Sinfonía de las lamentaciones

Sinfonía de las lamentaciones

Josefina Reyes Quintanar

Mientras escribo, escucho la versión que grabó Beth Gibbons, la cantante de Portishead el 29 de noviembre de 2014 en el National Opera Grand Theatre de Varsovia junto con la Polish National Radio Symphony Orchestra, y por si esto fuera poco, dirigida por el compositor Krzystof Penderecki, me refiero a la Synphony No. 3 de Henryk Górecki, mejor conocida como la Sinfonía de las Lamentaciones. Aunque la cantante británica no tiene formación clásica, no sabe leer partituras, su registro de contralto no es el óptimo, la obra es originalmente para una soprano, y ni siquiera habla polaco, su voz trágica y suspirada es la ideal para interpretar esta obra. Y eso que dicen, el polaco es complicado para cantar, incluso para los polacos debido a tantas consonantes en sus palabras.

Górecki (1933-2010) fue un compositor polaco contemporáneo mayormente conocido por esta partitura escrita en 1976. Consta de tres movimientos y como su nombre lo dice, destaca por su extrema tristeza. Algunos críticos la han descrito como un memorial a las víctimas de los nazis en Polonia durante el Holocausto -el segundo movimiento se reproduce de manera cíclica en la sala de exhibición “El Holocausto” en el Museo de Auckland, Nueva Zelanda-. Gran parte de la familia de Górecki murió en los campos de concentración.

Durante 55 minutos que dura la obra, avanza de manera lenta hasta construir un ambiente sombrío de inigualable belleza ya que consta de tres textos sobre la pérdida de un hijo desde la perspectiva de una madre. El primer movimiento dura la mitad del total de la obra siendo un canon lento y prolongado para cuerdas, el comienzo es un sutil sonido del contrabajo al cual se van uniendo el resto de los instrumentos, como cellos, violines y violas.

La letra del primer movimiento esta basada en unos textos que hablan del lamento atribuido a la Virgen María escrito en el siglo XV, recogido en una colección de canciones de Lysa Góra que se encuentra en el Monasterio de la Santa Cruz, en Polonia. Aunque todo el original esta en polaco, la traducción sería: Mi querido hijo, mi predilecto, comparte las heridas con tu madre. Ya que he sido yo, querido hijo, quien te ha llevado en el corazón, y quien tan fielmente te ha servido. Háblale a tu madre para hacerla feliz, pues ya me abandonas, dulce esperanza mía.

El segundo movimiento se refiere a unos textos hallados en una prisión de la Gestapo en Zakopane, específicamente en la celda no. 3, pertenecientes a Helena Wanda Blazusiakówna de 18 años, encarcelada en 1944 y quien escribió en el muro: Mamá, no llores, no. Inmaculada reina de los cielos, apóyame siempre. Ave María, llena eres de gracia. Después de un largo y sombrío primer movimiento continuo de cuerdas, es interrumpido por la voz de Helena, la soprano que en esta ocasión interpreta Gibbons, con su voz cristalina y llena de sufrimiento.

La letra del tercer movimiento se las debo, es bastante extensa para este corto espacio. Hace referencia a una canción polaca llamada “A dónde se ha ido mi querido hijo” que describe el amor de una madre por su hijo, caído durante la guerra, probablemente durante las rebeliones de 1919-1921.

Ojalá puedan disfrutar de esta obra, no hay pretexto la encuentran en youtube. Existe otra versión también muy famosa con la orquesta de cámara británica London Sinfonietta dirigida por David Zinman junto con la soprano Dawn Upshaw de 1992. Yo me quedo con la interpretación de Beth Gibbons.