Que “la corrupción se acabó”… ¿y Lozoya?

Si bien, el presidente López Obrador reconoció que el “arraigado” Emilio Lozoya Austin, cometió una “imprudencia y provocación” al aparecer en público, el hecho ratifica que el cínico exdirector de Pemex goza de especiales privilegios por parte de la Fiscalía General de la República con tan de que denuncie, con o sin fundamento, a cuanto exfuncionario le convenga a la 4T.

El acaudalado personaje, aún desde antes de recibir los 10 millones de dólares, que él mismo reconoció, de parte de la compañía brasileña Odebrecht, cenaba en un lujoso restaurante de Las Lomas en la capital mexicana, cuando, avisada por un amigo, la periodista Lourdes Mendoza, acudió presurosa al lugar, tomó un video y, ante el desconcierto de los comensales, le espetó “Tienes brazalete, ¿no estás arraigado?”

Lo anterior, luego de que ese mismo día alegó Lozoya Austin ante el juez 52 de lo Civil del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México, Helio Victoria Guzmán que, debido al arraigo domiciliario, no pudo presentarse para el desahogar la  prueba confesional del regalo de una bolsa Chanel con un valor de hasta 5 mil pesos, que denunció haberle dado a Lourdes Mendoza en calidad de soborno.

Tras este encuentro indeseado e inimaginado por Lozoya, su acusada periodista subió a las redes sociales varias fotografías en las que, a decir de la misma en su columna del lunes, aparecen departiendo con él: “Eduardo Molina, Lore Guerra Autrey (‘la festejada’), Doris Beckmann, sí, la hermana de Juan Domingo, cabeza de Tequila Cuervo”.

Lozoya, captado en restaurante.

A pregunta que le hicieron en la mañanera de ayer sobre el particular, Andrés Manuel repuso, sin el énfasis ahínco que acostumbra en contra de sus enemigos: “Yo creo que es legal, pero es inmoral que se den estas cosas; es una imprudencia por decir lo menos, un acto de provocación porque este señor fue director de Pemex y está como testigo protegido ─se llama de otra manera, pero es una persona que está recibiendo un trato especial─ porque decidió dar a conocer toda la corrupción que se produjo en el sexenio anterior, incluso desde Calderón”.

Reconoció el mandatario que lo que hizo Lozoya causa indignación a la gente porque se trata de un testigo de un acto de corrupción protegido por la justicia y pidió a la Fiscalía General que diera una explicación.

La FGR, que se presume independiente del Poder Ejecutivo, que preside Alejandro Gertz Manero, la prórroga concedida al inculpado para que aporte pruebas de sus dichos, vences el 3 de noviembre y que puede solicitar más, las que sean necesarias, pero nada comentó sobre el escandaloso hecho mismo del exfuncionario de lucir su prepotencia… o simple soberbia luego de no haber pisado la cárcel por un desconocido acuerdo que subyace entre las partes y solamente hay un preso acusado de haber sido sobornado.

En tanto, la columnista de El Financiero ha contado que escuchó de Doris Bekmann un “!Ay no¡” mientras hacía las tomas. Ella le reprochó: “No deberías andar con novios que sean… o salir con presuntos culpables, ¿no?”.

Como sea, el caso Odebrecht podría dar un giro con este acontecimiento que deja muy mal parado a la FGR y a su titular. Al menos, la credibilidad se verá bastante disminuida porque pudiera interpretarse todo ese embrollo como un ajuste de cuentas con adversarios que una búsqueda de justicia en este caso.

En tanto, el inculpado, exiliado fracasado, preso en el extranjero y en México premiado con un arraigo domiciliario con tal de acusar a exfuncionarios y políticos contrarios, goza en su país de cabal impunidad, al menos hasta ahora, con tal de empinar a quien se le ocurra… o le sugieran.

 

Periodistas Nobel de la Paz

No es común que el periodismo sea reconocido por premios internacionales –salvo anual “Príncipe de Asturias”– y menos con un Nobel como el de la Paz con el que fueron galardonados dos diaristas: una, la filipina María Ressa y el otro, el ruso Dmitry Muratov, por ejercer la profesión más apasionante en países en donde la libertad de expresión, de información está muy restringida.

En Filipinas, el presidente Rodrigo Ruterte, desde que asumió el cargo, ha sido un represor de primera y ha emprendido una cacería de periodistas, de manera especial en contra de la directora de la página web Rappler, en donde ha denunciado una serie de abusos de autoridad. En varias ocasiones ha sido amenazada de ir a prisión por supuesta evasión fiscal y eso no se lo han podido comprobar.

En tanto, el periodista ruso, Muratov, también ha recibido distintas presiones del gobierno de Vladímir Putin por sus recurrentes denuncias de violación de flagrante de los derechos humanos en aquel país en donde el presidente pretende reelegirse nuevamente sin importar restringir y hasta reprimir la actividad política contraria a sus intereses.

Putin fue presidente de su país, primero absoluto, de 1999 a 2008. Luego primer ministro durante cuatro años y desde 2012 a la fecha, es presidente de manera ininterrumpida y piensa seguir al frente todavía.

Como estos dos mandatarios, el autoritarismo se ha ido extendiendo en diversas partes del mundo y América Latina no ha sido la excepción y el primer blanco de ataque son los medios de comunicación y en especial, periodistas que ejercen su libertad de informar y respaldar sus noticias con datos y ciertos y   evidencias.

En nuestro país, hasta ahora, hay libertad de expresión. No obstante, el Presidente incluye frecuentemente entre sus enemigos a distintos periodistas sólo por el hecho de sus señalamientos a errores del gobierno y disentir de sus comentarios. Eso lo llevó a establecer el “Quién es quién en las mentiras”, una sección semanal de sus mañaneras encabezada por una inexperta periodistaque ya ha recibido fuertes críticas a su desempeño, a tono con quién la eligió.

La presidenta del comité del Nobel, Beris Reiss-Andersen, expresó al anunciar a los premiados con el galardón de la Paz, que “el periodismo libre, independiente basado en hechos, sirve para proteger contra el abuso del poder”.

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