Un caciquismo y su séquito cortesano neoliberal

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Columna invitada

 

Román Munguía Huato*

 

El 1 de abril pasado se cumplieron tres décadas de cacicazgo de Raúl Padilla López en la Universidad de Guadalajara (UdeG). En 1989 tomó posesión como rector y hasta el día de hoy el cacique sigue caminando tan campante en la alfombra roja de los showbusiness. Bajo un totalitarismo corporativista gremial ha concentrado un gran poder económico y político, pero es un poder que carece de toda legitimidad dentro de la comunidad universitaria y de la sociedad jalisciense. Este poder caciquil también ha podido mantenerse durante tanto tiempo porque ha contado con el apoyo de los gobiernos locales y federales. Además, ha contado con el respaldo de los grupos de poder local.

Hay quienes piensan ilusoriamente que él ha dado brillo y esplendor a la UdeG con eventos como la Feria Internacional del Libro (FIL), pero la realidad es que estos sucesos de relumbrón nada aportan a la vida académica de la institución. En esta Universidad, la universidad de los escándalos, la crisis es muy profunda como es el creciente deterioro de la calidad académica y de la investigación a causa de una profunda corrupción y un autoritarismo corporativo. Muchos profesores entran a impartir docencia con base a criterios políticos y no académicos. En la UdeG todo lo decide el cacique, quien podría decir sin rubor alguno al más puro estilo monárquico absolutista: “La Universidad soy yo”.

El pasado 26 de mayo se realizó el Foro Internacional “Desafíos a la libertad en el siglo XXI”, organizado por la Fundación Internacional para la Libertad (FIL), propiedad de Mario Vargas Llosa y la Universidad de Guadalajara (UdeG), cuasi propiedad de Raúl Padilla López ¿De cuanto fue el despilfarro? En el foro participaron intelectuales muy “distinguidos”, entre otros, como Enrique Krauze, Héctor Aguilar Camín, Roger Bartra, José Woldenberg. Por supuesto, casi todos los participantes son de raigambre ideológica conservadora–neoliberal. El evento en sí podría ser plausible porque toda universidad pública que se precie de serlo debe estar abierta a la pluralidad de pensamiento a condición de que también incluya a todas las formas ideológicas. Pero no es el caso porque en esta universidad solamente se da cabida a las posiciones del liberalismo conservador o de derecha. El foro sirvió políticamente para lanzar fuertes críticas al gobierno de Andrés López Obrador –podríamos estar de acuerdo o no con estas críticas– pero jamás escuchamos ninguna crítica a los gobiernos anteriores neoliberales que hundieron al país en la barbarie social; nunca hicieron crítica porque seguramente fueron gobiernos “democráticos… sin adjetivos”, para emplear la consabida y ocurrente frase liberal (“sin adjetivos”) de Krauze.

Vargas Llosa en una de sus intervenciones se vio absolutamente servil con el cacique porque éste le regaló dinero para la III Bienal de novela, que lleva el nombre del laureado escritor. El cacique reparte dinero a diestra y siniestra a todo su séquito cortesano intelectual, pero en esta universidad la mayoría de los profesores, los de asignatura, perciben salarios miserables en comparación a los abultados sueldos de la alta burocracia dorada: una oligarquía universitaria, cual camarilla mafiosa de grandes privilegios económicos y políticos enriquecida aceleradamente, pues en la UdeG ha crecido una cleptocracia y una cacocracia impune. Cada semestre hay decenas de miles de estudiantes rechazados porque no se destinan recursos suficientes a la edificación de aulas; además de los desvíos multimillonarios a las empresas parauniversitarias en manos del cacique.

Nuestros fervientes “guardianes de la libertad” nunca hablaron de haber realizado un evento en un espacio público universitario que aplasta y desafía a la libertad en pleno siglo XXI, en una institución donde está ausente toda democracia. La retórica demagógica y cínica de estos intelectuales neoliberales se vendió al mejor postor, pero algún día la UdeG realmente servirá para satisfacer las necesidades educativas para beneficio del pueblo jalisciense.

 

*Exacadémico de la Universidad de Guadalajara, miembro del Colectivo Reflexión Universitaria (CUR).

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