Raúl de la Cruz
Viernes 10 de mayo de 2024.- Ningún otro boxeador en la historia de ese deporte había exigido tanto dinero por una pelea, sobre todo, contra uno que le puede ganar: David Benavidez, aunque no sea un peleador del otro mundo. Regular, mediano, un auténtico tira piedras.
No obstante, tiene poder altura y alcance. Atributos que tuvo Dimitri Bivol que lo venció contundentemente. Pero por qué exigir tal cantidad de dólares. Solo tiene una explicación lógica: ya se quiere jubilar porque él cree que va a dejar una herencia de éxito en el boxeo internacional. Su enfermiza soberbia no le alcanza a ver más allá de sus narices.
Porque toda la gente que lo rodea son unos lame pollas, nadie lo cuestiona, nadie lo orienta. Todo se hace conforme a su empírica forma de ser. Recuerdo que, en alguna ocasión, en un evento, en el Tlaquepaque de Miguel Castro, al final tuvo un diálogo con su hermano Rigoberto sobre Edison Reynoso. “Rigo, me vale madre lo que diga él, la última palabra la tengo yo, que te queda claro”. Y hasta la fecha.
Ya había exigido esa cantidad de dinero por pelear contra el mentado Moustro antes de firmar el compromiso con Jaime Munguía. En una clara indirecta hacia Arabia Saudita y la respuesta no se hizo esperar. ¡No! Benavidez peleará contra el ganador Bivol-Beterbiev que estaba programada para el uno de junio pero que fue pospuesta por una lesión del campeón unificado de los semipesados. Bivol peleará contra otro rival.
A pesar de que volvió a pedir esa bolsa, nadie, absolutamente nadie, de los promotores y televisoras ha dicho esta boca es mía. Seguramente no habrá quién le pague tal cantidad de dinero. En mi concepto, porque no tiene la credibilidad suficiente.
En esta oportunidad prácticamente me abstuve de expresar una opinión sobre su pelea contra Munguía porque antes de la misma opiné y pasó prácticamente lo que había dicho aquí mismo en Partidero.
El boxeo es tan corrupto que planea muy bien las peleas para entregárselas en bandeja de plata al peleador más rentable, desde el punto de vista económico. El duelo entre Munguía y Ryder tuvo esa intención. Canelo no “pudo” noquear al inglés y Munguía lo despachó por la vía del cloroformo, por lo tanto, era el candidato ideal para el negocio redondo.
Por el otro lado, me parece totalmente condenable la censura de David Faitelson y Ricardo Celis que no les dieron la acreditación para cubrir la función del Canelo. Aunque el peleador cobardemente lo niegue, así es de culero, fue quien dio la orden para que no los dejarán entrar “para que quieren venir sí, de todos modos, no les doy gusto”, dijo.
Lo más condenable del caso es que hubo “colegas” lame botas que festejaron la censura a éstos dos compañeros. Se ha sentado un precedente porque ni los grandes figurones del boxeo recurrieron a ese tipo de medidas. Y así quiere reconocimiento y credibilidad. ¡jamás!