Trotsky asilado por Cárdenas (II)

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Román Munguía Huato  trotsky

 

El 1 de diciembre de 1936 Cárdenas envió a Eduardo Hay, Secretario de Relaciones Exteriores –quien era amigo de los estalinistas mexicanos y se oponía al asilo– un extenso telegrama explicando los motivos y razones por lo que se le estaba concediendo el asilo político a León Trotsky:

General e Ing. Eduardo Hay, secretario de Relaciones Exteriores, México, D.F.

Se acercó al suscrito una comisión solicitando que sea concedido por el gobierno nacional permiso de residencia en el territorio de la República al ciudadano ruso León Trotsky.

La petición fue presentada con carácter de urgente en razón del grave peligro, en que a juicio de los comisionados, se halla la vida del ciudadano Trotsky, porque tendría que retornar a su país a causa de la negativa que ha recibido de la generalidad de los gobiernos europeos para vivir en naciones de ese continente, así como por la inminente conclusión del permiso que le fue concedido en Noruega.

Como en derredor del caso diversos grupos y personas han expuesto públicamente opiniones que alegan en contra del asilo pedido, juzgo pertinente expresar a usted las razones en que se apoya el Ejecutivo federal para acceder a lo solicitado.

La política de México, lo mismo en lo que se refiere a sus relaciones internacionales como en lo que atañe al tratamiento que otorga a los ciudadanos o súbditos de los demás países, no sólo se ciñe a las normas establecidas universalmente, sino que representa, a lo largo de nuestra historia, un esfuerzo permanente para lograr la evolución del Derecho en un recto sentido de justicia para las naciones y de liberalidad para los hombres, cualquiera que sea la procedencia o el origen de éstos.

Leal a esa conducta, México se siente ahora en el deber de reivindicar con su actitud una de las conquistas de mayor contenido humano que había logrado ya el Derecho de Gentes: la prerrogativa del asilo para los exiliados por causas políticas.

El asilo no supone por sí mismo afinidad de pensamiento, de propósitos o de tendencias entre el país que lo concede y el sujeto que se beneficia de él. Este concepto es tan evidente, que sólo se expresa aquí para evitar interpretaciones desviadas, a las que por error pudiera darse pábulo.

Con referencia a quienes temen que la hospitalidad que se concede al ciudadano Trotsky dé origen a perturbaciones interiores o a complicaciones «en el exterior, creo pertinente declarar que considero infundadas esas aprensiones. Y, en todo caso, nada justifica que un país perfectamente definido por instituciones propias, por objetivos sociales y económicos auténticos nacionales por una política internacional congruente con sus tradiciones, abrigue temores por la presencia de un hombre, cualquiera que sea su valimento personal o su doctrina política.

A mayor abundamiento, debo manifestar que no se descubren concretamente los riesgos que pueda correr la tranquilidad pública por la estancia en México del ciudadano Trotsky, si éste acata nuestras leyes y no toma injerencia alguna en el juego de la vida social y política del pueblo mexicano, tal como corresponde a la condición de todo emigrado político.

En virtud de las razones anteriores, queda usted autorizado para que cuando se le presente la solicitud formal de asilo en favor del ciudadano Trotsky, la tramite usted de conformidad.

Presidente de México. Lázaro Cárdenas.

***

Al desembarcar en Tampico el 9 de enero de 1937, Trotsky declaró de inmediato su agradecimiento al gobierno cardenista el asilo concedido, y añadió: “mis amigos aprovechan hábilmente la atmósfera general de intranquilidad, sin duda proseguirán su campaña en el Nuevo Mundo. No me hago ilusiones. Me defiendo exponiendo mis ideas, planes y actividades ante la opinión pública. Confío en la imparcialidad y objetividad de la prensa del Nuevo Mundo”.

Cuando el fundador del Ejército Rojo y su esposa Natalia llegaban al puerto de Tampico en el petrolero noruego Ruth, una lancha del gobierno acercó hacia la nave a funcionarios estatales y federales, periodistas nacionales y extranjeros y amigos de confianza de Trotsky. Los aguardaba el tren presidencial “El Hidalgo” para trasladarlos a la ciudad de México.

