Felipe Cobián Rosales
Apenas había cumplido medio año de existencia y en su número 10, del 1 de julio, la revista Punto Rojo (PR), que tenía todo para crecer y posicionarse en el mercado de lectores, sobre todo talento humano sobresaliente, desaparece desde ahora.
No habían transcurrido todavía ni 24 horas del cierre de casillas electorales, cuando el dueño del balón, jugador y árbitro dio por terminado abruptamente el partido que estaba a segundos de haber arrancado
José Félix Tarín vio seguramente que a él tampoco le favorecían los resultados de la elección en la que arrasaron Andrés Manuel López Obrador, a nivel nacional, y Enrique Alfaro en Jalisco, y cual niño caprichudo, o bipolar, agarró su balón y se lo llevó.
Tal vez sus proyectos, más que periodísticos, eran económicos o políticos. O ambos al mismo tiempo.
Quien gobernará la entidad pertenece a Movimiento Ciudadano; el que mandará en el país es el fundador y dirigente de Morena. Por tan repentino cierre de la revista, seguramente ninguno le cuadra para sus propósitos. Otra cosa hubiera sido, tal vez, si gana el tricolor.
Cualquiera que haya sido su enojo, Tarín, propietario de la empresa que hacía posible PR, anunció la tarde de ayer lunes 2 de julio –el “día después”– el fin de otra de sus aventuras periodísticas. Sin duda, la más acabada y seria de cuantas ha tenido.
Raro que esta publicación que empezó siendo mensual y que recientemente cambió de quincenal a semanal, su propietario decidiera cerrarla, justo después de las elecciones.
Aunque hace un mes el propio Tarín había dado síntomas de algún malestar al argumentar que estaba perdiendo mucho dinero, la verdad es que él, como muy buen vendedor de publicidad que es, nunca quiso patrocinios de esa naturaleza en su revista. En el mejor de los casos trató de venderla a muy elevados precios, aseguran sus cercanos.
En México, y en gran parte del mundo, no hay edición periódica de circulación masiva que se mantenga sin publicidad. Salvo un semanario que vive por su alta circulación, aunque tiempos recientes tampoco le ha ido bien. Una lástima. Ese fue el motivo del cierre de Proceso Jalisco.
De muy poco sirvió el esmero del director editorial de PR, Alberto Osorio, de conjuntar un buen equipo de colaboradores, entre quienes estaban elementos muy calificados que fueron parte del equipo en Proceso Jalisco.
Aparte de Osorio, trabajaron ahí el cartonista Qucho, Javier Ramírez, Juan José Doñán, Jorge Covarrubias, el fotógrafo Rafael del Río y Anna Gilda Lozano.
El resto del buen equipo de la revista que hoy concluye su vida, lo conformaron: Raymundo González, Luis Enrique Sánchez, Ernesto Castro, Sergio Hernández, César Huerta, Melva Frutos, Nivia Cervantes, Arturo Campos, Luis Hernández, Víctor Hugo Valdivia, Jesús Sánchez, Erandini Aparicio y Eduardo González.
Da tristeza cuando desaparece un medio. Como que se va parte de uno mismo. Es una fuente de empleo menos, y de expresión, particularmente.