Los destrozos provocados por las llamadas feministas radicales contra el edificio de la rectoría de la UdeG, fue el ataque más grande registrado en su historia. Casi todos los vidrios exteriores de la planta baja quedaron hechos añicos. Las estatuas de personajes ilustres colocadas a las afueras del edificio fueron atacadas de manera salvaje, entre ellas la de Fray Antonio Alcalde. En la narrativa de la propaganda del gobierno alfarista la marcha del 8M en Jalisco se reportó con más de 70 mil asistentes y con un saldo blanco, aunque nada se dijo de los edificios y los comercios destrozados.