Los ejércitos ruso y bielorruso iniciaron importantes maniobras en Bielorrusia, a las puertas de Ucrania, epicentro de las tensiones entre Moscú y Occidente, y en medio de intensos esfuerzos diplomáticos para desactivar la crisis.
El despliegue de estos soldados fue inmediatamente denunciado por la presidencia ucraniana como un medio de “presión psicológica” empleado por Moscú, que también ha concentrado desde noviembre más de 100 mil soldados cerca de su propia frontera con Ucrania.
El ministro francés de Exteriores, Jean-Yves Le Drian, lamentó “un gesto de gran violencia”, mientras que el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, calificó las maniobras de “momento peligroso para la seguridad en Europa”.
En Berlín, el jefe de Gobierno alemán Olaf Scholz advirtió a Rusia que no subestime la “unidad” y la “determinación” de los europeos.