Análisis a Fondo: Mayor inflación, dinero caro

Francisco Gómez Maza

Mayor inflación, dinero caro

  • Horizonte económico muy nebuloso
  • Altos precios de alimentos y petróleo

08 de abril de 2022.- La llamada tasa de interés interbancaria (TII), base para fijar el precio del dinero, del crédito, del ahorro y la inversión, estaba en 6.5% este jueves. Pero le cayó el chahuistle… y todo se derrumbó.

Y el dinero continúa encareciéndose. Dicen los gurúes del Banco de México que para controlar la inflación… Ummm.

No se extrañe que un día de esta semana se levante de la cama para prepararse, desayunar e ir a la oficina y se tope con que la tasa de interés haya sido fijada en 8% anual.

Todo es posible cuando se quiere aplicar una política monetaria que no funciona, porque no se conoce otra. O se mantiene un modelo económico librecambista, fondomonetarista, neoliberal.

Qué golpazo para sus planes de refinanciar sus operaciones, o impulsar la producción de su fábrica de ladrillos.

Otra subida de la tasa de interés es inevitable, para controlar la inflación (dicen los teóricos de la ciencia económica), objetivo que no logran concretar. Nunca lo he visto. Quizá porque no miden ni toman en cuenta los factores emocionales que contribuyen al encarecimiento.  Pero el dinero estará más caro. Y la recuperación de la economía, golpeada por la pandemia y la crisis mundial. Ahora sí lo creo. Alta inflación y crecimiento económico subdesarrollado.

Algo falló, doctora Victoria Rodríguez Ceja. ¿Falló la política monetaria? ¿O la economía nacional está tan débil, que no soportó las presiones de los coletazos de la pandemia de coronavirus, y la guerra non sancta junto al Mar Negro?

Ni duda cabe que 2022 será un año de vacas flacas para los mexicanos pobres. Y esto no es pronóstico econométrico, Ni menos fantasía de lectora de las cartas del Tarot. No les va a alcanzar a los pobres, para medio sobrevivir, lo que les da el gobierno de López Obrador. Muchos no tienen trabajo y los que lo tienen pues no son justamente remunerados. El apretón de tripas ya es fuerte.

Ahora, los mexicanos, los agentes económicos, tendrán que hacer de tripas corazón para chutarse una tasa de interés por lo menos del 8%, porque la inflación creció casi 8 por ciento anual.

En marzo de 2022, como debió de haberlo hecho público El Independiente, el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) presentó una variación de 0.99%, respecto a lo que creció en febrero. Y con este resultado, la inflación general anual aumentó 7.45%.

La realidad insoslayable y muy preocupante es que México ha venido enfrentado un entorno de elevada inflación, en el cual las presiones al alza sobre los precios de múltiples bienes y servicios, derivadas de los choques ocasionados por la pandemia de covid-19, han ido intensificándose.

Así, la inflación general anual se ha mantenido muy por arriba de la meta oficial, la del Banco de México, de 3%, alcanzando al cierre de 2021 niveles no vistos en dos décadas.

Los miembros de la Junta de Gobierno del Banco de México han asegurado que seguirán enfocados en lograr la convergencia de la inflación en horizonte en el que opera la política monetaria, procurando condiciones que contribuyan a enfrentar de mejor manera los retos adicionales, que pudieran presentarse, incluyendo condiciones monetarias y financieras globales más restrictivas.

La verdad es que el panorama para la inflación es muy complejo y más el ambiente de marcada incertidumbre. La inflación mundial sigue aumentando, presionada por los cuellos de botella en las cadenas globales de suministro, la recomposición del gasto hacia mercancías, los elevados precios de alimentos y energéticos, así como la recuperación de algunos servicios.

El conflicto geopolítico entre Este y Oeste ha aumentado las presiones globales. Los precios de las materias primas han registrado incrementos importantes, comportamiento que podría mantenerse hasta 2023.

Esta realidad sugiere que la convergencia de la inflación hacia las metas de sus respectivos bancos centrales podría retrasarse más de lo previsto. Pero lo gravísimo es que la inflación global sigue aumentando, presionada por los cuellos de botella y por los elevados precios de alimentos y energéticos. Bien digo que la certidumbre del futuro es la incertidumbre.