¿Quién le cree a Pablo Lemus?

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¿Qué tanto debemos creerle al presidente municipal de Zapopan, Pablo Lemus Navarro, sobre sus dichos y hechos en torno a la malhadada Villa Panamericana?

No resulta fácil acertar la respuesta, pero vamos a aportar algunos indicios que nos pueden ayudar a discernir la situación sobre la tan controvertida –¿maldita?– construcción hecha en el peor lugar, el Bajío del Arenal, zona de recarga de mantos acuíferos que desde hace siglos es fuente de fertilidad y de surtido de agua del Valle de Atemajac.

Cuando por aquellas fechas Lemus Navarro era presidente del sindicato de empresarios conocido simplemente como Coparmex Jalisco, desde donde comenzó a proyectarse. Después incursionaría en la radio y de ahí saltaría a la política.

Pues bien, como ya lo acotábamos en esta misma columna el 28 de agosto pasado, Lemus Navarro, presidente a la sazón de Coparmex, formó parte de una comisión de seguimiento para la fiscalización de la construcción de la multimencionada Villa. Entre otras personas, aparecía a su lado nada menos que Álvaro Preciado Coronado, quien, a decir del arquitecto y urbanista Jesús García Rojas, había logrado llevar dicha obra cerca de sus terrenos y desarrollo de Ayamonte, con la intención de darles mayor plusvalía.

De tal fiscalización poco o nada se supo públicamente, salvo que rendía (¿o se rendía?) a Mario Vázquez Raña, presidente de la Organización Deportiva Panamericana (Odepa), detallado informe del avance de la construcción del inmueble. De paso, ahora suponemos que más bien ambos personajes, Preciado Coronado y Lemus Navarro, pudieron haber estado “cuidando rancho”. Nunca se supo de alguna objeción de su parte ni en materia constructiva ni en cuestión ecológica. Al contrario, como que se dedicaron a aprobar los caprichos de Vázquez Raña, del gobernador Emilio González Márquez y de Carlos Andrade Garín, amigo, por cierto, de Preciado Coronado, director de Consorcio Terrenos.

Por otra parte, en sus tres primeros años al frente del Ayuntamiento de Zapopan, que se cumplieron el año pasado, y luego, por la inercia anaranjada fue reelegido para otros tres,  Lemus hizo poco por mantener el equilibrio ecológico particularmente de la zona en cuestión que comprende más de mil hectáreas. Prueba de ello es que el Plan de Ordenamiento Ecológico Local de Zapopan (POELZ) tiene más de un año paralizado, de acuerdo con una información de Agustín del Castillo, publicada ayer en el diario NTRGuadalajara.

De acuerdo con la misma nota, lo más que se dice sobre los terrenos en cuestión es que sean espacio de aprovechamiento sustentable, y define siete polígonos de protección ambiental para evitar la urbanización y propiciar que sigan siendo zona de recarga de agua.

Muestra del poco interés municipal por el Plan de Ordenamiento Ecológico es que los expertos que forman parte de las mesas de trabajo del mismo, no han sido citados desde el año pasado.

Lo demás han sido declaraciones de buenas intenciones por parte del alcalde sobre el futuro del Bajío del Arenal y de la Villa Panamericana. Lemus fue presuroso ante el secretario de la Oficina del Presidente, Alfonso Romo, para ofrecerle la Villa a fin de que se convirtiera en sede del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

Antes, cuando se construía, había dicho que se ampliaría el número de apartamentos hasta 700 para vivienda, para nada de baja densidad.

Después de que el 26 de agosto se diera a conocer la venta de la Villa a la empresa Green Life Capital, Lemus alegó desconocerla y se declaró ignorante de quiénes integraban la susodicha empresa, creada apenas un mes atrás, pese a que algunos de los que aparecen como accionistas estuvieron cerca o a su lado en Coparmex, como Jaime Alberto Moreno Cardeña, quien fue vicepresidente en ese organismo, y Gerardo Huerta Hoyos, apoderado legal de Corey Integra, constructora del albergue panamericano, entre otros, como el mismo dueño de Corey, Francisco Cornejo, quien no aparece en el acta constitutiva pero se cree que está atrás del negocio, por lo que se intuye, como ya lo escribimos aquí, que es una treta, un acto jurídico simulado.

Después de todo esto, el mismo alcalde zapopano ha dicho en al menos dos ocasiones que se opone tajantemente a la venta de la Villa, o no ser que antes se haga un decreto estatal para preservar la zona, y hasta dejó entrever un supuesto alejamiento entre él y el gobernador Enrique Alfaro por tal motivo.

Nadie cree eso y hasta se habla de hipocresía, de teatro, de que lo dejaron fuera de la jugada, de que es una jugada electorera, adelantándose al 2024. Al alcalde le encanta estar en la palestra, así raye en lo absurdo, como cuando premió a quienes pintarrajearon los nuevos vagones de la Tercera Línea del Tren que aún sigue inconcluso. Lemus quiere reflectores a como dé lugar.

En su más reciente encuentro con los medios para condenar la venta de la Villa, se aventó a decir: que prefiere “que me quiten de mi puesto; prefiero que me quiten de mi trabajo que otorgar los trámites de la Villa Panamericana y atentar contra el medio ambiente de Zapopan, así reciba 50 suspensiones del Tribunal Judicial Administrativo por no otorgar licencias de construcción”.

Poco antes, Inmobiliaria Cornejo Barragán, constructora de la Villa, había obtenido del TJA una suspensión para que el Ayuntamiento revisara si el edificio reúne las condiciones para recibir los permisos correspondientes. Eso fue lo que provocó a Lemus Navarro hacer las susodichas afirmaciones.

Ayer mismo, 3 de septiembre, Alfaro emitió un decreto que declara zona de recuperación ambiental al Bajío y frena, en la letra, otros posibles desarrollos para dar vida a la Villa y formalizar la operación de compraventa en menos que les cuento. Así, todos los de la “refundación de Jalisco”, felices. Son las formas de entenderse entre los políticos y empresarios políticos, como los citados que van sobre lo suyo, aunque se trata de una acción simulada.

¿Habrá quién le crea a Jesús Pablo Lemus Navarro cuando incluso tiene deudas pendientes con sus parientes más cercanos? Habrá que preguntarle a su tío Jorge Lemus qué pasó con Musical Lemus de León, Guanajuato.

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