Cuando en escasos once meses se jueguen en Guadalajara los partidos del Mundial de Futbol, podrían inundarse canchas, plazas, calles y casas como ha sucedido en esta temporada. Todo porque a las autoridades, de Lemus hacia abajo, están hoy embebidas en multimillonarias obras de relumbrón y marginan a las ya marginadas colonias y no se ve interés por dar mantenimiento a la infraestructura urbana. Que nadie se llame sorprendido.