- La SCJN vs la corrupción en la prensa; esto agrada a la ONU-DH
- La actividad industrial en camino seguro rumbo a la recuperación
La Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH) se congratuló, y nosotros nos felicitamos con ella, porque la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) resolvió el amparo en revisión 308/2020 en contra de la Ley General de Comunicación Social, interpuesto por la organización Artículo 19.
Las autoridades gubernamentales usaban dinero público para controlar a los medios de información. En la práctica, concluyó el máximo tribunal, esa política “puede tener efectos equivalentes a la censura, por premiar o castigar a medios según sus posiciones”, señaló Guillermo Fernández-Maldonado, Representante de la ONU-DH en México. Y yo digo: tales recursos eran usados para censurar a los medios y a periodistas. “No te pago para queme pegues”, dijo alguna vez a la revista Proceso aquel presidente que se ufanó de ser “el último presidente de la revolución”: José López Portillo.
La decisión de la Primera Sala de la SCJN, dijo la Oficina del Alto Comisionado, determinó que la Ley General de Comunicación Social no cumplía con el artículo 134 constitucional, al omitir la inclusión de procedimientos y criterios que regularan el gasto en comunicación social y limitaran la discrecionalidad en la asignación de dicho gasto. Esta omisión legislativa contiene serios riesgos para la libertad de expresión.
La Suprema Corte de Justicia de la Nación determinó que la Ley General de Comunicación Social omite procedimientos y criterios para regular el gasto en comunicación social y limitar la discrecionalidad en su asignación.
Ahora, la palabra la tiene el Congreso de la Unión. Diputados y senadores tienen ahora la oportunidad, en su actual periodo de sesiones, de integrar en la legislación mexicana los estándares internacionales y las reiteradas recomendaciones internacionales dirigidas a México en materia de libertad de expresión, de forma que se asegure que los recursos destinados a la publicidad oficial estén efectivamente puestos al servicio de los intereses de la sociedad”, como lo declaró el Alto Comisionado, Fernández-Maldonado.
En otros asuntos públicos, la pandemia de covid-19 destruyó gran cantidad de pequeñas y medianas empresas, obviamente las que no tenían las fortalezas suficientes para soportar un terremoto de la magnitud de los que ocasiona el SARS-Cov-2; aumentó preocupantemente el desempleo y la pobreza. Sin embargo, a casi dos años de sufrimiento y muerte, la recuperación sigue su ritmo, lento pero seguro; como previmos en este espacio, pian pianito.
El INEGI acaba de dar a conocer las cifras del comportamiento de la actividad industrial (nacional) en julio, y las de la actividad industrial por entidad federativa de mayo, que no dejan lugar a dudas que la recuperación se está dando.
El Indicador Mensual de la Actividad Industrial (IMAI) aumentó 1.1% en términos reales, en julio, en comparación con su comportamiento en junio.
Los sectores de Generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, suministro de agua y de gas por ductos al consumidor final, así como el de las Industrias manufactureras crecieron 1.4% en lo individual; la industria de la Construcción creció 0.6%, en tanto que la Minería disminuyó 0.3%.
Sin embargo, en términos reales, la Producción Industrial se incrementó 8%. Por sectores de actividad económica, la Construcción se elevó 16.6%, las Industrias manufactureras fueron mayores en 7%, la Generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, suministro de agua y de gas por ductos al consumidor final 4.1% y la Minería ascendió 3.4 por ciento.
O sea que, viendo las cifras, hay lugar para el optimismo. No dispongo, por el momento, las cifras del comportamiento del empleo, pero los porcentajes de crecimiento dados por el INEGI indican que crecen también los puestos de trabajo.
Por entidad federativa, con cifras de mayo, el Indicador Mensual de la Actividad Industrial es también prometedor. Las entidades que, en términos reales, registraron los mayores incrementos mensuales en su Actividad Industrial son: Oaxaca, Baja California Sur, Morelos, Nayarit, Tabasco, Zacatecas y México.
Las entidades que mostraron los aumentos más significativos en términos reales en su Producción Industrial, en su comparación anual, fueron: Puebla, Zacatecas, Aguascalientes, Oaxaca, Guanajuato, Guerrero y Morelos, con series desestacionalizadas, frente al quinto mes de 2020.
INEGI presentó también los resultados de las cifras originales para el total de la actividad industrial y cada uno de los sectores que componen la actividad estatal. Así, en el sector de la Minería destacaron los ascensos anuales en Oaxaca, Guerrero y Zacatecas; en la Generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, suministro de agua y gas por ductos al consumidor final sobresalieron las alzas en Morelos, Chiapas, Puebla y Quintana Roo; en la Construcción, los avances en Tabasco, Campeche y Oaxaca, y en las Industrias manufactureras los crecimientos más importantes, a tasa anual, fueron en Puebla, Aguascalientes, Zacatecas, Guanajuato y Morelos.