Revocación no es reelección

López Obrador Partidiario AMLO Felipe Cobián

El Rincón de Clío

Criterios

 

¿En realidad no les gustaría a los ciudadanos remover a una gobernante que no diera buenos resultados? ¿No sería una manera de materializar nuestro desacuerdo con la manera en que llevan las riendas del gobierno algunos funcionarios? ¿Por qué negarnos a la posibilidad de cambiar a los gobernantes cuando ejercen el poder a espaldas de la población? ¿A caso no ha sido una queja constante el tener que soportar a malos funcionarios hasta la conclusión de sus periodos de gobierno? ¿Por qué cancelar la oportunidad de correrlos? Lejos de existir un riesgo de que los gobernantes se perpetúen en el poder, la revocación de mandato nos permite sacarlos de él.

La Cámara de Diputados aprobó la reforma a la Constitución que avala los cambios para que el presidente, los gobernadores y el jefe de gobierno de la Ciudad de México puedan ser sometidos a revocación de mandato, y de esa manera la población decida si continúan o no en sus funciones. Para que los resultados de la revocación sean válidos será necesario que acudan a votar al menos 25% de los electores inscritos en la lista nominal del Instituto Nacional Electoral.

Hasta aquí lo que aprobaron. Ni más ni menos. Sin embargo, la oposición levantó un tinglado para colocar una escenografía irreal. Construyeron una narrativa sobre un futuro político que al menos la revocación de mandato no permite.

Una cosa es que la ley contemple el desafuero o el juicio político para que el presidente sea juzgado en caso de que actúe de manera indebida, y otra muy diferente, es decir que lo aprobado por los diputados contraviene lo establecido. Esa afirmación no se sostiene. Todo lo contrario, la nueva disposición nos ofrece otro mecanismo para destituir a un gobernante en caso de que su desempeño nos parezca inadecuado. Se hizo más grande el abanico de oportunidades para retirarle la confianza a una gobernante si traiciona a la ciudadanía con sus actuaciones.

No obstante, a la luz de esta realidad, me parece un sinsentido que el presidente Andrés Manuel López Obrador haya firmado un compromiso de no buscar la reelección, cuando el artículo 83 de la Constitución Política Mexicana prohíbe “la reelección por un período inmediato posterior”. No es necesario firmar nada, en todo caso solo deberá cumplir la ley. Es como si un gobernante firmara un compromiso para garantizar que no tendrá prácticas de corrupción ni utilizará de manera patrimonial los recursos de la nación.

Desde luego, si López Obrador mantiene su alta popularidad hacia la segunda parte de su mandato, seguramente recibirá el apoyo ciudadano para continuar en la presidencia. Pero ese futuro no está garantizado, menos aún en un sistema político como el mexicano donde los gobernantes navegan por arenas movedizas. Bajo esa lógica, la oposición tendría que estar más ocupada en trabajar por los ciudadanos y con ello garantizar una votación favorable en las elecciones venideras, y dejar de pensar que la revocación de mandato le abrirá la puerta a López Obrador para reelegirse.

La revocación de mandato no es la antesala para perpetuarse en el poder. La revocación de mandato no es una reelección.

 

@contodoytriques