Guadalajara, Jalisco.- A pesar de haber sido remodelado con un presupuesto de 5 millones de pesos (mdp) en agosto pasado, el Instituto Jalisciense de Salud Mental de Estancia Prolongada (Salme EP), también conocido como El Zapote, ya presenta daños en su infraestructura, según denunció personal del nosocomio a Partidero.
Mediante pruebas documentales en posesión de este medio, se da cuenta de los imperfectos del hospital psiquiátrico, cuya renovación de instalaciones incluyó el comedor, una bodega, el espacio para Servicios Generales (limpieza) y un cuarto para el Manejo de Residuos Peligrosos Biológico-Infecciosos, mismos que aún no entran en operación.
En primer lugar, el personal de la institución médica expresó su molestia por la renovación del comedor, misma que no consideran adecuada para para pacientes con problemas de salud mental, ya que donde antes había sillas de acero inoxidable ancladas al piso y ventanas reforzadas, ahora hay sillas de plástico y una endeble malla, respectivamente.
“Este comedor está mal, esas sillas no van a aguantar. Las sillas que había antes eran de acero inoxidable y estaban ancladas al piso con tornillos y los pacientes las arrancaron, la malla que se ve como ventana tampoco va a aguantar y será una invitación a la fuga… A los baños (del comedor) les pusieron fluxómetros, los pacientes los arrancan”, denuncian.
El espacio para Servicios Generales es otro punto vulnerable de la renovación del Salme, ya que el personal será ubicado en un cuarto que no tiene ventilación y pese a su reciente intervención ya presenta problemas de humedad.
Pero no sólo esto, sino que infraestructura aledaña al comedor también muestra imperfectos. Por ejemplo, una malla recién colocada cuyo soporte está venciendo, ya que fue atornillado a un bloque de cemento fracturado; así como una coladera instalada en las afueras del sitio está desfigurada y representa un riesgo para quien por ahí pase.
Agrega el personal inconforme que la intervención del espacio, además de haber sido realizada erróneamente, no responde a las verdaderas necesidades de un hospital de estas características.
“Necesitamos un área para pacientes con proceso legal que esté cuidada por custodios de la penal, los enfermeros no son custodios, pero cuando hay alguna fuga a ellos les fincan responsabilidades, y no hay suficiente personal. Además no hace falta ropa, medicamentos, mejores alimentos para los usuarios”, puntualizan.
Pese a esto, Rafael Medina, director del nosocomio, estuvo de acuerdo en la remodelación a cargo de la Secretaría de Infraestructura y Obra Pública, concluida el pasado 19 de agosto.
“La rehabilitación de nuestro comedor principal representa uno de los más importantes actos de dignificación para los usuarios de esta unidad hospitalaria, un acto en particular significativo por el hecho de que será usado por el grupo de población sin duda alguna más vulnerable, aquella que sufre una enfermedad mental grave y prolongada”, señaló a Milenio.
El hospital se encuentra ubicado en el kilómetro 17.5 de la Antigua Carretera a Chapala, fue inaugurado en noviembre de 1956 y comenzó a funcionar el 1 de febrero de 1958.