¿Subconsciencia, complicidad, narcoestado…?

El clamor de los más de 90 homicidios políticos, entre ellos los de 36 candidatos durante el pasado
período electoral ─lo cual no había ocurrido con anterioridad─, llegó a las instancias internacionales que exigen el esclarecimiento de los hechos, que se haga justicia y que se den garantías para que no vuelva a ocurrir. narcoestado

A contracorriente, apenas pasada la jornada electoral, el presidente Andrés Manuel López Obrador,
reconoció el “buen comportamiento” del crimen organizado y sí reprochó haberse portado mal a “la
delincuencia de cuello blanco”.

En tanto, la comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, la expresidenta de Chile, Verónica Michelle Bachelet, expresó en Ginebra, Suiza, al rendir su informe al arranque de la 47 sesión de tal organismo, se dijo alarmada por el alto nivel de violencia durante el pasado proceso electoral en México y exigió al gobierno mexicano que se castigue a los criminales y se den garantías de que eso no vuelva a ocurrir.

La advertencia de la exmandataria socialista la hizo, sin contar que posibles grupos ligados al partido nacional gobernante, hayan amedrentado y hasta realizado secuestros o privaciones ilegales de la libertad en contra de opositores, en especial de operadores partidistas, como ocurría en épocas priistas cuando a punta de pistola se robaban las urnas, como sucedió, al menos, en el municipio de Ahome, Sinaloa (Ríodoce y Proceso número 2329, del 30-VI-21), para favorecer a Morena.

En la nota sobre las elecciones en Sinaloa, que incluyeron la gubernatura, presidencias municipales y diputaciones, los reporteros de Ríodoce, Aarón Ibarra y Luis Fernando Mejía, dejan entrever que el candidato de la la alianza PRI-PAN-PRD, Mario Zamora, habría sido intimidado, pues la noche misma de la elección que el conteo no le favorecía y le comentó que “incluso esa misma noche pedí con humildad que se regresara a las personas que habían sido privadas de su libertad, ya que se había cumplido su objetivo y agradezco que regresaron todas con vida”.

También deslizan que los aliancistas locales dejaron pasar una serie de anomalías, entre ellas que células armadas golpearon a funcionarios de casillas, atacaron a electores, forzaron a que promotores del voto se replegaran a sus casas y utilizaron a decenas de adictos para que votaran por Morena-PAS, so pena de tortura. Así impidieron la elección libre”.

Ya una semana antes, en información de Patricia Dávila en la misma revista, se dio cuenta de una jornada de terror vivida en Sinaloa en que hubo levantones, secuestros y ataques en contra de candidatos y sus familiares lo que ocasionó renuncias a la postulación.

Situaciones muy difíciles también se produjeron también en Michoacán en donde, de acuerdo con lo escrito la semana pasada por Pedro Zamora, grupos armados irrumpieron y operaron en favor de la coalición Morena-PT y en contra de los aliados PAN-PRI-PRD, en una muy cerrada contienda que terminó con el triunfo de los primeros gracias a supuestos “narcovotos”.

En Veracruz, con el morenista Cuitláhuac García a la cabeza, se registraron actos violentos, utilización de recursos públicos, intimidación a opositores y quema de urnas.

Cosas peores pasaron en el Estado de México en donde el crimen organizado “amedrentó a comunidades completas, contrató la propaganda, , rellenó urnas y secuestró a funcionarios de casillas para inclinar la balanza a favor de “sus candidatos”, describe Proceso. En Edomex los lugares más calientes fueron Tejupilco, Valle de Bravo.

Tal vez por este desbarajuste fue que habló el mandatario al día siguiente de la elección –sin que sepamos si fue su consciente o su subconsciente cuando espetó aquello de que “el crimen organizado se portó bien” en las elecciones.

Luego entonces uno se pregunta si en Sinaloa, por ejemplo, si no será el narcotráfico el que gobierne; al menos sí da la impresión de que el tal Ovidio Guzmán y compañía le están muy agradecidos al gobierno federal por salvarlo de la extradición a Estados Unidos cuando tras el culiacanazo, de aquel jueves de octubre de 2019 los responsables de la seguridad pública nacional se contradijeron y, al final, López Obrador tuvo que salir al paso y declarar que él dio la orden de liberar al detenido varias horas después para evitar una masacre.

Así las cosas, entidades como Michoacán, Veracruz, Guerrero y hasta el mismo Edomex puedan caer en la tentación de ser narcoestados. Después, otros, como vean las cosas, puedan seguir el mismo sendero.

Al fin, más valen “los abrazos que los balazos”.

Es quizás por estos motivos que la comisionada de la ONU, la política socialista Bachelet haya dicho en su informe que “los partidos políticos de todo el espectro fueron afectados y las mujeres se enfrentaron a la violencia de género, incluida la violencia sexual y las campañas de difamación” desde la tribuna más alta del país.

Ante esos riesgos, tal vez, fue que en el foro de Ginebra Bacheler haya demandado de la máxima
autoridad mexicana el respeto a todos los organismos autónomos, en particular al Instituto Nacional Electoral (INE), que López Obrador ha insistido en transformarlo o liquidarlo… Aunque finalmente reconoció su labor y aseveró que “fueron las elecciones más limpias de la historia, no como sucedía antes”.

“Aliento a las autoridades a que se abstengan de utilizar un lenguaje que socave a quienes expresan
opiniones disidentes (incluye al periodismo, sin duda) o que de alguna manera pongan en duda la
independencia de los órganos autónomos, incluidas las instituciones electorales”, apuntó.

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