Vienen tiempos de tormentas y excesos en Jalisco

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Puntos y Contrapuntos

Criterios

 

Hay asuntos, de tan singular relevancia, que no pueden quedar sólo en manos de los 38 diputados del Congreso de Jalisco. Y sería también una temeridad que la sociedad asumiera, con desencanto y resignación, que tuvieran que quedar hipotecados, amarrados, a la voluntad caprichosa del gobernador. Mucho menos en una entidad que históricamente se ha significado por la brillantez, independencia, dignidad y decoro de sus juristas.

En los meses por venir podrían suceder en Jalisco hechos verdaderamente trascendentes, que de ser respaldados por el Congreso del Estado resultarían gravemente delicados y hasta lesivos para la entidad si se derivan, como están anunciados, del afán protagónico y el frenesí de un político que ha hecho del autoritarismo, la prepotencia, las descalificaciones, el amedrentamiento y la imposición de sus interpretaciones caprichosas de la ley, hábitos y signos ominosos de su gobierno.

En Jalisco podría consumarse en los próximos 12 meses una monstruosa concentración de poder en manos del gobernador Enrique Alfaro Ramírez, quien tendría el control del Poder Ejecutivo, por él representado; del Poder Legislativo, por él -y por sus principales socios- sometido, y un Poder Judicial por él amedrentado, acorralado, envilecido y doblegado.

Los frutos generosos, que aderezan las mieles dulces del bienestar y la felicidad, difícilmente podrían ser producto un ánimo exacerbado y sin reposo, que nutre el árbol de la discordia y la confrontación.

Si ese camino ominoso quedara abierto con la complicidad y la sumisión de la mayoría calificada de los diputados del Congreso de Jalisco, habría que hacer responsables a tres partidos políticos: Movimiento Ciudadano, Acción Nacional y de la Revolución Democrática.

Y a sus correspondientes coordinadores: Salvador Caro Cabrera, de MC; Gustavo Macías Zambrano, del PAN y Gerardo Quirino Velázquez Chávez, del PRD, así como sus respectivas fracciones legislativas, que suman juntas 27 votos, que superan por uno la mayoría calificada que se requiere en el pleno del Congreso estatal para consumar reformas constitucionales.

Difícil tarea, para los ciudadanos independientes y libres, y para las organizaciones sociales que luchan contra las imposiciones y los autoritarismos, y pretenden abrir espacios para las reformas que permitan acotar a los poderes formales y fácticos, a través de un fortalecido Sistema Estatal Anticorrupción, que transita por muy ingratos y complejos caminos, en los cuales los poderes formales y de gobierno, y los fácticos, no parecen avanzan en la misma sintonía.

El riesgo es grande y los apetitos de poder son desmesurados. Pasan, en el corto plazo, por la profundización de una reforma al Poder Judicial, mediante la elaboración de una nueva Ley Orgánica que regule a ese poder administrador de justicia, orientada a su control y sometimiento; el nombramiento y la repartición entre poderes formales y fácticos de -hasta ahora- siete nuevos magistrados; así como por una muy pretenciosa reforma constitucional que abriría la puerta a la instalación de un Congreso Constituyente, que elaboraría una nueva Constitución Política para Jalisco.

 

AMPAROS Y RETIROS

Desde principios de año se dio una ola de retiros presumiblemente voluntarios -y también presumiblemente forzados-, de cinco magistrados, miembros del Supremo Tribunal de Justicia de Jalisco, que se anticiparon a las reformas constitucionales que les quitarían su haber de retiro: Jorge Leonel Sandoval Figueroa, Esteban de la Asunción Robles Chávez, Salvador Cantero Aguilar, Luis Ernesto Camacho Hernández y Ramón Soltero Guzmán. Optaron por la jubilación voluntaria, pues estaban próximos a cumplir la edad máxima para el cargo, de 70 años.

El pasado martes 6 de agosto del 2019 el Supremo Tribunal de Justicia sumó otras dos bajas de Magistrados. Javier Humberto Orendáin Camacho y Sabás Ugarte Parra anunciaron su retiro voluntario, previo a cumplir siete décadas de vida.

