pariente de lo dado, dice el refrán. Es dinero público, no propio pues. Está otorgado bajo la fianza del interés social, para invertirlo en tareas democráticas. Pero el discurso de la actividad política es una cobija demasiado elástica. Los grillos le saben dar mastuerzo. Calderón sabe ir por las duras y por las maduras.
La prueba máxima que nos dio el ‘Aiga sido como aiga sido’ fue la de usurpar el puesto en la elección por la que compitió en el 2006. En ella nos retrató su auténtico talante democrático. Metió en dicha zambra al viejo y conocido PAN. Ahora vemos que lo tira como a chancla vieja. ¿Qué pretendía conseguir con el uso de siglas flamantes? ¿Que nos tragáramos sus ruedas de molino, acaso por venir relucientes de limpias? ¿Dejó de ser el PAN el partido de la honestidad, de la libertad y de la responsabilidad democrática? ¡Ay, Felipe, Felipe. Con razón no caes de la gracia de nuestros caricaturistas!