Debate Abierto
Criterios
La refundación de Jalisco es una falacia si ésta no pasa por un proceso de democratización de la Universidad de Guadalajara. Enrique Alfaro se propuso, desde su campaña la refundación de las instituciones de Jalisco, objetivo loable que sin embargo no se logrará si la UdeG. continúa funcionando en un mar de antidemocracia, opacidad y desvío de recursos públicos.
Desde hace treinta años, la universidad pública más importante del occidente del país está gobernada por un grupo político, que devino progresivamente en poder fáctico y desde hace tres décadas controla el presupuesto y las decisiones más importantes de nuestra universidad.
La Ley orgánica de la UdeG estipula en su artículo 28 que el Consejo General Universitario (CGU) es su máximo órgano de gobierno. Sin embargo, al interior y al exterior de la universidad todo mundo sabe que ese precepto no se cumple. El jefe del grupo político que controla la universidad es Raúl Padilla López, quien se apoya en tres pilares básicos que le dan estabilidad a su eterno cacicazgo: El Sindicato de académicos, el sindicato de trabajadores administrativos y la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU).
Raúl Padilla mantiene un férreo control en cada uno de los puestos directivos importantes de esos tres pilares, él toma la decisión de quién encabeza la rectoría general, las secretaría administrativas y académicas de cada uno de los quince centro universitarios, además, por supuesto da su visto bueno a las dirigencias de los dos sindicatos y sobre el presidente de la FEU.
El CGU se renueva cada año, desde octubre pasado está formado por 186 consejeros, 78 de sus integrantes son altos directivos de los centros universitarios, del sistema de preparatorias y otras instancias, además, 54 consejeros académicos son elegidos en procesos electorales que son una verdadera simulación de democracia ya que siempre surgen de planillas únicas en cada centro universitario. La elección de sus candidaturas siempre están vigiladas por el Rector de Centro Universitario, el Sindicato de académicos acompaña este proceso como gendarme, siempre vigilante para que se cumplan las reglas no escritas, pero efectivas para asegurarse que entre los 78 consejeros académicos no se cuele ninguna voz crítica que cuestione la forma en que se toman las decisiones importantes en la universidad. Los estudiantes también tienen representación en el CGU, son igualmente 54 consejeros alumnos; su designación también surge de un proceso electoral, férreamente vigilado por la FEU y por las máximas autoridades de cada centro universitario.
El Licenciado, como así le llaman a Raúl Padilla, se convirtió en un poder fáctico porque ha tenido el control de partido políticos, como el PRD, enorme influencia en el PRI─su hermano, por ejemplo fue Diputado de ese partido─y amigos en el PAN. Además, tiene diputados locales, federales; tiene aliados y empleados en el gobierno del estado actual, gobiernos municipales, en organismos autónomos como la CEDH, el ITEI y en el poder judicial.
Raúl Padilla controla además 15 empresas “universitarias”, estas empresas se crearon con recursos públicos, pero se manejan de forma privada, además, no dejan a la universidad ningún beneficio en términos de ingresos adicionales que ayuden a complementar el presupuesto que recibe, tanto del gobierno del estado como e federal. La opacidad es la característica distintiva de las empresas del Licenciado. Si alguien quiere saber, por ejemplo cuál es el monto de ventas del auditorio Telmex, el Teatro Diana, el Club de fútbol Leones Negros, o cualquiera de sus empresas, no encontrará en el portal de la universidad la información para documentar el desempeño comercial de esas empresas de la universidad.
Muchos universitarios votaron por Enrique Alfaro, no sólo en la elección de julio de 2018, sino desde que compitió por el ayuntamiento de Guadalajara porque con él se vislumbraba un cambio en la forma de ejercer la práctica política; su discurso en contra de la corrupción y sobre todo su objetivo de refundar las instituciones públicas, generó simpatías en la comunidad universitaria. Sin embargo, esta promesa rápidamente fue traicionada desde que entabló una alianza política con Raúl Padilla; en la pasada elección, el partido Movimiento Ciudadano arropó a varios miembros del grupo político de Padilla y gracias al efecto Alfaro ganaron Diputaciones, Senadurías, Regidurías y muchos cargos públicos. La alianza de facto Alfaro-Padilla dejó claro que la refundación no va a pasar por la U. de G.
Al interior de la universidad los controles que tiene el grupo son férreos, la mayoría de los académicos se encuentran cómodamente en su zona de confort, inmersos en sus trabajos académicos, cuestionando la antidemocracia, la corrupción y el manejo ineficiente de los recursos públicos de gobiernos, pero no estudian, ni publican, ni hablan de los mismos vicios que ocurren en su universidad.
La Universidad de Guadalajara se encuentra actualmente en la renovación de la Rectoría General, el proceso ya inició, la Comisión Electoral, los candidatos y el Consejo General Universitario, todos seguirán un ritual ya ampliamente conocido: se simula competencia entre los candidatos, se simula que los consejeros universitarios toman la decisión, pero al final, toda la comunidad universitaria sabe que es Raúl Padilla quien toma la última decisión de quién será el nuevo rector general de la UdeG.; el nuevo rector a él le debe el cargo, a él le rinde cuentas y está comprometido a cuidar los negocios del Licenciado.
Los universitarios tendremos que seguir esperando que los vientos de democracia soplen en la UdeG. El impulso al cambio desde fuera se truncó porque a Alfaro le convino más que se mantenga el estatus quo en una de las instituciones públicas más importantes de Jalisco; la refundación de Jalisco dejará intacto el poder corruptor del grupo que encabeza Raúl Padilla López. El impulso de cambio desde dentro, tendrá que esperar a que la comunidad universitaria despierte, principalmente sus profesores investigadores, esta masa crítica debe tomar conciencia de que es necesaria su participación para limpiar nuestra casa de estudios.