Sic transit gloria mundi

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Era visible que a la pareja ex – presidencial de Felipe y Margarita le iba a ser negado el registro de su partidito familiar México Libre. Era cuestión de procedimiento. Desde el principio se veía que era tarea cuesta arriba. Asambleas desangeladas; interés popular lejano; movilizaciones de apoyo, nulas; Sus concentraciones poco menos que vacías. Una especie de autismo a lo Frenaa. Se veía venir. Primero fue la negativa del INE, hace mes y medio. Fue un aviso adelantado de cómo vendría la decisión final. Algunos supusieron que los magistrados aprobarían la intentona calderoniana de construirse un nuevo partido. Basaban sus elucubraciones en el dato de que algunos de ellos le deben el puesto. Le regresarían el favor. Pero no.

La dinámica del tribunal electoral fue a inversa a la del INE. Allá, el proyecto de dictamen presentado por la comisión de prerrogativas y partidos políticos lucía favorable. La asociación Libertad y Responsabilidad Democrática pintaba a lograr el registro de México Libre. Pero en la sesión definitoria, siete consejeros le contrapusieron el apoyo. Sólo cuatro se pronunciaron a favor. La parejita transitó a la apelación. Su asunto pasó al Tribunal Electoral, para que dictaminara de forma definitiva e inapelable.

Uno de los magistrados presentó el proyecto a dictaminar, como en el INE. Pero su sentido fue negativo. El magistrado José Luis Vargas Valdez señaló como deficiencias algunos puntos de trabajo para constituirse en partido. Los organizadores deben comprobar la realización de 200 asambleas válidas en todo el territorio nacional. El número de ciudadanos participantes en dichas asambleas debe cubrir como mínimo la cifra de 233 mil 945 ciudadanos.

El hecho de que no haber justificado la entrega de recursos de un millón de pesos afectó o comprometió la validez de las asambleas presentadas como válidas y de los ciudadanos participantes en ellas. Al mantenerse en la opacidad el financiamiento de esas partidas, el monto total de ambos conceptos, pasó a dar como válidas sólo 161 asambleas; como ciudadanos participantes sólo a 185 084 afiliados. El proyecto apuntó a negarle el registro. En el pleno, lo apoyaron cuatro de los siete magistrados: el ponente (por supuesto), José Luis Vargas Valdez, el presidente de la sala superior, Felipe Alfredo Fuentes, y los magistrados Felipe de la Mata Pizaña y Mónica Soto.

Defendieron su registro o que retornara al INE el caso, para que éste lo siguiera investigando y subsanara las deficiencias señaladas. Ya corregidas, le darían respuesta positiva a la solicitud. Los magistrados Reyes Rodríguez y Janine Otálora realizaron la puja. No fue numeralia suficiente. Así que el partido del matrimonio Calderón – Zavala pasa al desván de la muñeca fea. Las reacciones en redes sociales y en el entretenimiento mediático no se hicieron esperar. Muchos desafectos a Calderón le han cargado de burlas y denuestos. Demasiadas expresiones intraducibles al argot de la prosapia reposada de las disputas políticas. Tal vez nos vamos a tener que ir acostumbrando a semejante explosión de irracionalidad en estos avatares. Igual flota en el ambiente un rasero ofensivo y descalificador en contra de AMLO, cuando no da el do de pecho en alguna de las medidas que toma. Son los signos atrabiliarios de los nuevos tiempos. Nos tomará tiempo para deglutirlos. Y a pesar de esto, la actividad política cotidiana, con pinturas deleznables o con tintes sonrosados, ha de continuar.

Los directamente afectados por esta resolución vienen siendo los miembros de la familia Calderón – Zavala. Felipe expectoró diciendo que es el arranque del autoritarismo sin freno en el país, como si no pudieran presentarse decisiones de esta índole en nuestro pasado inmediato. Ha de suponer él que se da tan sólo en el terreno de la partidocracia, porque en otros ámbitos como en el de la seguridad, el de las familias, en el ámbito educativo, en nuestras interacciones de género y más espacios, el autoritarismo rampante campea por sus fueros y no da señales de fatiga ni apuntes de retirada.

Tal vez quiera referirse más bien al dato soterrado del sentido de las votaciones, tanto la del INE como la del Tribunal que le dieron palo. Si sostiene, aunque no sea afirmación abierta, que tanto consejeros como magistrados no emiten un voto libre y autónomo, sino que se pliegan a las directrices del poder ejecutivo, él debe saber mucho de eso. Sus seis años en el poder ejecutivo deben remitirle a tales procedimientos, que ahora condena y sataniza. ¿Así de lacayos, como los sataniza, operaban cuando él ejerció el poder? ¿Los descalifica ahora porque le afectan? ¿Funcionan ad libitum sólo ahora, cuando ya no sopla el viento a su favor bajo los refinados portales de las decisiones políticas de altos vuelos?

Tampoco es descartable a-priori que tales conductas obsecuentes y áulicas de los funcionarios no se plieguen a los caprichos o deseos del ocupante del poder ejecutivo en turno. Externe éste sus deseos concretos o se los adivinen los postores, se tratará de una conducta poco laudable. Serán atavismos que deben llegar a la picota y ser desmontados para bien de nuestra vida ciudadana. Por lo pronto, a Felipe le llega de golpe esta lección imponderable de lo efímero que resulta el ejercicio del poder. No le queda otra que apechugarlo. Hemos de pontificar que así de voluble se comporta la gloria mundana, mediante traducción libre del latinajo que sirve de título. Estas minucias de contorsión nunca nos abandonan. Hay que contar con ellas.

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