Vargas el gran ceramista de Sayula que terminó en la fosa común

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Alberto Osorio

Sayula, Jal. Sábado 01 de abril de 2023.- Al cumplirse 200 años del nacimiento del gran ceramista sayulense Epigmenio Vargas (23 de marzo de 1824), el hecho pasó inadvertido para autoridades municipales y estatales, a pesar de la importancia de la obra de uno de los artesanos más reconocidos de Jalisco, según el análisis de antropólogos e historiadores.

A dos siglos de su nacimiento el rescate histórico y bibliográfico es una ardua labor que sólo algunas cuantas personas se atreven a meterse en ese camino escabroso y complicado. No hay una sola foto de Epigmenio Vargas.

Gran parte de la producción artesanal se encuentra bajo resguardo del acervo cultural Banamex, en una colección privada cotizada en cientos de miles de pesos, pero en Sayula la sociedad conoce poco o casi nada de la obra de ese artista, quien por cierto logró marcar los conos de la Catedral Metropolitana con azulejos hechos bajo su inspiración luego de frecuentes caídas de las torres a raíz de los sismos que estremecían a Guadalajara, según relata el historiador Arturo Camacho:

“Para resistir los temblores, que como ustedes saben, ya en dos ocasiones habían derribado las torres de la Catedral, un señor medio locuaz que se llamó Francisco Eduardo Tres Guerra, arquitecto del Bajío…él fue el que dijo cómo se debían hacer esas torres porque debían tener un peso menor arriba y mayor abajo y tenían que construirse de un material ligero como la piedra pómez y forradas de azulejo. Eso se concreta años más tarde hacia 1852 y los primeros azulejos fueron del taller de don Epigmenio Vargas”.

Epigmenio Vargas fue el gran promotor de un tipo de cerámica denominada Mayólica. Fue recordado el pasado 23 de marzo, en Sayula, gracias al trabajo de organizaciones civiles y dos regidores independientes, Fabiola Valencia y Gerardo Morales en Sayula.

Epigmenio murió en la miseria el 7 de septiembre de 1904, apenas seis años antes de que estallará la Revolución Mexicana.

En Partidero ofrecemos partes medulares del texto elaborado por el antropólogo Ricardo Cortez, quien rescata pasajes importantes en la vida de Epigmenio Vargas. Comenzamos con los datos del momento de la muerte de ese ilustre sayulenses, y avanzamos en un recorrido retrospectivo con la descripción biográfica ofrecida por Ricardo Cortez y que a continuación ofrecemos.

El 8 de septiembre de 1904, a las 10 de la mañana ante mí, Adolfo E. Romero, Jefe Político y encargado del Registro Civil de esta municipalidad (Sayula), compareció el ciudadano Manuel Ontiveros, casado, de 54 años de edad, comerciante, dando aviso que ayer a las 2 y treinta minutos de la mañana, en la casa número 62, de la calle Vallarta de esta Ciudad, falleció a consecuencia de asfixia producida por una adenopatía traqueobrónquica, según certificación médica, a la edad aproximada de 85 años, el señor Epigmenio Vargas, originario y vecino de aquí, católico, soltero, alfarero, 5ta división de nomenclatura de profesiones, hijo legítimo de Florencio Vargas y de María Luz Madrigal, según la información contenida en su acta de defunción analizada por Ricardo Cortez.

“La inhumación será hoy (8 de septiembre de 1904) en el Cementerio del Tepeyac, en fosa común por la insolvencia (económica). Fueron testigos de este acto los ciudadanos Bernabé Bobadilla, de 54 años, tocinero, y Eusebio Munguía, comerciante, de 34 años, ambos casados y de aquí. Leída les fue la presente, manifiestan su conformidad. Firmando los que supieron. E.R. Romero, Eusebio E. Munguía, Manuel Ontiveros, según se lee en ese documento oficial.

“Imagino el rostro lívido de Epigmenio en su ataúd, si es que tuvo uno, su cuerpo tendido en su casa de la calle Vallarta, la que, de acuerdo con otros datos tuvo que vender y a su vez rentar debido a su precaria situación económica”, dice Ricardo Cortez.

