En Trump, sus limitaciones destacan “vergonzosamente claras”, dice el escritor NateWhite y añade: “no tiene clase, ni encanto, ni frescura, ni credibilidad, ni compasión, ni ingenio ni calidez, ni sabiduría, ni sutileza, ni sensibilidad, ni autoconciencia, ni humildad, ni honor, ni gracia. Nunca ha dicho nada irónico, ingenioso o siquiera divertido. Ni siquiera parece entender lo que es una broma. Es un troll nunca se ríe, sólo canta victoria o se burla. Su mente es un algoritmo de prejuicios mezquinos y maldad automática. Le gusta patear, a bajo de la cintura, a los vulnerables, a los sin voz, y lo hace cuando están en el suelo…”, concluye White. (Gracias, G. Michel P.).