De ese momento, Trotsky escribió: “A las diez de la noche abandonamos Tampico en dirección a la capital, en un vagón especial, acompañados del representante del ministro de Vías de Comunicación”. Pero antes de alejarse del puerto, Trotsky transmitió un mensaje al general Cárdenas. “En un telegrama de agradecimiento al presidente Cárdenas, enviado desde Tampico, repetí mi firme propósito de abstenerme de toda intervención en la política mexicana”.

El contenido del mensaje fue el siguiente: “al pisar suelo mexicano considero como deber mío expresarle en nombre de mi esposa y el mío a Ud., personalmente Sr. Presidente y por conducto de Ud. a su gobierno y al pueblo de México nuestra profunda gratitud por la hospitalidad demostrada en estas horas difíciles. Al mismo tiempo le ruego tenga la seguridad que deseamos estrictamente evitar toda intervención en la vida política de México o cualesquiera procedimientos que pudieran perjudicar las relaciones del gobierno de México con los gobiernos de otros países. Estoy seguro que no tengo méritos personales que merezcan las atenciones cordiales que me hicieron las autoridades mexicanas al llegar al país. Espero merecerlas en el futuro”.

El 14 de enero de 1937, el general Cárdenas respondió de este modo al telegrama que le dirigiera el asilado: “Señor León Trotsky. Agradezco a usted el contenido de su atento mensaje enviado de Tampico. Deseo tanto que su señora esposa como usted se sientan bien en suelo mexicano. Presidente de la República. Lázaro Cárdenas”.

A partir de su llegada a la Ciudad de México hubo intercambio de algunos telegramas entre ambos políticos. El contenido de los mensajes siempre fue de mutua simpatía y respeto. Aunque nunca se vieron personalmente, Cárdenas siempre se portó como uno de los mejores amigos políticos de Trotsky.

Una caracterización de Trotsky sobre Cárdenas es esta: “El general Cárdenas se coloca entre los hombres de Estado que han cumplido un trabajo comparable al de Washington, Jefferson, Abraham Lincoln y el general Grant… Uno tiene realmente la impresión de que el único gobierno valiente y honesto de ésta época es el gobierno de Cárdenas… Aunque Stalin se diga comunista, desarrolla  en realidad una política reaccionaria; el gobierno de México, que no es comunista, desarrolla, aunque sea en pequeña escala, una política progresista… Marx, por supuesto, no consideraba a Abraham Lincoln como comunista; pero esto no le impedía alimentar la mayor de las simpatías por la lucha que Lincoln dirigía. La I Internacional envío al presidente de la guerra civil un mensaje de saludo y Lincoln, en su respuesta, apreció mucho este apoyo moral… El proletariado internacional no tiene razón alguna para identificar su programa con el programa del gobierno mexicano. Los revolucionarios no tienen ninguna necesidad de cambiar de color, de adaptarse y de alabar como lo hacen los alumnos de la GPU, cortesanos que cuando ven el peligro, venden y traicionan al bando más débil.”

Desde luego, la naturaleza peculiar del régimen político cardenista fue estudiada por Trotsky y lo caracterizó como un bonapartismo sui generis, lo que ha dado origen a innumerables trabajos de teoría e historia política nacional. Desde esta perspectiva analítica, sobresaliente es el libro El Escándalo del Estado. Una teoría del poder político en México, de Manuel Aguilar Mora.

