Pessoa y sus heterónimos
Josefina Reyes Quintanar
Sus principales heterónimos fueron Alberto Caeiro, un campesino que únicamente cursó la primaria y nunca escribió prosa, únicamente poesía y se irritaba fácilmente con la metafísica; poeta de la naturaleza, sin la mediación del pensamiento “todo es como es”. Álvaro de Campos, ingeniero naval egresado de Inglaterra quien no tiene una identidad ideal ya que se desespera queriendo ser todo, yendo desde el deseo febril de conocerlo todo hasta el estado de aislamiento y sentido de la nada, rebelde y agresivo. Ricardo Reis, médico, el más clásico en la literatura y quien se fue a Brasil en protesta por la proclamación de la República Portuguesa. Creó aproximadamente setenta y cinco, entre ellos algunos femeninos, destacando también Alexander Search y Bernardo Soares, éste último autor de una de las principales obras que es El libro del desasosiego. Considerados por Pessoa “otros de él mismo” constituyen una especie de alter ego u otro yo.
Fernando Antonio Nogueira Pessoa es considerado uno de los más grandes autores de la lengua portuguesa. Nació en Lisboa un 13 de junio de 1888. Varios sucesos de su infancia marcaron su vida, como la muerte de su padre a los 5 años lo cual obligó a su madre a buscar una vida más modesta; de este periodo surge su primer pseudónimo, Chevalier de Pas, y crea su primer poema A mi querida mamá. Las segundas nupcias de su madre lo llevarán a vivir a África, lugar donde recibe educación británica y un perfecto conocimiento del idioma inglés. Es donde pronto demostró sus habilidades literarias.
En 1905 regresa definitivamente a la capital de Portugal, donde trabaja como corresponsal comercial y algunas veces como traductor. Estas actividades las realizaba dos o tres días a la semana, el resto de su tiempo lo dedicaba a la literatura y al alcohol. Murió a los 47 años por un cólico hepático asociado a la cirrosis. Tuvo un consumo excesivo y prolongado del alcohol. Según cuentan, su favorito era el aguardiente.
Fue tal la creación de Pessoa, que creó otras vidas a través de sus heterónimos, personalidades poéticas completas al principio falsas, pero a través de su manifestación artística propia terminaron siendo verdaderas. Pessoa pasó a ser llamado ortónimo, pero con el paso del tiempo y la maduración de las demás personalidades, él mismo se convirtió en un heterónimo más entre otros. Con todo esto, Pessoa reflexionó profundamente en temas como la verdad, la existencia y la identidad en los seres humanos.
A tal grado llegaron sus heterónimos, que se cuenta una curiosa anécdota: en una reunión con el escritor José Régio, Fernando Pessoa llegó tarde, presentándose como Álvaro de Campos y pidiendo perdón porque Pessoa no podía asistir. En tres lados del obelisco de su tumba hay estrofas de poemas de sus tres principales heterónimos: Alberto Caeiro, Álvaro de Campos y Ricardo Reis. Hasta su apellido hace honor a su creación literaria. Pessoa en portugués significa “persona”, formando entonces la triada poeta-Pessoa-persona.