UCRANIA Y LA GUERRA

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Jorge Meléndez Preciado.

28 de febrero de 2022.- La invasión a Ucrania por parte de Rusia ha sido noticia de primera plana en todos los informativos.

Ucrania fue hasta la debacle de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), 26 de diciembre de 1991, parte de esa potencia que durante quinquenios estuvo en pugna con Estados Unidos, algo que se llamó la Guerra Fría, aunque en realidad era muy caliente. Lo que vimos muy de cerca por el asunto de los misiles soviético en Cuba y su desmantelamiento (1962).

La intervención ucraniana era vista como el inicio de una posible confrontación que podría traer una nueva guerra mundial.

¡El fin del mundo, en síntesis!

En los últimos días el asunto ha bajado de tono entre todos los participantes, tanto en nuestro vecino del norte como en la nación liderada por Vladimir Putin.

Incluso, algunos miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), como el presidente de Francia, Emmanuel Macron, que fue tomado en una foto increíble ya que estaban sentados él como Putin en una mesa blanca más larga que un yate, así como los dirigentes germanos, intentaron disuadir de la intervención a Ucrania y calmar los ánimos belicosos de Joe Biden, quien insiste en el tema diariamente.

En este último caso, el presidente estadounidense usa dicho asunto recurrentemente, ya que su popularidad sigue a la baja, no obstante que ha tratado de mil formas paliar la crisis económica (la inflación es la más alta en los últimos 40 años: 7.5 por ciento) que vive su nación, así como enfrenta la competencia con China, en donde continúa perdiendo terreno, ahora por la subida de Tik Tok (manejada por los orientales) que va ganando clientes a las otras plataformas digitales.

Por su parte, Vlady, como le dicen sus cercanos, tiene un par de desafíos que resolver: evitar que Ucrania como antiguas posesiones rusas, entre ellas: Lituania, Letonia y Estonia, entre a la OTAN y se conviertan en territorio controlado por la Europa antañona capitalista, y asimismo, poder manejar el gas ruso y ucraniano que es un poder indispensable para que Rusia tenga más disciplinados a los europeos.

Estamos en un conflicto geoestratégico de alcances importantísimos para el futuro mundial.

Antes de la invasión rusa a Ucrania, diversos países, incluido México, llamaron a los extranjeros que habitan ese país lejano para nosotros (según Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores, había 32 familias mexicanas en aquella gélida nación), a salir de inmediato.

Pero las aguas se calmaron y lo mismo Putin como Biden le bajaron al tono de sus amenazas. Ello porque algunas tropas rusas se fueron distanciando de la frontera ucraniana.

La diplomacia, aparentemente, había funcionado.

Pero el lunes 23 de febrero el llamado nuevo zar Ruso, Vladimir Putin, ya se decidió y los resultados serán impredecibles.

Por ahora, los combustibles ligados al petróleo se fueron a las nubes, las bolsas de todo los países declinaron y Antonio Guterres, encargado de la ONU, hizo un llamado para que los que invadieron a Ucrania regresen a su sus fronteras.

Estados Unidos y sus aliados, han dicho que pondrán graves sanciones a los que violaron los acuerdos iniciales. Pero del otro lado, se detuvo el gasoducto que iba de Rusia a Alemania, y éste país, no se olvide, importa el 63 por ciento de dicho combustible del que se decía país comunista.

Por su lado, Rusia depende del 36 por ciento en su presupuesto del gas y petróleo y el 49 por ciento de sus exportaciones las hace de los mencionados combustibles.

México ha condenado la intervención rusa, algo que señaló López Obrador.
En este ajedrez ya muy violento, no se sabe qué hará China, la cual tiene casos territoriales similares con otros territorios (Taiwán, por ejemplo).

Es casi seguro que no haya confrontación entre la OTAN y los rusos, pero el asunto es de pronóstico reservado.
La hegemonía estadounidense ya no es mundial, el juego de sus antiguos y actuales enemigos: Rusia y China es desafiante y la antes Gran Europa ahora juega cuando mucho a no perder todo.
Estamos ante un acertijo que muestra el Nuevo Mundo y los actuales ciclos de la historia.

Y tiene razón Byung-Chul Han en su reciente libro: No cosas, estamos en: “La desintegración de las arquitecturas temporales estabilizadoras” de centurias.

Luchar por la paz requiere tiempo y esfuerzo de todos. No sólo de los viejos Colosos.

Aunque hay que señalar: Putin dijo no a colocar misiles estadounidenses cerca de sus fronteras, como ha venido sucediendo en los últimos años.

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