Epigmenio Vargas según el antropólogo Ricardo Cortez:
¿Cómo es que el gran alfarero terminó en la ruina y en fosa común por insolvencia? se pregunta Ricardo Cortez y argumenta:

Para entender Epigmenio hay que entender su época, una época de embeleso y negación. Una Sayula atrapada en el tiempo. Una Sayula en el ensueño. Era la gran provincia de Ávalos. Como he mencionado, la loza (de Sayula) se creó en un periodo convulso, entre guerras, la Revolución de Independencia, las luchas entre conservadores y liberales, la Reforma, el segundo imperio, La República restaurada, el periodo porfirista y los albores de la Revolución Mexicana.

Tenemos que pensar la obra de Epigmenio Vargas en el contexto de las grandes casonas sayulenses, en su renovación que buscaba mantener la estética del siglo XVIII en un convulso siglo XIX.

No es difícil imaginar a don Epigmenio Vargas transitando estos mismos corredores, en compañía de Don Ignacio Vázquez Bravo, diseñando el mosaico de estas habitaciones, los zaguanes, Las cocinas, pero siempre en compañía de las grandes damas sayulenses, porque entre flores, macetas, lozas, eran ellas quienes dictaban la moda de la época. Macetas, platones, albarelos y macerinas, todos ellos decorados con guirnaldas florales, una delicada y maravillosa estética que engalanaba las casonas del sur de Jalisco.

Epigmenio es la ensoñación de un baile, de una tertulia en el siglo XIX en una de estas grandes casonas. Entre el tafetán, la seda, el chocolate y los bocadillos. Y, sin embargo, su vida termina en un triste entierro. En un lluvioso funeral, como el de Mozart. En una tumba silenciosa como la de Vincent Van Gogh. Y eso es él. Un artista trágico y romántico del siglo XIX.

Vargas es un personaje atípico, y al mismo tiempo, un arquetipo del artista. Vargas dedica su vida a su arte, y nos deja grandes preguntas sobre su vida, sobre su persona. porque los oficios artesanales, dependen mucho de la vida familiar, y Vargas, nunca se casó. Vargas nunca tuvo hijos, nunca tuvo a quien transmitirle en una línea directa el oficio, la profesión.

Por Fray Rafael Cervantes en su texto de 1957, sabemos que a Vargas le ayudaba a una persona. Habla de otro señor compañero de Vargas, sin embargo, no nos da su nombre, pero es Isabel Kelly quien refiere que su ayudante era Isidro Real. Fray Cervantes apresurado, dice que Epigmenio Vargas no le dejó las recetas a su compañero, y de ahí parte el mito del alfarero celoso, pero eso es del todo falso.

Epigmenio Vargas dejó una escuela.
La generosidad y maravilla de Epigmenio Vargas se extiende hasta nuestros días, Epigmenio Vargas es un artista que se mantiene vigente, Epigmenio, el señor de las flores, Epigmenio el señor de los Tulipanes. Epigmenio el señor de los lirios. Epigmenio el señor de las Dalias. Epigmenio el de las lilas, Epigmenio, el de las Florescencias. Epigmenio, Grande de Sayula.

En la actualidad una calle oculta lleva su nombre y con letras decadentes y doradas su nombre se encuentra en el ruinoso teatro de la biblioteca Olivia Ramírez de Yáñez. Por tanto, es que hoy hacemos un justo homenaje a su obra y a su vida.

El 24 de marzo de 2023 marca un precedente para la cultura en Sayula, en conmemoración de los 200 años del natalicio del célebre alfarero Epigmenio Vargas, el proyecto de investigación, conservación y difusión Loza de Sayula, se propuso realizar un Homenaje-Exposición al ceramista decimonónico cuyas obras continúan dando notoriedad a Sayula y forman parte de la identidad cultural de Jalisco.

Al interior del Hostal Mamá Chuchita, una casona del siglo XIX, espacio idóneo para la realización de este evento, se dio cita el público que buscaba conocer más de este personaje representativo de una época dorada para la antigua capital de la Provincia de Ávalos.

La muestra constó de una exposición fotográfica, archivo documental y material arqueó histórico que el proyecto Loza de Sayula, a cargo de Ricardo Cortez ha reunido a lo largo de más de 10 años, al equipo se suma Lulú Torres a cargo del diseño e identidad, Claudia Villanueva y Eduardo Dueñas en el Registro Fotográfico y Alexis Rodríguez en la difusión, investigación y acervo documental-material.

