¿Vientos de verdadero cambio en la UdeG?

Juan Carlos G. Partida

Lunes 29 de mayo de 2023.- Con una madurez inesperada en personas tan jóvenes, vi el pasado viernes 26 de mayo cómo estudiantes miembros del colectivo independiente CUCSH No se Mueve, que tenía 17 días entonces con las instalaciones del campus La Normal tomadas para exigir que no se les mude a Belenes y que exista un remozamiento integral de servicios e infraestructura en su actual sede, se quitaron las capuchas, comprobaron que eran estudiantes de la Universidad de Guadalajara y obligaron a la jerarquía mayor universitaria -que hasta entonces se negaba a negociar con ellos-, a iniciar un diálogo que se supone esta semana dará fin a la ocupación que pudo haberse conjurado desde los primeros días.

Me dio mucho gusto lo articulado de sus exigencias, de su discurso, su forma pacífica de protestar con energía juvenil pero sin la anarquía y violencia de otras expresiones dogmáticas, de dejar claro que no comulgan con el corporativismo de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) hacia la cúpula universitaria, pero tampoco con el gobierno estatal pues por ejemplo durante la marcha previa una de sus consignas fue “Villanueva, Alfaro, la misma chingadera”.

Eso echa por tierra las teorías de la conspiración que no pocos opinadores al mejor postor o trabajadores de la UdeG defendiendo la chamba, desde su cubículo con aire acondicionado, señalaban tratando de desacreditar lo justo de los reclamos de los “encapuchados que ni estudiantes son”.

Pues no, se trata de jóvenes de menos de 20 años de edad muchos de ellos, quienes al iniciar la marcha del viernes fueron primero al Planetario construido sobre los escombros de la antigua sede de la Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG) y colocaron cartulinas con letreros, señalando que en ese lugar había cadáveres sepultados de forma clandestina, lo que fue también una forma oportuna de quitarse cualquier liga ajena a su lucha.

Son muchachos que se sobrepusieron a que el rector Ricardo Villanueva o el rector del CUCSH, Juan Manuel Durán, los ignoraran pese a los cinco citatorios que les hicieron para iniciar un diálogo que garantice que tendrán instalaciones dignas, que seguirán en La Normal, que su división de estudios históricos y humanos continuará en esa misma sede no sólo para estas generaciones que protestan sino para las venideras.

Estudiantes que hace menos de diez años estaban aún en primaria y que ahora fueron clasificados criminalizados como “encapuchados” no sólo por la UdeG, sino por buena parte de la prensa local que no se tomó la molestia desde los primeros días de comprobar que eran alumnos.

A mi no me quedó duda de su calidad de universitarios desde el primer día, luego que el 9 de mayo que tomaron las instalaciones fuí con ellos, entré al CUCSH, me hicieron un recorrido por las deplorables instalaciones totalmente abandonadas de la gracia presupuestal y varios me mostraron sus credenciales vigentes.

Tras la marcha y plantón pacífico en la explanada de la torre administrativa de la UdeG, lograron que la “Nomenklatura” de la UdeG por fin les hiciera caso y, si bien falta ver los resultados, se dieron los primeros pasos para negociar el pliego petitorio entregado al secretario general universitario, Guillermo Arturo Gómez Mata.

Debe quedar constancia que además de la marcha y el plantón, lo que hizo que se abriera un canal de diálogo fue la alerta que los paristas emitieron en redes sociales señalando que la noche del jueves “entre 10 y 15 encapuchados” llegaron al CUCSH a bordo de 4 vehículos y los amenazaron, golpeando una de las puertas clausuradas o arrancando propaganda y advirtiendo que volverían. Y que hacían a la UdeG responsable de su seguridad si la violencia en su contra escalaba.

También me dio gusto que cuando por fin fueron atendidos por Gómez Mata, este funcionario tuviera un talante autocrítico y reconociera que el problema pudo haberse abatido desde los primeros días si hubieran atendido el diálogo solicitado.

