Sobre cierta parametría universitaria

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Sobre cierta parametría universitaria

Juan M. Negrete

El pasado 9 de enero se publicó en nuestra revista (Partidero) una nota interesante, que nos informa sobrea la obtención por parte de nuestra universidad pública y estatal del máximo grado de calificación en la lista de Fitch Raitings. Eso dice la nota en sus titulares. Por supuesto que tal tipo de comunicados atrapa de inmediato la atención de los interesados, como es el caso de este redactor, quien de inmediato se sumergió en el desglose de dicha información.

El contenido de la nota es más bien vaga. O por lo menos no sostiene con solidez la afirmación lanzada como anzuelo para los lectores. Se lee en ella literalmente lo siguiente:

De las 35 universidades autónomas estatales que existen en el país, sólo tres se encuentran calificadas: la Universidad Autónoma de Tamaulipas (AA), Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (AA+) y Universidad Autónoma de Nuevo León (AAA), a las que ahora se suma la UdeG, también en el máximo grado de calificación.

Este mínimo desglose afirma que nuestra impoluta y bicentenaria universidad estatal ingresó al bloque calificador en positivo del criterio de tal casa financiera, que es meramente crediticio. Y, bueno, no se precisa con detalles claros en cuál de los niveles aprobatorios queda nuestra casa de estudios. A la de Tamaulipas se le indexa en el nivel AA; a la de Puebla, en el de AA+. La de Nuevo León aparece calificada como triple A. Pero de la calificación obtenida por la nuestra sólo se dice que se suma a este listado, nada más. Aunque aquí es donde derrapa la nota y es lo señalable de nuestra crítica.

El agregado final dice que se suma a la lista “también con el máximo grado de calificación”. ¿Se le deja abierta la posibilidad al lector para que elabore la inferencia y le otorgue la triple A, como a la de Nuevo León? Pero si están mencionadas la de Tamaulipas y la de Puebla, con menor nivel ¿Debe deducirse que es todo el bloque de dobletes y tripletas lo que compone dicho máximo grado de calificación?

Hay situaciones y datos que permiten estas vaguedades. Algunas incluso abren la puerta para el ingreso de la ironía, de las burlas o del chacoteo. Pero no se entiende que esta información, que arranca como muy puntual, esté invitando a la derivación de tales intenciones. Más bien se ve que se presentan los datos como para que se confirme el buen estado financiero de nuestra benemérita y bicentenaria institución.

Por cierto, a propósito de lo de bicentenaria, viene al caso adelantar que en este precioso año, que apenas está empezando, vamos a festejar, con pitos y flautas, el doce de octubre el centenario de la fundación del alma máter en comento. De pronto resulta medio engorroso enterarse de que apenas vaya a cumplir su primer siglo, pero siempre se ande mencionando, en cuantos foros es posible, su carácter de bicentenaria. Deberían sus próceres ponerse bien de acuerdo, para que no confundan al respetable. Si son primeros lugares para casas crediticias ¿qué les cuesta precisar también sus otros datos cronológicos? Pero volvamos a las actas de sus buenas calificaciones.

Aparte de que dicen los calificadores que nuestra UdeG es bien portadita y no hace malas cuentas pues de las abultadas carteras que recibe como presupuesto tanto federal como estatal, dice que están admirados de lo seguro y claro que es el manejo de recursos destinados a las pensiones de sus trabajadores jubilados y otras yerbas más. Como este puntito concreto del sistema pensionario universitario es más complejo, veremos de entretenernos en su análisis con más detenimiento en próximas entregas. Por ahora lo dejamos pasar, dado que hay más tela de dónde estar cortando y entretenidos en descular hormigas.

Para cerrar, dice la nota aludida que estas buenas notas obtenidas por nuestra máxima casa de estudios derivan o van en paralelo con la excelencia académica, innovación, inclusión y desarrollo integral que también son evaluados en este proceso. Ya en el cierre de esta notita se lee el agregado final que tal vez nos explique el tono triunfalista con que se nos enganchó. Dice tratarse de un comunicado de la máxima Casa de Estudios de Jalisco. ¡Ah, con razón! ¡No haya miedo que los propios involucrados se pongan críticos con el resultado y las evaluaciones de sus tareas! Esto lo explica todo y pasemos a otras historias.

Aunque para concluir, habría que pisarle los callos a don Ricardo Villanueva. Era rumor insistente y profuso que se iba a ir, empezando el año, a ocupar la subsecretaría de educación superior en la SEP. Iba a hacer cuerpo con el señor Mario Delgado, titular de dicha dependencia. De ahí las prisas por elegir a su sustituto con meses de anticipación, en la que salió electa la doctora Karla Planter, como bien lo sabemos.

Ahora nos endilga el rector saliente una cartita nueva en donde nos informa que no se va; que se queda en el puesto hasta concluir su sexenio. ¿Por fin? Los que quedamos mal somos los especuladores, que andamos murmurando nomás. Siempre estamos mal informados y achatan nuestros dichos a la vuelta de la esquina. Pero no aprendemos. Entonces, así iremos a seguir. Ni modo.