Predial, IVA, ISR y repoblación del centro tapatío

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En tanto que a nivel federal se planea una rebaja al IVA (impuestos al valor agregado) al igual que al ISR (impuesto sobre la renta), en contraste, aquí, para el 2020 el Ayuntamiento tapatío aumentará el impuesto predial por tercer año consecutivo, pese a que este 2019 tuvo un incremento de hasta un 15%.

El nuevo aumento al predial oscilará entre el 5 y hasta el 9%. Todo dependerá de la ubicación del bien raíz que se tenga.

La medida de incrementar el impuesto predial viene de tres años atrás impulsada por la mayoría del partido Movimiento Ciudadano, arropada, entre otros, por el PAN y reprobada por Morena.

Y persiste el riesgo de que el resto de los municipios que conforman la zona metropolitana de Guadalajara hagan otro tanto, por simple contagio o imitación, sin importar que muchísimas familias de escasos recursos económicos apenas tienen para cubrir el pago de su hipoteca –en caso de que tengan casa o departamento propio– y para ir sobrellevando la vida. Quienes carecen de un bien inmueble, seguramente sufrirán el alza de la renta.

Ahora bien, lo más lamentable de estos aumentos anuales habidos al predial no corresponden a la mejora de los servicios urbanos, empezando con los problemas de inseguridad que han tenido un incremento exponencial en todos los órdenes, pues a quien no le roban su casa, le roban el vehículo o las autopartes, y en este terreno la autoridad municipal permanece callada.

Al momento en que el gobierno federal disminuya el IVA y el ISR, se impulsará la economía nacional que actualmente tiene un crecimiento cero y apunta, incluso, a un decremento en lo que resta del año si no se toman medidas como esta que alienten las inversiones.

Todo mundo sabe que cuando las autoridades gravan cualquier consumo (menos, tal vez, cuando se da a los cigarrillos y bebidas, espirituosas o no), bien mueble o inmueble o un predio más de lo justamente concebido, un menor número de personas físicas y morales procurarán invertir, lo cual se traduce luego en pérdida de empleos, principalmente; o lo que es peor, en incremento de la pobreza, pues de ninguna forma se está estimulando la producción y generación de recursos para nuevas inversiones y trabajo para más gente.

El gobierno federal pretende, con la disminución de impuestos, si es que se da: primero, en el caso del ISR que se carga a los salarios, que el trabajador tenga en automático una percepción mayor semanal, quincenal o mensualmente, y, segundo, que al bajar el IVA su capacidad de consumo aumente en la misma proporción y así propiciar una mayor producción de artículos. En suma, se reactiva una economía tan retraída ahora.

A la fecha se ignora en qué porcentaje se bajaría el IVA, que es de 16% en el país, salvo la zona libre de la frontera norte que es del 8% en los cinco municipios de Baja California y en el resto de los estados que colindan con Estados Unidos, perfectamente limitada a unos cuantos municipios por entidad.

El Impuesto al Valor Agregado que estableció en 1980 el presidente José López Portillo (10%) tuvo como finalidad recaudar mayores ingresos para el Estado; sin embargo, sólo provocó una mayor crisis económica que perduró por, al menos, los siguientes tres sexenios, y tanto más que Ernesto Zedillo lo elevó al 15% en 1995, tras la devaluación de aquel entonces. No sé si también influyó el cambio de horario impuesto también entonces (1996).

Era la época de los tecnócratas neoliberales que no encontraban la cuadratura al círculo. Pero también fue el fin de la hegemonía priista.

Desde entonces viene la manía, que la sociedad aborrece, de aumentar sin medida la recaudación fiscal sin ton ni son, así sea, en ocasiones, inventando nuevos gravámenes, cuando lo que se requiere es un manejo escrupuloso de los recursos públicos.

Y a propósito del predial: ¿por qué nuestras autoridades, en lugar de aumentarlo, no piensan mejor en administrarlo adecuadamente? ¿Qué están haciendo o qué van a hacer para estimular, por ejemplo, la actividad comercial y hasta industrial –pequeños talleres, por ejemplo– en las zonas deprimidas, como es todo el eje por donde pasa la interminable Línea 3 del Tren Eléctrico?¿Qué han planeado o van a planear para repoblar el centro de la capital jalisciense? ¿Por qué no gravar, y con severidad, tantas fincas que están dejando caer, o tumban sus dueños, para luego especular con el terreno? ¿Qué con tantos lotes baldíos? ¿Por qué tantos inmuebles desocupados aún en la Plaza Tapatía y colindancias, cuatro décadas después de su construcción?

Creo que hacia allá deben apuntasr las autoridades municipales para obtener más ingresos, y no pensar sólo en aumentos para tener luego el dinero contante y sonante.

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