El 16 de febrero de 1938, León Trotsky y Natalia Sedova recibieron la terrible noticia de la muerte de su hijo León Sedov, en París. Después se supo que había sido asesinado por un sicario estalinista. Natalia le escribiría al general Cárdenas el 12 de septiembre de 1940: “Su afectuosa atención nos sostuvo en los dolorosos momentos de la pérdida de nuestro hijo, en febrero de 1938”

En viaje a Guadalajara en julio de 1938, y de paso por Jiquilpan, Trotsky y Natalia enviaron a Los Pinos –con carácter de extraurgente– el siguiente telegrama dirigido a Cárdenas: “Habiendo llegado a Jiquilpan lugar de nacimiento de el Grande Estadista, consideramos como nuestro deber infinitamente agradable enviar a Ud. Sr. presidente y a su señora esposa, nuestros saludos más calurosos y respetuosos. León y Natalia Trotsky”. Cuando el presidente Cárdenas tuvo conocimiento de que Trotsky y Natalia se hallaban de viaje por Michoacán, el 12 de julio le envió un telegrama a su hermano, el teniente coronel Dámaso Cárdenas, por el cual le indica saludarlos y atenderlos en su nombre, anunciándole que el mismo día le enviaría un mensaje contestándole los saludos que Trotsky le había transmitido. En efecto, el 12 de julio, Lázaro Cárdenas remitió un acogedor telegrama a los viajeros por Michoacán: “Muy agradecido a usted y a su señora esposa por saludo que se sirven enviarme con motivo de su visita a mi pueblo natal. Celebro que Jiquilpan haya alojado a tan distinguidos visitantes. Deséoles feliz recorrido. Afectuosamente. Presidente de la República. L. Cárdenas”. El 4 de enero de 1939, el presidente volvió a reiterar sus buenos augurios a la pareja de asilados. “Señor León Trotsky. Distinguido señor y amigo: Mi señora y yo enviamos a usted y a su estimada esposa un cordial saludo con motivo del año nuevo, deseándoles completo bienestar. Lázaro Cárdenas.”

El 20 de agosto de 1940, los planes de Stalin contra la vida de Trotsky culminaría con su asesinato ejecutado por el piolet del agente de la GPU, Ramón Mercader del Río, alias Frank Jackson, alias Jacques Mornard. El 12 de septiembre de 1940, Natalia le escribió al general Cárdenas: “Permitame ofrecer a su esposa y a usted mi más profundo agradecimiento por su visita, por sus sinceros sentimientos, por su inalterable convicción de la honradez de León Trotsky y por el desprecio manifiesto por usted para la calumnia y la mentira. Calumnia y mentira que no son armas capaces de asegurar a quien las maneja una victoria definitiva. Mi entrevista con usted, el 24 de agosto, se ha convertido para mí en un apoyo moral para el resto de mi vida. Usted prolongó la vida de León Trotsky por cuarenta y tres meses. Llevo en el corazón mi gratitud por esos cuarenta y tres meses. No sólo yo, sino centenares de miles de luchadores puros, que pugnan por la renovación de la humanidad.”

Poco tiempo después del asesinato de Trotsky, Cárdenas pronunció un discurso contundente en el que acusó al PCM de “traición a la patria” por haberse prestado a servir a un país extranjero en contra de la vida de un distinguido huésped de México. Lázaro Cárdenas dirigió un mensaje a los trabajadores sobre el asesinato de Trotsky en el que decía que los comunistas mexicanos que habían prohijado el crimen… han cometido el  delito  de  traición  a  la  patria,  han  prostituido  sus doctrinas  de  redención  y  de  progreso proletario, han herido al país poniéndolo en evidencia y, de esta manera, han cometido un crimen  que  la  historia  censurará  como  algo  indigno  para  el  que  lo  inspiró  y  para  aquellos que colaboraron a su éxito.”

En la Medianoche del Siglo (Víctor Serge dixit), Trotsky afirmó: “Uno tiene realmente la impresión de que el único gobierno valiente y honesto de esta época es el de Cárdenas”. En su testamento escribió: “Natasha se acerca a la ventana y la abre desde el patio para que entre más aire en mi habitación. Puedo ver la brillante franja de césped verde que se extiende tras el muro, arriba el cielo claro y azul y el sol que brilla en todas partes. La vida es hermosa. Que las futuras generaciones la libren de todo mal, opresión y violencia y la disfruten plenamente”.

 

Parte II de II

Leer primera parte: 

Trotsky asilado por Cárdenas (I)

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