“Ya desapareciste, ya valiste verga”, decían agentes de Fiscalía a detenidos

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Guadalajara, Jalisco.- Horas más tarde de que Enrique Alfaro Ramírez, gobernador del estado, asegurara que “en Jalisco la gente tiene derecho a manifestarse”, un diseñador de 26 años, egresado de la Universidad de Guadalajara, era subido a una camioneta de la Fiscalía del Estado de Jalisco, bocabajo y esposado ¿El motivo de su detención? Protestar contra los abusos policiales ¿La razón? El asesinato de Giovanni López, golpeado hasta el cansancio por policías de Ixtlahuacán de los Membrillos.

La víctima ─de quien se reserva el nombre por razones de seguridad─, planeaba expresar su descontento contra las fuerzas policiales de la entidad, junto con decenas de personas más que se dieron cita el pasado 5 de junio en la sede principal de la Fiscalía del Estado de Jalisco, ubicada sobre la calle 14, en Colón Industrial. Esto en el marco de la segunda jornada de acciones por la muerte de Giovanni. No lo logró.

Este es su testimonio.

─¿Estuviste presente en la manifestación de un día, antes, en el Centro de Guadalajara?─, comienza el reportero.

─ No, hasta el día de ayer fue mi primera participación, pero fue frustrada─, responde el entrevistado.

─¿Cuál era tu intención al unirte a la manifestación de ayer?

─Un reclamo general, que creo que viene desde el pueblo, estamos hartos de que el abuso (policial) sea cotidiano y sistemático. Esto es una realidad que mucha gente vive en el país, pero no es reconocida por la mayoría, ¿sabes? Entonces mi participación iba desde ese punto: un llamado a la autoridad.

─¿De qué manera te enteras de la manfiestación?

─Vi un post en Instagram, de hecho, lo vi en la madrugada (del 5 de junio), fue todo muy rápido. Me enteré de eso, de que originalmente la manifestación era en sólo en Casa Jalisco, pero luego se citó a la segunda sede, frente a la Fiscalía.

Tras conocer la convocatoria, el entrevistado se coordinó con dos amigos para asistir. Lo hicieron en automóvil, mismo que dejaron estacionado en las inmediaciones de Plaza Las Torres, cuya distancia a pie de la Fiscalía, donde se encontrarían con otro grupo de conocidos, es de 15 minutos. Arribaron pocos minutos antes de las 17:00 horas, hora acordada para comenzar la manifestación.

─¿Tienes alguna filiación política? El gobernador Enrique Alfaro ha señalado que las quejas a su administración provienen de Morena.

─Conozco la información, pero no, y esa fue mi discusión principal con la autoridad. Están tratando de ponerle cara a un movimiento que es un reclamo general del pueblo. Ellos están buscando a alguien que lo incita, pero no.

─ ¿Cómo comienza todo?

Había un grupo de 10 personas (a pocas cuadras de la Fiscalía), sí los vimos, pero no pensamos ni en correr, aunque no estaban propiamente identificados y tenían camionetas atravesadas en la vía pública. Los güeyes con fusca.

Al pasar junto a ellos, los sujetos ─que jamás revelaron ser integrantes de la Fiscalía estatal, comandada por Gerardo Octavio Solís Gómez─, amagaron al pequeño grupo.

“Nos pararon, nos quitaron nuestras cosas, algo de dinero, una cadena (de joyería), y una gorra. Nuestros objetos personales. Fueron muy groseros con su lenguaje, no nos dieron un motivo de la detención”, relató el entrevistado.

─¿Qué les decían?─, prosigue el reportero.

Nos dijeron que nos iban a despedazar, que ya había valido verga, que nos iban a colgar con una manta y chingadera y media. Es de lo que me acuerdo, eran constantes los insultos, pero era una intimidación tipo narco: ‘ya desapareciste, ya valiste verga’.

Sin explicación alguna y sin estar sujetos a un proceso oficial, los ahora detenidos permanecieron alrededor de 30 minutos en la caja de la camioneta, esposados, soportando las amenazas de sus captores. Al poco tiempo otros dos menores se sumaron. El trato fue el mismo. “Estaban morros”.

