Análisis a Fondo: Encuentro, sin pena ni gloria

Francisco Gómez Maza

Encuentro, sin pena ni gloria

  • Se oyeron, pero ¿se escucharon?
  • La incomprensión está en el ADN

13 de julio de 2022.- México y Estados Unidos. Como el agua y el aceite. Si estos se agitan, pareciera que se fusionan. Pero siempre estarán separados el uno del otro. La incomprensión está en el ADN de los anglos y en el de los latinos. A veces hablan, pero no dialogan; no se escuchan. Y generalmente creen que se convencieron el uno al otro.

Así pareció el encuentro entre Joseph Biden, el debilitado e impopular presidente de los Estados Unidos, y el mandatario mexicano, Andrés Manuel López Obrador, que llevó a la conversación por lo menos cinco propuestas de política que puede ser que haya captado Biden. Los siguientes meses lo dirán.

Pero de lo que ambos mandatarios conversaron en privado, o lo que habló la vicepresidenta Kamala Harris en su desayuno de bienvenida con López Obrador, solamente ellos, la inteligencia de la Casa Blanca y los muros de la Oficina Oval lo sabrán.

Ojo: Biden le manifestó al mexicano que su gobierno, el de EU, ha actuado contra el tráfico y producción de fentanilo, sustancia que ha provocado miles de muertes en su país. Claro. Y continuará provocando porque el asunto de las drogas podría resolverse si se considerara su consumo como un problema de salud y no como un delito penal.

Pero la pregunta al estadounidense es obvia. Se sigue de sus propias palabras: Qué ha hecho el gobierno y el sistema estadounidense para parar el exagerado consumo del fentanilo y de otras drogas entre la población de Estados Unidos. Si hay consumo pues habrá oferta, y una gran oferta.

Importante es que el gobierno de Biden actúe contra el tráfico de personas, contra armas y drogas, en especial el fentanilo, como lo dijo en público el señor Biden. Sin embargo, donde tendría que poner mayor énfasis es en programas de salud para buscar que menos gente se vaya al consumo de estupefacientes, porque los drogadictos en Estados Unidos son legiones, un mercado cautivo para los traficantes mexicanos, colombianos, venezolanos, rusos, chinos y, especialmente, estadounidenses.

Biden reclamó, no obstante, que todos los países de la región al sur del río Bravo, “se unan a nosotros” en contra del narcotráfico, ¿y para parar las caravanas de migrantes que dejan su país para intentar el sueño americano?… recordándole a AMLO los 53 migrantes, entre ellos 26 mexicanos, fallecidos el mes pasado dentro de un tráiler abandonado en San Antonio, Texas.

Joe Biden presumió que su gobierno desplegó miles de efectivos en la frontera con México, donde se han hecho por lo menos 3 mil arrestos relacionados con el narcotráfico.

Pero la migración forzada no se resolverá más que con programas de desarrollo, que arraiguen a los campesinos en sus países. Aminorar la pobreza. Los migrantes van a Estados Unidos porque la vida les es imposible en sus lugares de origen, donde se enseñorea la pobreza y la miseria.

El mexicano basó su propuesta al gobierno de Biden en cinco puntos básicos de cooperación: Los grandes desafíos demandan un programa atrevido de desarrollo y bienestar, además de estrechar aún más los lazos de amistad y cooperación.

El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) propuso a su par en Estados Unidos, un plan para ‘meterle’ un gol al aumento de la inflación: Garantizar el abasto de gasolina; más de mil kilómetros de gasoductos a lo largo de la frontera sur con México, suspensión de las medidas reglamentarias y trámites en comercio de alimentos y otros bienes, que aminoren precios a consumidores, e Iniciar un plan de inversión privada y pública entre los dos países.

El presidente mexicano le propuso Biden visas temporales de trabajo que asegurarían, que no se paralice la economía por falta de mano de obra, también legalizar a migrantes que trabajan y contribuyen a la economía. Pero la verdad es que, sin un programa, no será posible resolver los problemas que obligan a la migración.

Y ahí quedaron las palabras, las de Biden y las de AMLO. No hay muchas esperanzas de que el estado de cosas cambie.

Mientras hablaba, Joe Biden tenía frente a sí a la OTAN en pleno, a Ucrania, a Putin y a Xi Jinping, Y estos son más importantes para él. América Latina puede esperar a que caiga Putin.