Debate Abierto
Criterios
Desde hace varios meses he venido afirmando que la comunicación política del gobernador de Jalisco con los ciudadanos y los medios está fallando.Son ya frecuentes los desencuentros del gobernador con la sociedad que, lamentablemente, han venido creciendo de forma exponencial.
El incidente más reciente fue el video, difundido ampliamente en redes sociales, en el cual el gobernador habla del crecimiento del dengue en Jalisco. En este video, Enrique Alfaro inicia defendiendo a su gobierno de los ataques de los enemigos de siempre, que, según él, quieren crear la percepción de que su gobierno ha sido omiso para enfrentar este padecimiento; cuestiona duramente las mentiras que difunden medios manipuladores, que junto con sus enemigos de siempre están golpeando a su gobierno.
En la segunda parte de su mensaje, Alfaro por fin empieza a explicar todas las acciones, presupuesto utilizado, así como las estadísticas básicas que explican el fenómeno del dengue. Sin embargo, la población se quedó con la primera parte de su mensaje, donde critica, se queja, cuestiona y arremete contra sus enemigos, la prensa y de paso le echa la culpa al cambio climático.
Como diría el finado Juan Gabriel, ¿qué necesidad de echar a perder su propio mensaje? El error de Alfaro es que confunde a los destinatarios de sus mensajes. La población necesita ser informada, saber qué está haciendo el gobierno del estado y los municipios para prevenir y combatir el dengue; sin embargo, en el mensaje, Alfaro mete en el mismo saco a la población y a sus opositores políticos y con ello confunde la comunicación, necesaria para que los ciudadanos enfrenten este padecimiento.
Parece que Alfaro ahora no entiende cómo funcionan los medios de comunicación y las redes sociales, las cuales le fueron muy útiles para alcanzar las presidencias municipales de Tlajomulco, Guadalajara y luego la gubernatura del estado. La sociedad ya cambió, ya pasaron los tiempos donde la esfera pública la dominaban los medios de comunicación tradicionales y por ello el canal de comunicación era unidireccional, iba del gobernante a los gobernados, que casi siempre estaban manipulados por el mismo gobierno, de tal forma que en la práctica no era comunicación, sino propaganda política, útil para legitimar políticas ya tomadas de forma autoritaria. Justamente Alfaro criticó ese esquema y sus críticas sirvieron para que fuera escalando en las preferencias electorales.
Sin embargo, eso ya cambió; ahora la esfera pública se amplió con las nuevas tecnologías de la comunicación y con medios que hacen sus propias investigaciones y hacen público errores, pifias, ineficiencias y corruptelas en los tres niveles de gobierno.
Este nuevo escenario llevó al empoderamiento de los ciudadanos que desplazan o complementan a los medios de comunicación tradicionales. Si aspiramos a una sociedad democrática, entonces los gobernantes deberán aprender a convivir e interactuar, tanto con los ciudadanos y los medios.
Sin embargo, Alfaro no está haciendo eso. El gobernador quiere proyectar una imagen de un político que enfrenta los problemas que otros ignoraron, que da la cara, que informa pero a la vez defiende sus políticas y sobre todo que él es un político diferente, pero la realidad es que la población no le cree.
Alfaro ya perdió la confianza ciudadana y sus mensajes no están siendo bien recibidos por la población. Así como se ven las cosas desde fuera, parece que sus asesores de comunicación le diseñan los discursos y lo mandan al ruedo para ver como lo golpea la población en las redes sociales, y ante los miles de críticas y cuestionamientos al gobernador, tímidamente sólo responden los escasos mensajes positivos que escribe el público.
La imagen que realmente está proyectando es la de un político tradicional (un político de siempre) que en las oficinas de su gobierno diseña las políticas públicas, siempre con el objetivo de obtener un beneficio privado e impone sus políticas de forma autoritaria, eso es lo que el público escribe en redes sociales.
Alfaro no está usando la comunicación política para informar, persuadir, convencer o generar consensos (es decir, convocar y con ello sumar adeptos a su proyecto); al contrario, la está usando para confrontar, descalificar, criticar y evadir la solución de los problemas reales que le aquejan a la gente. Con esta actitud sólo genera un canal unidireccional de comunicación, sin mostrar que le interesa la opinión de los gobernantes. Con esa estrategia de comunicación no se refundan las instituciones de un estado como Jalisco.