Son alumnos de excelencia de la UdeG y los rechaza

Felipe Cobíán Rosales
¡Increíble!, ¿no?
Que la Universidad de Guadalajara rechace a sus propios alumnos que al término de su educación preparatoriana egresaron con grado de excelencia y hasta fueron oficialmente reconocidos por la misma casa de estudios, no tiene explicación.
Hay explicación, y hasta justificación de rechazo, cuando el promedio del solicitante es muy bajo o es muy indisciplinado. Y claro, hay que darle prioridad al delicado, capaz y disciplinado para el estudio. Estas son razones muy válidas para la UdeG
Pero cuando el promedio está entre los más elevados y llega a lo excepcional, no hay lugar para explicarse, y menos para justificar. Y todavía peor: cuando esos candidatos a una carrera, de mente privilegiada se les impide llegar y vienen de la periferia urbana, o de más allá.
Pues aunque usted, amigo lector y yo no lo creamos, así sucedió en la reciente inscripción para el ciclo que iniciará este agosto y que hubo rechazados al por mayor: entre el 55 y el 60 por ciento.
No sé cuántos casos de estos haya, pero yo tengo conocimiento certero de dos, el de Ana y Ricardo (nombres ficticios que me dieron para no ser perjudicados en el siguiente intento que harán en uno o dos semestres más).
En sus respectivas escuelas de bachillerato udegeista, ellos dos fueron reconocidos, por su alto promedio, por su excelencia –arriba del 9.6 calificación— e incluso fueron becados por la misma Universidad y, sin embargo, quedaron fuera.
No les valieron las promesas que hizo, por ejemplo, la rectora del Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingenierías (CUCEI) Ruth Padilla Muñoz cuando, por alto promedio en matemáticas, un buen número de estudiantes recibieron, por adelantado, un taller de robótica en dicho centro o en el momento que hacían el curso de ingreso.
Les dijo Padilla Muñoz que por sus elevadas calificaciones prácticamente estaban ya dentro de la carrera que eligieran en el CUCEI.
Estos y otros candidatos a la carrera profesional pagaron aparte en el mismo centro el curso de inducción que tuvo un costo por alumno de 3 mil 500 pesos. De nada les sirvió. A la hora de la evaluación para acceder a al CUCEI, fueron rechazados:
Personal de la UdeG argumentará que quedaron fuera porque su evaluación no correspondió a su promedio de preparatoria, que tal vez se pusieron nerviosos a la hora del examen o que no venían suficientemente preparados quienes no fueron admitidos, etcétera.
Algo debió suceder a la hora de la calificación, pues los chicos ya habían sido sometidos a otras pruebas en sus escuelas y las pasaron muy bien.
Dirán funcionarios que el resultado final lo dan las computadoras y que no hay mano negra. ¿Pero quién y cómo alimentan a esas máquinas cibernéticas? ¿Quién corrige los resultados para, probablemente, darle paso a otros egresados de educación media? No pocos hicieron cursos especiales de ingreso por fuera de la Universidad de Guadalajara y pagando mucho más que estos chicos que vienen de colonias populares, esos sí entraron.
Primero Dios, veremos más sobre el tema de los rechazados de la universidad estatal, pero manipulada por el Grupo UdeG desde hace tres décadas.

FB: Felipe Cobián

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