¿Qué hubieran hecho ustedes?

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Queda un mal sabor de boca a los mexicanos por la forma en que el equipo negociador evitó temporalmente la imposición de aranceles a México por parte de Estados Unidos (E.U). El gobierno de México fue presionado y obligado a impulsar una política migratoria y a gastar enormes recursos tras las amenazas de Donald Trump. Además, el gobierno de López Obrador y su canciller Marcelo Ebrard deben destinar tiempo y recursos para presionar a los gobiernos centroamericanos a impulsar políticas internas para disminuir el éxodo de personas hacia México, en tránsito hacia E.U. El mal sabor de boca es porque Trump ganó esta partida y porque ya comprobó qué tan vulnerable es el gobierno de López Obrador. Sin embargo, existen razones económicas que explican el porqué México reaccionó de esa manera.

De acuerdo con información de la Secretaría de Economía, durante 2017, México exportó 420 miles de millones de dólares (mmdd), de los cuales 79.8% fueron al mercado de Estados Unidos. Por otro lado, el volumen total de exportaciones de Estados Unidos es de mil 545.6 mmdd, de los cuales sólo 15.7% fueron al mercado mexicano. Ahí se puede ver la dependencia comercial de ambos países- Nuestro principal cliente representa casi 80% de nuestras ventas, en contraste, para ellos apenas representamos el 15%.

Un dato adicional: Estados Unidos tiene un déficit comercial enorme, sus compras mundiales exceden en 861.8 mmdd a sus ventas, y el déficit comercial con México, en 2017 fue de 73.9 mmdd. Esta realidad es la que está detrás de las bravuconadas de Donald Trump y de la posición de López Obrador de anteponer la negociación política en lugar de iniciar una guerra comercial con E.U.

La amenaza de Trump era muy clara: aplicar 5% de impuestos a todos los productos provenientes de México y aumentar ese porcentaje hasta llegar al 25% al final del año si México no endurecía su política migratoria en su frontera sur para evitar que cientos de miles de migrantes centroamericanos llegaran a Estados Unidos. Trump dice estar preocupado porque dentro de esa ola de migrantes se cuelan terroristas a su país, además está preocupado por la pérdida de empleos en su economía, una por los migrantes que ocupan plazas de trabajo, otra por la pérdida de competitividad de sus productos, por ello el enorme déficit de E.U.

En el fondo todo mundo sabe que la motivación política de las amenazas de Trump juegan un rol importante; el próximo año hay elecciones en ese país y él busca la reelección presidencial. Para ello, está utilizando a México para mostrarse ante sus electores como un presidente preocupado por sus empresas, sus trabajadores y sobre todo, por la seguridad interna.

Tal como lo anunció Marcelo Ebrard, Secretario de relaciones Exteriores y principal negociador frente al gobierno de E.U., si Trump hubiera cumplido su amenaza a partir del 10 de junio, los efectos negativos sobre la economía de México hubiesen sido desastrosos: caída en el Producto Interno Bruto, caída en las exportaciones y desempleo. Si de por sí el panorama económico que está enfrentando López Obrador es delicado: caída en el PIB en el primer trimestre, baja inversión, nacional y extranjera y las empresas calificadoras calificando de forma negativa las decisiones económicas que ha tomado, es obvio que el objetivo era detener la aplicación de los aranceles.

¿Tuvieron éxito las negociaciones de Ebrard? Depende cómo se valoren los resultados: Por un lado se detuvo la inminente aplicación de aranceles que hubiera sido desastrosa para la economía de México, pero a costa de perder un poco o mucho de soberanía, ya que permitimos que nos impusieran una agenda que no teníamos contemplada. El otro camino hubiera sido iniciar una guerra comercial, en la cual todos pierden, la cuestión es quién pierde más, y en mi opinión en el corto plazo la economía mexicana se vería mayormente afectada en contraste con la economía de E.U.

La historia aún no concluye, Donald Trump ya aprendió que la vulnerabilidad de México le puede ser muy útil para sus aspiraciones electorales, ya aprendió que México no quiere guerra comercial y, por lo tanto, se doblega ante sus amenazas: esa es la parte negativa de esta disputa.

La forma en que se negoció este conflicto muestra cuál es el camino que va a seguir México. Por un lado, López Obrador va a continuar con su discurso conciliador, y por otra lado, Marcelo Ebrard continuará al frente de las negociaciones bilaterales. En tanto, la Secretaría de Economía va preparando una política de represalias en caso de que Trump cumpla su amenaza de imponer aranceles en el futuro inmediato. Como siempre, un conflicto de este tipo deja efectos colaterales.

México y el mundo ya se dieron cuenta que Donald Trump no es un tipo confiable y que está dejando muy mal parado a E. U., mostrándose como un presidente ocurrente, caprichoso, que no sabe cumplir acuerdos. Estados Unidos y su gobierno pagarán las consecuencias de esta actitud en el futuro.

¿Qué hubieran hecho ustedes? ¿México debería haber enfrentado al gigante del norte con una política de represalias e iniciar una guerra comercial con Estados Unidos? ¿Es mejor la salida que tomó el gobierno de México de impulsar una política migratoria y evitar una crisis económica más?

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