En las décadas de 1980 y 1990, Nueva York se convirtió en el epicentro de una crisis de violencia y drogas que dejó cicatrices profundas en su sociedad. Mientras los barrios eran azotados por la epidemia de crack y el narcotráfico consolidaba su presencia en la ciudad, Donald Trump, entonces un joven empresario inmobiliario, vio una oportunidad única para expandir su imperio.
De acuerdo con el periodista Óscar Balmen, el auge de Trump estuvo intrínsecamente ligado al contexto de la crisis de las drogas en Estados Unidos. La caída de los precios inmobiliarios, impulsada por la violencia y el abandono de propiedades, permitió al empresario adquirir edificios a precios considerablemente bajos. Estos inmuebles, posteriormente renovados y comercializados bajo su marca, se convirtieron en la base de su crecimiento financiero.
Narcotráfico e inmobiliarias: una relación implícita
Balmen señala que durante esta época, Nueva York también fue un nodo clave para los cárteles de la droga, en particular para el Cártel de Cali, liderado por figuras como José Santacruz Londoño, alias “El Chepe”. La expansión del narcotráfico no solo transformó la dinámica social de la ciudad, sino que también influyó indirectamente en el sector inmobiliario, donde empresarios como Trump capitalizaron las oportunidades creadas por el caos urbano.
A decir de Balmen, “el mercado inmobiliario se alimentó de las ruinas de una ciudad devastada por la violencia, permitiendo que los grandes empresarios construyeran fortunas sobre las cenizas de una crisis social”.
Polémicas y alianzas en la sombra
Uno de los episodios más polémicos de Trump fue su relación indirecta con figuras relacionadas con el narcotráfico. Según Balmen, durante los años 80 y 90, varios empresarios y políticos establecieron vínculos con personajes ligados al tráfico de drogas, ya sea a través de inversiones, lavado de dinero o redes de influencia. Aunque no hay pruebas directas que vinculen a Trump con estas actividades, su trayectoria como magnate inmobiliario se desarrolló en un entorno profundamente influido por estos factores.
Además, su manejo mediático de la inseguridad también jugó un papel en su estrategia de consolidación. En 1989, Trump financió desplegados en medios pidiendo la pena de muerte para “Los Cinco de Central Park”, un caso que, según Balmen, ejemplifica cómo utilizó el miedo colectivo para reforzar su imagen pública y, al mismo tiempo, justificar el aumento de los valores inmobiliarios en zonas recuperadas.
Una fortuna entre crisis
La narrativa de éxito de Trump se cimentó en la habilidad para navegar entre crisis y controversias. Desde la compra del rascacielos Bank of Manhattan por una cifra simbólica hasta su capacidad para convertir la inseguridad en un motor de revalorización inmobiliaria, su imperio fue moldeado en gran parte por un contexto social marcado por el narcotráfico y la desigualdad.
“Donald Trump es un ejemplo de cómo las crisis pueden ser oportunidades para quienes saben explotarlas”, concluye Balmen.