Filosofando
Criterios
Lo estamos viviendo. Ya hasta nos habíamos alegrado de que por fin abrieran los ojos nuestros legisladores y corrigieran o de plano eliminaran el atraco que significa la práctica de la subcontratación en el terreno laboral. Nuestros curros semi-anglófonos le nombran outsourcing, porque en inglés se oye más bonito. Pero es lo que es. Una maniobra para escamotear lo que mandata nuestro artículo 123 en materia laboral. O mandataba, habrá que puntualizar, pues desde que se aprobó la modificación laboral en 2012, entre que salía Calderón del poder ejecutivo y se instalaba Peña Nieto, nos aplicaron semejante trastada. Parece que todavía no hay poder humano que les vaya a la mano.
De los muchos obsequios que le han ido otorgando nuestros representantes populares al capital privado, éste puede disputarles la estafeta al despojo minero y al de los hidrocarburos. Cualquiera de los tres puede catalogarse como joya de la corona. O los tres, para no pelearnos. Aunque visto con realismo, sufren nuestros trabajadores tantas tropelías que borrarles sus conquistas laborales de un plumazo no fue detectado hasta hoy como tiro de gracia al movimiento obrero organizado, que sí lo fue. Legalizado en septiembre del 2012, a las postrimerías del sexenio de Calderón, nadie alzaba la voz para señalarlo o cuestionarlo. Entró de inmediato en vigor y es lo que rige.
¿Qué dicen, los que saben, que ha traído la aplicación de estas medidas en detrimento de la clase trabajadora? Casi nada: abusos laborales en su perjuicio directo; ausencia de inspección para revisar las condiciones de trabajo; artificios legales para reducir salarios y prestaciones; precarización del empleo; dada la permanente entrada y salida del mercado del trabajo, cancelación en los hechos del derecho a una jubilación digna; escamoteo de sus derechos a la seguridad social; negativa al reparto de utilidades; aparición de empresas virtuales, sin activos; simulación de empleos; empresas fantasma y efímeras… y más dagas de esta laya.
Luego nos salen con la cantilena de que es parte de la picaresca del mexicano, o que la corrupción somos todos, o que la virtud nacional es la evasión de nuestras obligaciones y más racionalizaciones, que apuntan a nuestra indolencia, a nuestra desidia connatural, a la irresponsabilidad pintada como virtud o idiosincrasia del mexicano.
Para ponerle números concretos, el senador por Morena, Napoleón Gómez Urrutia, al presentar su iniciativa para regular este adefesio legal que ha inficionado al país hasta los tuétanos, habló de que genera una evasión fiscal que rasca los 500 mil millones de pesos. Dijo que ya hay como ocho millones de trabajadores sometidos a este rasero y que la cuenta no deja de crecer. La evasión, por ejemplo, al IMSS le significa una suma de más de 50 mil millones de pesos. Estos números son muy serios, por lo que conviene hacerle caso al llamado de atención que eleva la aprobación de dicha iniciativa.
En la semana que corre, dicho documento fue discutido y aprobado en las comisiones tanto del trabajo y previsión social como la de estudios legislativos segunda del senado. Fue turnado al pleno para su aprobación. Pero la cáfila de legisladores que le responden a la Coparmex y no al pueblo de México, que es quien los instala en las curules con su voto, escabulleron la iniciativa. Primero rechazaron discutirla en comisiones; luego ni acudieron al pleno, suponiendo que con su ausencia no se juntaría el quórum legal necesario para aprobarla. No fue así. Los números de Morena y sus aliados le dan los escaños suficientes para sacar adelante dicha tarea.
Como su pase legal se veía inevitable, vino la talacha legaloide, la huizachada inocultable. Le hablaron a Monreal en la orejita y le indicaron el artificio, la treta, la coartada, para aplazarla y ganar tiempo, con la posibilidad de anularla al paso de los días. So pretexto de darle una mayor difusión, que sea discutida y mejor reflexionada, como para darle más fuerza seguramente, Ricardo Monreal, en su papel de presidente de la Jucopo (junta de coordinación política del senado) operó con los opositores sepultarle la iniciativa a Napito. El procedimiento de aprobación se pospuso. Dicho en otras palabras, en los hechos ya la enviaron a la congeladora. Veremos si vuelve a salir de ella.
El senador Gómez Urrutia presentó su iniciativa de ley para modificar la Ley Federal del trabajo y del Seguro Social en materia de subcontratación el día 29 de octubre de 2019. En esa fecha apareció publicada en la Gaceta del Senado. Como ya se dijo, trabajaron en ella las comisiones de Morena y de sus partidos aliados. Los del PAN, PRI, PRD, MC y del verde, se negaron a participar primero en su análisis y discusión. Luego buscaron boicotearla para que el pleno no obtuviera quórum y no saliera pues. Para convencer a Monreal de congelarla, arguyen que ahora sí quieren analizarla, revisarla y discutirla a fondo. Quiere decir que ya les llegó la urgencia de cavilarla.
¿Podremos creerles? ¿Quiénes son estos personajes? La clásica carpanta de vividores que jamás salen de los espacios del poder. Por el PAN: Mauricio Kuri y Josefina Vázquez Mota. Por el PRI: Miguel Ángel Osorio Chong. Por el PRD: Miguel Ángel Mancera Aguayo. Por el MC: Dante Delgado Ranauro. Por el Verde: Manuel Velasco. ¿Cuándo será que la clase obrera se cure de tanta lacra que dice protegerla? ¿O será verdad la maldición de que la clase obrera no va al paraíso? Tenemos todavía tormenta para rato.