El homenaje estuvo a cargo del Dr. Arturo Camacho, quien compartió su experiencia respecto a las artes populares, la producción artesanal y la importancia patrimonial de identitaria vertida en la antigua loza de Sayula. A su ponencia se agregaron las palabras del antropólogo Ricardo Cortez que realizó un recuento de los datos biográficos de Epigmenio Vargas y un análisis sobre su obra que a continuación se retoma:

Sería incompleto decir que el proyecto de investigación, conservación y difusión de la antigua loza de Sayula comenzó hace poco más de 10 años, en realidad la concatenación de eventos que nos hace estar reunidos esta noche, tiene una datación de más de 200 años, cuando la primer taza, cuenco o mancerina emergió de los hornos sayulenses, incluso, si nos remontamos en el tiempo podemos llegar los alfares de la España musulmana, las porcelanas de oriente o los azulejos vidriados de las puertas de Ishtar.

Epigmenio Vargas es un hombre del siglo XIX, nacido apenas dos años después de la independencia de México y un año después del fusilamiento de Agustín de Iturbide, su vida está marcada por guerras fratricidas en las que floreció su arte.

De la infancia y adolescencia de Epigmenio, no sabemos nada, solo por textos apócrifos y de dudosa procedencia. Se ha dicho que su familia llegó de España, poseedora de conocimientos cerámicos, de la lejana Córdova a Sayula, hoy sabemos que tal premisa es falsa, él es originario de este pueblo, de haber llegado de la península ese dato, importante en la época, constaría en el acta.

Es mejor pensar a Epigmenio como un joven que a temprana edad, y por la necesidad de trabajo ingresó como aprendiz a uno de los talleres que ya existían en Sayula desde finales del siglo XVIII, donde aprendió el oficio de alfarero y desarrolló a tal punto sus habilidades y sensibilidad estética que fundó su propio taller, un dato significativo es que en ese contexto donde la mayoría de la gente era analfabeta, Epigmenio aprendió las letras, donde estriba la exclusividad de sus piezas personalizadas y el recuerdo de su firma: E. V, E. Vargas, y Vargas, señalización que se encuentra en tan solo ocho piezas de la vasta colección Isabel Kelly de Loza de Sayula.

Los datos que se conservan se deben a la antropóloga Isabel Kelly y el cronista Federico Munguía, por ello sabemos que su padre era iletrado, puesto que Epigmenio firma por él en la venta de una casa que su progenitor tenía en la calle del Sacramento del barrio del Espíritu Santo, y que tenía al menos un hermano de nombre Manuel, casado con Petra Ortega, y una sobrina llamada Magdalena, nacida el 23 de Julio de 1863.

La única pieza fechada por Epigmenio ostenta el año de 1868, en una caligrafía ya característica empleada en las piezas que se expusieron esa noche y que se sitúan en el contexto del segundo imperio, un ejemplo de ello es la maceta con esmalte rosa, “descubierta” por Alexis Rodríguez en el menaje de la familia González, que ostenta el nombre Francisca B. de Cañedo, posiblemente relacionada con la esposa del gobernador de Sinaloa en esa época.

Posteriormente el trabajo de Vargas es citado en el texto del ingeniero Mariano Bárcena “La segunda exposición de las clases productoras” y descripción de la ciudad de Guadalajara, de 1880, donde describe de la siguiente forma:

Epigmenio Vargas, de Sayula, remitió algunos vasos y otros objetos bien cocidos y de regular barniz, la fabricación de loza de este género forma parte de una de las industrias características de Sayula y su cercanía.

Sin embargo la cerámica de Sayula ya era requerida décadas antes en la capital tapatía, antes de 1849 fue empleada como decoración del Sarcófago de los Canónigos en el Panteón de Santa Paula, hoy Belén, y en el recubrimiento cerámico de las torres prismáticas de inspiración gótica de la Catedral de Guadalajara, dando identidad estética hasta nuestros días al templo novogalaico, réplica que se realizó en la propia Sayula alternado 4 mil 300 ladrillos azulejos finos en colores azul y blanco, separado de esquina a esquina, que se colocaron sobre el alcatraz de piedra pómez, los cuales tuvieron el costo de 74 pesos el millar, de acuerdo a lo rescatado por Munguía de los apuntes de don Ignacio Vázquez Bravo, quien costeó su edificación y es también el artífice de esta casa.

Según el historiador Arturo Camacho Sayula y el sur de Jalisco deben ser entendidos como un obligo de la cultura en el Centro-Occidente de México y es en ese contexto que se debe de entender la obra de uno de los ceramistas más grandes de México, como lo fue Epigmenio Vargas.

 

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