Nadia Castañeda descubre que policías y el MP convierten a una activista en “peligrosa delincuente”. Luego de ser detenida el fin de semana en Tlaquepaque por pegar cédulas de desaparecidos, la tarde del lunes logra un “acuerdo de paz” con las autoridades. A ella le exigieron abstenerse de dar entrevistas. Nadia ahora entiende que en Tlaquepaque gobierna una plutocracia a la que no le importa la búsqueda de su esposo o la de otros desaparecidos y donde el MP hace lo que Tlaquepaque dice.