“Con la incorporación de pruebas de control y confianza a jueces y magistrados, el Congreso del Estado aprobó reformas a diversos artículos de la Constitución Política del Estado de Jalisco que modifican las atribuciones del Poder Judicial y la forma en que este Poder Legislativo elige a integrantes de este poder”, señala una nota publicada por el diario Milenio Jalisco, el jueves 13 de junio del 2019.

Agrega que “las valoraciones de control y confianza que se realizarán a los jueces y magistrados habrán de aplicarse cada cuatro años, señala el Artículo 61, mismas que deberán ser incluidas en su expediente laboral, que será de carácter reservado, a excepción de la evaluación patrimonial”.

Entre las reformas que el Congreso de Jalisco aprobó la noche del miércoles 12 de junio del 2019 se incluyen la aplicación de exámenes de polígrafo, toxicológico, médico, psicológico y socioeconómico a jueces y magistrados, así como la eliminación del haber de retiro.

El pasado martes 9 de julio del 2019 el pleno del Supremo Tribunal de Justicia del Estado de Jalisco avaló, con 16 votos a favor, 11 en contra y una abstención, formular una controversia constitucional ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación en contra de la reforma al Poder Judicial, promovida por el gobernador Enrique Alfaro Ramírez, en oposición a la desaparición del haber del retiro y contra la disposición que obligaría a jueces y magistrados a someterse a exámenes de control de confianza por otro Poder. La reforma todavía no ha sido promulgada y no ha entrado en vigor.

 

CONSTITUYENTE

La iniciativa de reforma para establecer las bases de un Congreso Constituyente, para elaborar una nueva Carta Magna para Jalisco sufrió algunos cambios, según refiere nota de Mural publicada el pasado 31 de julio del 2019, en la que señala observaciones al documento que el diputado Héctor Pizano Ramos -coordinador de los foros “Diálogos de la Refundación”- envió a otros legisladores locales.

En la iniciativa se hicieron ajustes respecto a la integración del Constituyente, el cual se pretendía fuera conformado por los diputados locales en funciones, legisladores federales por Jalisco, cinco representantes del Gobierno del Estado y cinco del Poder Judicial, y dos representantes de cada uno de los Distritos Electorales uninominales electos por la ciudadanía mediante un proceso comicial.

En la nueva versión del dictamen se plantea que la integración sea por 10 representantes del Congreso local, 10 del Ejecutivo, 10 de la Judicatura, 4 de los pueblos originarios, 4 de la comunidad jalisciense radicada en el extranjero, y 4 por cada uno de los 20 Distritos Electorales uninominales elegidos por mayoría relativa y 20 de representación proporcional.

Advierte Mural que, según la propuesta original, el gobernador establecería las bases para el funcionamiento del Constituyente, que tendría un año de plazo para aprobar la nueva Carta Magna jalisciense; pero, este planteamiento fue ajustado para que sea el Legislativo local el que emita la normatividad reglamentaria para la elección, instauración, organización y funcionamiento del Constituyente.

La iniciativa del gobernador fue presentada el pasado 5 de febrero del 2019 ante el Congreso de Jalisco y su propósito es reformar la Constitución política de la entidad, con la adición de un artículo 117 Bis, que establecería las bases para convocar a un congreso constituyente, que elabore una nueva Carta Magna para nuestro estado.

 

OBJECIONES

José de Jesús Ibarra Cárdenas, doctor en derecho e investigador del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, en su artículo publicado el domingo 10 de febrero del 2019 en el periódico Mural, de Grupo Reforma, plantea tres objeciones a la pretensión del gobernador de Jalisco.

“1.- Un nuevo acuerdo social no se puede sostener con el mismo régimen político que, en Jalisco (y desde luego en México), sostiene una ominosa distribución de costos y beneficios. Antes de empezar, se tendría que disolver la actual Legislatura, inhabilitar al Poder Judicial, cerrar el gobierno ejecutivo y nombrar un gobierno de transición para evitar el colapso de la Administración. Los ejemplos exitosos en este sentido han sido Portugal en 1976 y España 1978.

