Jueves 8 de mayo de. 2025.- La elección del cardenal norteamericano, el agustino Robert Francis Provost, quien toma el nombre de León XIV, en memoria de su antecesor León XIII (1878-1903), electo, curiosamente, en el cónclave más breve de la historia hasta esa fecha, quiere seguir los pasos pacificadores de éste en momentos en que hay guerra entre Ucrania y Rusia, intenciones de Israel de exterminar a Gaza y más que tambores de guerra, agresiones y bombardeos entre India y Paquistán, entre otros conflictos internacionales.
El predecesor del hoy León XIV, buscó la media entre liberalismo y socialismo, rechazó la lucha de clases cuyo apogeo ideológico empezaba, prohibió la ideología del americanismo suya intención era acomodar la doctrina eclesiástica a las condiciones norteamericanas. León XIII fue el primero en llamar “hermanos separados” a otras religiones cristianas,
principalmente protestantes, anglicanas y presbiterianas, entre otras y se esforzó por acercarse a los armenios e iglesias orientales en general.
Con su nombre, el recién elegido traza desde hoy su línea pontifical y, como misionero que fue en Perú sus enseñanzas irán en esa dirección que, a su edad (69 años), tendrá tiempo para aplicar su doctrina.
El elegido este jueves 8 de mayo, segundo día de cónclave, aunque como cardenal llegó a estar entre la lista de los posibles, mucho antes que él estuvieron varios que seguirán como cardenales.
De cónclaves y papas
El último de los papas designados por aclamación y fuera de un cónclave, fue
Gregorio IX (1227-1241). Hasta entonces, fue una de las formas acostumbradas para la designación de los sucesores de San Pedro, el primer papa que, de acuerdo con el Nuevo Testamento y la tradición, Jesucristo lo designo su vicario o representante en la tierra. “Tú eres Pedro, que significa piedra, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán sobre ella”.
A la muerte de Pedro serían los apóstoles y sus sucesores quienes designarían al respectivo papa acompañados por las comunidades cristianas, clérigos, obispos y cardenales, aunque después hubo desviaciones e interfirieron el proceso intereses de toda índole: políticos y económicos de distintos monarcas solo para acrecentar su poder. Así se incurrió en la designación de pontífices paralelos o ilegítimos; antipapas de los que escribe Dante Alighieri en La Divina Comedia y dice haberlo visto en su visita al infierno.
El legado de Gregorio IX fue un código de leyes que estuvo vigente por más de 675 años: hasta 1917. Su peor herencia, tal vez, la inquisición.
A la muerte de Gregorio, Roma estaba sitiada y de doce miembros que componían el colegio de cardenales, dos habían sido apresados el emperador Federico II. Eso propició que solo diez iniciaran deliberaciones sobre la sucesión. Sin embargo, luego de nueve días, no lograron las dos terceras partes de los votos, como disponía el Concilio de Letrán (1123), el influyente senador Mateo Rosso ordenó el encierro de los purpurados en un edificio en ruinas donde fueron custodiados por guardias, y bajo llave (“cum clavis”). De
ahí proviene el nombre de cónclave o conclave. La intención de Rosso, cuenta la historia, fue para obligarlos a decidir rápido y evitar la intervención del emperador.
Resultó luego que, de los diez, dos enfermaron gravemente por las condiciones insalubres del lugar sin techo y con mal tiempo. Algunas versiones, como la de Josef Gelmi (“Los Papas, retratos y semblanzas”) apuntan que al menos murió uno de ellos. Otras dicen que ambos. Por tal razón, fueron ocho cardenales los enclaustrados quienes, después de dos meses a pan y agua, designaron papa a Celestino IV. Éste también enfermo por las mismas consecuencias antihigiénicas y apenas sobrevivió 17 días a su elección. Para entonces, los cardenales que habían participado en ese primer cónclave, esperaron que fueran liberados sus pares del diezmado colegio cardenalicio y huyeron a Nápoles en donde aún tardaron dos años para elegir al Inocencio IV (1243-54), sucesor de Celestino IV.
Por la división entre cardenales, el cónclave más prolongado y, obvio, la sede vacante más larga de la historia fue de tres años y dos meses, y ocurrió entre la muerte de Clemente IV (29-11-1268) y la elección de Gregorio X (10-1-1271).
Santos, beatos y siervos
De los 266 pontífices habidos hasta la fecha, 88 han sido electos en cónclaves. Del total, hay 83 canonizados, entre ellos, los primeros 35 que gobernaron a la Iglesia católica de S. Pedro a Julio I, muerto en el año 352. Los últimos canonizados han sido Pío X (1903-1914), Juan XXIII (1958-1963), Paulo VI (1963-1978) y Juan Pablo II (1978-2005). Hay nueve beatos: Víctor III, Urbano II, Eugenio III, Inocencio V, Gregorio X, Celestino V, Benedicto X,
Urbano V, Inocencio XI y Pío IX.