“Esto fue una buena lección institucional para fortalecer y construir más comunidad”, dijo cuando lo entrevisté.

-¿Cree que el problema creció de más porque el rector Villanueva no atendió las llamadas al diálogo? Tampoco el rector del CUCSH, Juan Manuel Durán, respondió a las varias solicitudes que le hicieron para iniciar negociaciones.

-Estando de acuerdo que esto se prolongó de más, en positivo debemos sacar que nos llevó a este punto. Más vale tarde que nunca y de parte de la universidad lo que vamos a trabajar es tener diálogo y atender la razón.

“Hay que lamentar que se haya generado una condición que nos haya llevado a este punto, lo vamos a revisar como autoridades, algo nos está fallando en términos de comunicación con la comunidad”, agregó.

Atendiendo a lo horizontal de su movimiento, desde un inicio los paristas dejaron en claro que no iban a caer en provocaciones y por eso durante la movilización del viernes evitaron cualquier roce contra las decenas de militantes de la FEU que se mantenían, semblantes serios y tomados de los brazos, dentro del edificio central de la UdeG, en el lobby, listos para intervenir ante cualquier posible intento de ingreso de los manifestantes.

Por supuesto que hubo provocaciones contra ellos, la primera de ellas la presencia evidente de policías antimotines estatales y policías de Guadalajara en las inmediaciones del edificio; la segunda de un miembro de la FEU, quien tomó fotografías a los jóvenes pero fue obligado a borrarlas porque había un acuerdo entre Gómez Mata y los manifestantes de que se protegería su anonimato y que sólo se descubrirían para dialogar y comprobar que son estudiantes.

Falta ver hasta qué punto la dirigencia de la UdeG, en particular los rectores Villanueva y Durán, ceden ante un pliego petitorio que tiene meses de haberse elaborado desde mucho antes de la toma de instalaciones, pues durante los 17 días previos a la marcha los “acuerdos” que tomaron -todos desacreditados por el colectivo- fueron con la FEU de sus amores, a la que insisten están obligados por ley a atender como “organización estudiantil mayoritaria”, como si los muchos alumnos que no comulgan contra el trampolín político que significa dicha organización -el propio Villanueva fue presidente de la FEU- no fueran también estudiantes de la UdeG.

Por lo pronto abrieron el diálogo, obligaron a reconocer que cualquier demanda estudiantil debe ser atendida evitando que escale como ocurrió ahora y que al tratarse de un movimiento no sólo en el CUCSH La Normal, también obligará a atender peticiones de mejoras en otros centros universitarios como el CUAAD, el CUCS o el CUCEI, que como muchos maestros y padres de familia en lo particular lo hicieron, se solidarizaron con la causa.

A mí me llega con este movimiento un olor muy claro a democratización en la UdeG y podría ser uno de los vientos de cambio que permitan dejar atrás las épocas caciquiles, que incluyen no sólo al fallecido Raúl Padilla sino que se extienden a casi toda la historia de la universidad pública jalisciense

“Ojalá que esto ayude a que en el futuro el primer paso sea el diálogo. Yo creo que de aquí podemos sacar una ganancia de mandar el mensaje a toda la comunidad de que no es necesario que se tome un espacio”, me dijo, también, Gómez Mata.

Si sólo es retórica está por verse en los siguientes días. Más valdría que no, porque en la marcha, además de estudiantes y maestros de otros centros universitarios de la UdeG que se han solidarizado, también lo hicieron movimientos independientes magisteriales incluidos docentes de la UNAM que participaron en la caminata.

Uno de ellos me informó que se está vertebrando una alianza entre estudiantes no feuistas de la UdeG con organismos estudiantiles de la casa de estudios nacional que exigen auditoría a esa institución, porque -oh, esa historia repetida en todo el país- su multimillonario presupuesto no se refleja en un uso eficiente a favor de mejorar las condiciones de estudio de su alumnado.

@jcgpartida