Albero Osorio
Jueves 30 de marzo de 2023. – Ni con todos sus súper poderes, ni hechos bola, ni siquiera con el apoyo del “sombrerero”, lograron permanecer en las calles del centro de Guadalajara y se vieron obligados a abandonar su antigua sede.
Se trata de los personajes de los “superhéroes” que habían hecho de Paseo Alcalde su centro de operaciones o la sede “Liga de la Justicia” al estilo “Guanatos”. Ellos fueron botados con “furia” oficial por los inspectores de Pablo Lemus Navarro, el alcalde de Guadalajara quien fue bautizado cuando era candidato de MC como El “Chaparrito Perverso”, por parte de quien ahora trabaja como regidor de Morena, Carlos Lomelí.
Hace dos semanas los militantes del Partido del Trabajo ya habían probado la fiereza de los inspectores del gobierno emecista. En esa ocasión en un dos por tres los empleados de Lemus acabaron con un templete armado para difundir ideologías subversivas que no acomodan con el naranja que se estila por estos tiempos en las tierras de lo que antes fue la Nueva Galicia.
Miércoles por la tarde, el hombre araña región 4, con su entalladito traje de color rojo y azul o el otro modelo un poco más rellenito con vestimenta en negro y gris, “Batman”, con su atuendo de musculatura artificial; el regordete Dead Pool y otros más, todos se fueron en la misma bola, adiós a Fiona y a Shrek, a Paw Patrol.
Ellos eran la banda de los botargueros que sacaban algunas monedas para dar de comer a sus familias a cambio de una foto. Era un grupo que había crecido por decenas en los últimos años, pero que ahora el ayuntamiento de Guadalajara, ya no los quiere ver sobre Paseo Alcalde y opta por arrinconar en la descuidada y peligrosa Plaza Tapatía.
Paseo Alcalde parece un proyecto embrujado que en algunas cosas marcha muy bien, pero en otros es el mejor ejemplo de la exclusión social o de propuestas de desarrollo urbano tipo fifí, que termina por tratar de reservarse a todos aquellos que no representan el lado de la miseria de la ciudad.
Esos 150 seres son como espectros que se desaparecen por unos días, pero luego regresan y da la impresión que no hay alcalde o inspectores que puedan con ellos.
Juanita vive una historia similar a la de los botargueros, la antigua vendedora de periódicos que trabajó por muchas décadas cerca del cruce de Hospital y Alcalde fue arroyada por el tren de modernidad impulsada por los naranjas.
Los nuevos gobiernos terminaron por quitarle su puesto de periódicos y dejarla sentada en una esquina. Ahora se puede ver a esa octogenaria mujer con una caja de chicles y mazapanes en espera de poder vender alguna golosina.
Así de contrastante la realidad en Paseo Alcalde, así de excluyente la ciudad donde gobierna Pablo Lemus Navarro.
Por encima de las restricciones a los botargueros, hay un grupo de personas que prácticamente hace de la zona su dormitorio preferido. Se trata de cerca de 150 personas que viven en condición de calle y deambulan en las inmediaciones del Santuario de Guadalupe, del Palacio Federal, del Templo de San José, de la Casa de los Perros, de la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres o de la escultura de Barragán, “El Palomar” bautizada por los habitantes de la zona como la “Suavicrema”.
A ver si al rato también a ellos los pretende desalojar el gobierno emencista de Pablo Lemus, el hombre que quiere gobernar Jalisco.