Hay dos papas declarados “siervos de Dios”, Benedicto XIII y Pío VII. Un “venerable”, Pío XII ((1939-1958). Su mayor obstáculo para elevarlo a los altares, ha sido su supuesta tibieza para condenar las atrocidades nazis contra el exterminio del pueblo judío. No obstante, al interior del Vaticano se asegura que no lo hizo abiertamente para proteger, en su pequeño Estado, a miles de judíos perseguidos, entre ellos, el rabino romano de entonces que terminó convirtiéndose al catolicismo.
Los papados más largos, y cortos
Después de Pedro, quien habría muerto alrededor del año 70/71, aproximadamente, ejerció su pontificado entre 34 y 38 años; siguió Pío IX (1846-1878), con 31.8 años; León XIII (1878-1903) y Juan Pablo II con 26 años cada uno. Pío VI (1775.99), 23.5 años y Pío VII (1800-1823), 22 y medio año.
El más corto de los papados han sido: Esteban II (752) quien, siendo sacerdote fue elegido pero falleció a los tres días sin llegar a ser consagrado obispo. En orden ascendente de días en el trono de San Pedro, aparecen los siguientes: Urbano VII (1590), 13 días; Bonifacio VI (896), 16 días; Celestino IV (1241), 17 días; Teodoro II (897), 20 días; Sisinio (708), 21 días; Marcelo II (1555), 22 días; Dámaso (1048), 24 días; Pío III (1503), 27 días; León XI
(1605), 27 días; Benedicto V (964), 32 días y, finalmente, en 1978, Juan Pablo I, falleció a los 33 días de su ascensión, contratando con su sucesor, J.P, II, que es el tercero de los pontificados más extensos de la historia.
Coincidencias
En los siglos XII y XIII, coincidieron, de manera consecutiva, de 1181-1227, varios papas “terceros”, aunque con distintos nombres: Lucio III (1181-1185); Urbano III (1185-87); Clemente III (1187-91); Celestino III (1191-98); Inocencio III (1198.1216) y Honorio III (1216-27). En seguida, los “cuartos”: Celestino IV (1241) -el del primer cónclave y que murió a los 17 días-; Inocencio IV (1243-54); Alejandro IV (1254-61); Urbano IV (1261-64), y Clemente IV (1265-68).
Antipapas
A partir de la mitad del siglo tercero de la era cristiana, entre 217 y 235, aparecieron los antipapas. Fue Hipólito el primero, aunque no aparece como tal en el anuario pontificio por tratarse de un hereje frente a los papas Calixto I y Urbano I, pero concluyó su vida reconciliándose con el papa Ponciano. Le siguió un tal Novaciano. Fueron los primeros entre un total que oscila de 30 a 35 pontífices ilegítimos en la historia, durante el arrianismo y después, entre los siglos XIV y XV, con el Gran Cisma de Occidente.
Los últimos antipapas, fueron: Benedicto XIII (Pedro Martínez de Luna), quien vendría siendo ancestro de los (González) Luna de por acá. Fue electo en Aviñón entre 1394-1423; Alejandro V (1409-10), y el primer Juan XXIII (1410-15), que fue borrado por el segundo Juan XXIII, “El Papa Bueno”, iniciador del Concilio Vaticano II. Los últimos antipapas fueron
Clemente VIII (1423-29), Benedicto XIV (1423, sin fecha de fallecimiento) y Félix V (1439-1449).
Los nefastos
Esteban VI (896-897), destituyó a Formoso, su antecesor. Arrastró su cuerpo por calles romanas y lo arrojó al Tíber; Bonifacio VIII (1294-1303), Fue muy déspota, político sin límites ambiciosos e inspirador de “La Divina Comedia” de Dante. Urbano VI (1378-89), enfermo de grandeza, despreciaba a los mismos cardenales. Propició el Cisma de Occidente, entre otras fechorías. Alejandro VI (1492-1503 (Rodrigo Borja o Borgia), quien había sido hecho cardenal, junto con otro pariente, a los 13 años de edad por Inocencio VIII (1484-1492).
Inocencio tenía un hijo “legitimado” que casó con una hija de su aliado Lorenzo de Medici, y en agradecimiento a sus favores, designó cardenal a su hijo Giovanni de Medici a la edad de 13 años y 24 años después se convirtió en el papa León X (1513-21) e hizo arzobispo de Florencia a su primo Giulio de Medici. En ese tiempo se dio la separación de la Iglesia inglesa llamada anglicana por Enrique VIII. Por temor a convocar a un concilio, algunos
historiadores calificaron su papado como “el más funesto”.
Giulio se convirtió en Clemente VII (1523-34). Fue el suyo un pontificado “indeciso, titubeante y tímido” y en su momento se dio el conflicto con Enrique VIII de Gran Bretaña y nació la Iglesia anglicana.
Después de él vendría Pío IV (1559-65, otro Medici, quien tuvo como virtud, convocar al gran concilio de Trento para hacer frente a la Reforma.
🛑 #PorSiNoLoViste: Así salió el #humoblanco que anunció: ¡HABEMUS PAPAM!, en 2do día del #Cónclave2025 (8 de mayo a las 18:07hrs⏱️ del Vaticano)
Robert Prevost es el nuevo pontífice: Papa León XIV.
(🎥 @vaticanews) pic.twitter.com/1IsJ5PTbZO— Partidero (@Partiderode10) May 8, 2025