Policías en Jalisco

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Uno de los trabajos más complejos y peligrosos en Jalisco es el de policía. policías

Desde hace aproximadamente una década la inseguridad y la violencia se a apoderado de nuestras calles. La simbiosis entre gobernantes y delincuencia organizada ha dejado a las policías de Jalisco expuestas y vulnerables a todo tipo de peligro y agresión.

Tan solo en lo que va del presente año, han caído en el cumplimiento de su deber 14 uniformados. El policía sale de su hogar, de con los suyos, y no sabe si va a regresar por los riesgos que hay en nuestro estado.

La delincuencia ordinaria y la organizada siguen en expansión. En algunos municipios el número de elementos es mínimo y las carencias de sus insumos así como herramientas de trabajo es el común denominador.

A nivel nacional, en el año 2019, asesinaron al menos a 446 policías: 1.16, en promedio, al día. Los estados con más casos registrados fueron: Guanajuato (73), Michoacán (41), Chihuahua (32), Jalisco (29) y Guerrero (26).

El crecimiento exponencial de la delincuencia organizada ha sometido, en algunos municipios de nuestra entidad, a presidentes municipales y cabildos completos, que son los que deberían controlar a las policías municipales, descuidándose así a las corporaciones, de forma irresponsable y quizás en algunos casos de forma deliberada (por posibles actos de corrupción).

La endogamia debe evitarse, y es trabajo del Ejército y la Guardia Nacional hacerlo. Jalostotitlán y Poncitlán fueron de los últimos municipios intervenidos para poner orden entre las filas policiacas. La pregunta es: ¿por qué esperar a que el agua llegue al cuello?

Resulta imprescindible una supervisión periódica, sistemática y objetiva a todas y cada una de las policías municipales en Jalisco. Podría ser cada tres meses, con personal de Fiscalía del Estado, apoyado por la Guardia Nacional. De esta manera, se podrían detectar a tiempo irregularidades, ilegalidades o inconsistencias de todo el personal de las corporaciones policiacas. Y evitar así las crisis generales en los cuerpos de seguridad cuando ya prácticamente toda la corporación esta contaminada, dicho en otras palabras ya fue absorbida prácticamente en su totalidad por la delincuencia organizada.

Como antecedente, podemos recordar que en el año 2018, elementos del Ejército Mexicano y de la Fiscalía General de Jalisco desarmaron a la Policía de San Pedro Tlaquepaque ante la sospecha de estar infiltrada por integrantes de la delincuencia organizada.

En este operativo participaron, además de personal castrense, elementos de la Policía Federal, de la Procuraduría General de la República y de la Fuerza Única del Estado, en el cual fue verificado el armamento, los chalecos balísticos, los cartuchos, los radios de comunicación, los cuales quedarán bajo resguardo del estado.

Para evitar que la corrupción sea una practica cotidiana en las policías municipales, o que sean seducidas por la delincuencia organizada, la solución es sencilla relativamente: “el estado debe satisfacer las necesidades básicas de todos y cada uno de los policías”.

La seguridad pública es un asunto multidimensional en el que debe priorizarse la atención al componente humano y familiar de los agentes, para que éstos puedan brindar un servicio más eficiente a la ciudadanía.

En nuestro país, es una realidad que cerca del 80% de los policías no tienen casa propia. En su mayoría ya son padres de familias cuando alcanzan los 18 años y con frecuencia son víctimas de discriminaciones. En estas condiciones, es evidente que hay un riesgo contra la autoestima del agente, es difícil que pueda vestir con orgullo su uniforme o que un jovencito pueda sentirse contento de decir que su padre es policía.

 

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