Una parte del proyecto migratorio del presidente Joe Biden, pasó con éxito la primera aduana en lo que será su largo recorrido legislativo. Se trata de dos propuestas que fueron aprobadas el día de ayer en la Cámara de Representantes: la “American Dream and Promise Act 2021” que permitiría otorgar la ciudadanía a 1.5 millones de dreamers (la mayoría mexicanos), a personas que se encuentren bajo el Estatus de Protección Temporal (TPS), y aquellos migrantes con acciones diferidas de deportación. La segunda, fue la “Farm Workforce Modernization Act”, que otorga la legalización temporal a un millón de jornaleros “indocumentados”, incluyendo a sus esposas, esposos e hijos que estén viviendo en Estados Unidos, y una oportunidad para obtener la residencia legal permanente a lo largo de un periodo de ocho años.
La aduana siguiente es el Senado, donde hay un empate en el número de legisladores republicanos y demócratas. Ya en 2018 y 2019 proyectos similares fueron detenidos en la Cámara Alta por la entonces mayoría republicana liderada por Mitch McConnell. Aunque hoy la correlación de fuerzas es diferente, se mira difícil pensar que los proyectos aprobados por los Representantes superarán el Senado. Para que la aduana sea cruzada con éxito se necesitan 10 votos republicanos. Veremos que ofertas políticas y económicas trae en la chistera el jefe de la Oficina Oval para seducir a una decena de senadores republicanos.
Esta aprobación en la Cámara Baja llega en un momento en el que las presiones desde el Congreso, para que Joe Biden contenga la llegada de migrantes “sin papeles” a la Unión Americana, van en aumento. Tanto, que desde Washington se ha pedido nuevamente al gobierno de Andrés Manuel López Obrador que continúe deteniendo el paso de migrantes centroamericanos por nuestro país y permita la entrada a nuestro país de personas solicitantes de asilo en el vecino del norte en tanto se les da una respuesta allende el río Bravo.
En agradecimiento al cumplimiento de las peticiones estadunidenses, el gobierno demócrata ha garantizado la llegada de 2.5 millones de vacunas contra el covid19. Como respuesta desde Palacio Nacional, esta misma semana se anunciaron nuevas medidas restrictivas al tránsito terrestre para actividades no esenciales en nuestras fronteras norte y sur.
“Amor con amor se paga”, dice la canción.
Regresando a los corrillos legislativos de la capital norteamericana, no cabe duda que las iniciativas de reforma migratoria de Joe Biden deberán recorrer su camino en partes. Como bien dijo el senador republicano de Ohio, Rob Portman con respecto a la reforma integral del presidente norteamericano: “Integral, en sí misma, se ha convertido en una mala palabra para la política migratoria”.
Más allá de las discusiones e intereses partidistas no debemos perder de vista dos asuntos: dos terceras partes de la sociedad estadunidense, según diversas encuestas, apoyan la posibilidad de otorgarles la estancia legal y posteriormente la ciudadanía a millones de “indocumentados”; y el segundo aspecto, es que en la medida que se aseguren mejores condiciones de vida para los millones de migrantes que colaboran diariamente en el país vecino, disminuirá su vulnerabilidad con la que cotidianamente deben lidiar para salir adelante, y eso, en el corto tiempo, beneficiará a la sociedad en su conjunto.
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