Les tomaron fotografías, revisaron sus identificaciones y hasta sus conversaciones privadas en celulares.

Incluso, dos transeúntes que pasaban por el lugar estuvieron a punto de correr la misma suerte, relata la fuente. “Iban caminando, también fueron muy violentos con ellos, los querían subir a huevo, un hombre y una mujer, no les creían que eran vecinos de la colonia, los golpearon y luego los dejaron ir”. Tuvieron que mostrar sus identificaciones.

Sin poder librarse de la detención, el entrevistado logró observar que un par de los hombres que los vigilaban portaba identificadores de la Fiscalía: una gorra y un parche en un chaleco.

“La narrativa que tenían estas personas para infundir miedo, decían que estaban muy preocupados de que trajéramos cosas para incendiar, fueron muy insistentes: ‘¿con quién vienes?, ¿qué van a quemar?, ¿a quién se van a chingar? Era la misma narrativa de Alfaro, que estaba orquestado por personas de la Ciudad de México”, relata.

Por si fuera poco, y lejos de toda norma institucional, los elementos portaban bates, palos y hasta una manopla con la que golpeaban a los menores. “Se pasaron de lanza”.

Cuando finalmente los trasladaron del sitio en que fueron detenidos, el entrevistado y sus compañeros fueron colocados en una celda, con al menos 25 personas más. Ahí, la batería de preguntas se intensificó: “¿quién les está pagando?, ¿a qué partido perteneces? ¿quién es el intermediario? “.

Ya en la Fiscalía, ¿qué sucede?

─ Nos pusieron como en custodia, primero en las oficinas y después a la ‘jaula’, que es donde había más gente, como 25, pero había más gente, muchos morros, casi toda la gente estaba joven. Puros que atraparon yendo hacia la manifestación.

¿Continúo el interrogatorio?  ¿Los golpearon?

Su táctica no fue tan física, fue como una violencia sicológica, como que querían que cayéramos ante la presión, porque me estuvieron diciendo un montón que yo había sido el que quemó al policía, que porque mis tatuajes se parecían. Yo he visto videos, y les dije que no era yo, ni siquiera se le ven los tatuajes (al agresor del uniformado). Querían alianzas, nombres de personas.

Así, entre intimidación y violencia verbal, el entrevistado y sus compañeros, tras cinco horas de permanecer en cautiverio, fueron puestos en libertad, pero fue más una casualidad.

“No traíamos nada que nos pudiera incriminar. Ya había gente que sabía que iríamos a la manifestación, pero no llegamos nunca. En ese momento estábamos con los polis en una sala que tiene televisión”. Ahí, en medios de comunicación, nombres y rostros de personas no localizadas durante la protesta comenzaron a aparecer.

─Ah, no mames, ¿son ustedes? ─, les preguntaron los agentes.

─Sí, somos nosotros─, contestaron.

“Les empezó a caer presión, y empezaron a comunicarse con su comandante. A partir de ahí todo se aceleró. Nos hicieron una entrevista nomás, que en chinga nos pusiéramos nuestras cosas y vámonos. Pero ya nos hacían falta cosas”, explicó la fuente, aunque reconoció que fue la presión mediática la que los salvó, ya que a su salida decenas de personas continuaban encerradas.

─ ¿Qué pensaste mientras estuviste en manos de la Fiscalía? ─, pregunta el reportero para concluir.

─La neta, cuando nos agarraron yo pensé que ya había valido madre bien cabrón, pero me preocupaba más el impacto que tendría sobre mi familia, porque yo estaba vivo, pero ellos no lo sabían porque no tenía libertad de comunicárselo. Pero de todos modos los vi muy asustados (a los integrantes de Fiscalía), están muy acostumbrados a poner caras, nombres e intereses políticos.

Al cierre de la información al menos 28 manifestantes no han logrado ser localizados, según información de diversos organismos civiles. En tanto, las autoridades guardan silencio.