“2.- El fiel de la balanza no puede ser el gobierno instituido, la iniciativa del gobernador Alfaro mantiene el equilibrio de fuerzas de la última elección donde la mayoría le favorece, en consecuencia, no es representativa de los factores reales de poder, ni tampoco inclusiva de todas las fuerzas de oposición. En 1999 el presidente Hugo Chávez convocó a una asamblea constituyente que después le entregó el control de todos los Poderes y la administración. En el ámbito local, el presidente Carles Puigdemont lo intentó recientemente sin éxito en Cataluña. Desde luego, Enrique Alfaro ha expresado propósitos muy distintos a estos ejemplos.

“3.- El Congreso Constituyente debe ser electo para ese propósito, con especialistas en el diseño y la ingeniería constitucional (la forma), así como de una asamblea popular que aporte los contenidos (el fondo). Además, el proyecto de nueva constitución debe ser sometido a un referéndum popular que exija una mayoría reforzada para su validación y una cláusula que prohíba su desconocimiento. Ninguno de estos puntos son parte de la iniciativa, sin ellos, no puede haber una constitución rígida ni longeva. La Constitución estadounidense es el referente con su lema We the People (nosotros, la gente)”.

 

ENEMIGO DEL PUEBLO

Los autoritarismos someten al pueblo, al mismo tiempo que lo agravian. La lucidez no es característica que distinga a los políticos de nuestro tiempo. Escasos de entendimiento, algunos podrían aprovechar los consejos expresados en el tratado de política por excelencia, “El Príncipe”, publicado en 1513 (siglo 16) por el filósofo y diplomático florentino Nicolás Maquiavelo (1469-1527).

En el capítulo IX, denominado “Del principado civil”, se refiere al pueblo y a los nobles, selecta cofradía esta última, que trasladada a la actualidad podría estar representada por los amigos convenencieros, los cómplices, los socios en la repartición del botín, los representantes de las oligarquías y de los poderes fácticos, en los ámbitos estatal y federal.

Dice Nicolás: “Un príncipe jamás podrá dominar a un pueblo cuando lo tenga por enemigo, porque son muchos los que lo forman; a los nobles, como se trata de pocos, le será fácil”.

Agrega: “Lo peor que un príncipe puede esperar de un pueblo que no lo ame es el ser abandonado por él”.

Sobre los presuntos aliados del príncipe, Maquiavelo advertía: “A aquellos que se unen y no son rapaces se les debe honrar y amar; a aquellos que no se unen, se les tiene que considerar de dos maneras: si hacen esto por pusilanimidad y defecto natural del ánimo, entonces tú debes servirte en especial de aquellos que son de buen criterio, porque en la prosperidad te honrarán y en la adversidad no son de temer; pero cuando no se unen sino por cálculo y por ambición es señal de que piensan más en sí mismos que en ti, y de ellos se debe cuidar el príncipe y temerles como si se tratase de enemigos declarados, porque esperarán la adversidad para contribuir a su ruina”.

Reitera: “El que llegue a príncipe mediante el favor del pueblo debe esforzarse en conservar su afecto, cosa fácil, pues el pueblo sólo pide no ser oprimido. Pero el que se convierta en príncipe por el favor de los nobles y contra el pueblo procederá bien si se empeña ante todo en conquistarlo, lo que sólo le será fácil si lo toma bajo su protección”.

Concluye el capítulo de esta manera: “Y dado que los hombres se sienten más agradecidos cuando reciben bien de quien sólo esperaban mal, se somete el pueblo más a su bienhechor que si lo hubiese conducido al principado por su voluntad. Insistiré tan sólo en que un príncipe necesita contar con la amistad del pueblo, pues de lo contrario no tiene remedio en la adversidad”.

Habríamos de concluir, sobre la base de las anteriores consideraciones, que quien agravia al pueblo, termina siendo su enemigo. Y los agravios y los desencantos dejan huella profunda en el alma de la gente, que en diversas formas y a su tiempo, los cobra. Vienen días difíciles para Jalisco, que podría ser arrebatado por los exacerbados protagonismos de algunos de sus líderes.

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