Les rois du Monde

Les Rois Du Monde

Alfonszo Rubio Delgado

Hace algunos ayeres, cumplió años mi hija. Cómo toda quinceañera, exigió las formalidades propias de su edad: Chambelanes, fiesta, música, ceremonia religiosa etc. En todo ello, me llamó la atención una canción. Su nombre responde al título del presente escrito. Confieso que me gustó el ritmo. Me entusiasmó la pieza en sí. Los jóvenes, en ese momento, la disfrutaron. Me pareció una pieza elegante, extraordinaria. Expresada en el idioma más altivo y de alta prosapia, como pienso que es el francés.

Tiempo después, de forma accidental, descubrí el mensaje. Quizás por el atractivo de su ritmo y no por su contenido era tan solícita. Aunque pecaría de soberbio al pensar que sólo yo capto los envíos en mi medio. Tampoco sé hasta donde esté faltando al respeto a las nuevas generaciones. El caso es que “Les Rois Du Monde“, es la primera canción de protesta que he escuchado a nivel planeta. Del grupo “Romeo y Julieta“.

Había escuchado a Óscar Chávez, Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Juan Manuel Serrat etc. Todos ellos me parecen extraordinarios. Pero sus prédicas apuntan a entes concretos. Mismos que, en su momento, dieron acuse de recibido, supongo. Sin embargo, el personaje aludido por la canción citada es etérico. Está cargado de misterio. A quienes lo “adivinan” los tachan de “conspiranoicos”, con toda la gravedad que acarrea el concepto. A muchos les corre el cortisol por la superficie dérmica cuando escuchan hablar de esos entes. Bajo sus caprichos parece que existimos. Anunaki, Bildelbergs, Illuminati, los Caídos, Elohims etc. Son los nombres que les ha asignado la colectividad.

Ellos, al parecer, son bestias insaciables, aunque con raciocinio. Son los dueños del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional. Instituciones de mayor solvencia económica en el planeta. Aun así, nunca generan ganancias. Aunque son agiotistas. Ni aquellas se redistribuyen entre los miembros de la tribu humana. Aquellos tipos, no son hombres. Un hombre siempre da la cara.

No son dioses porque Dios siempre es visible para quienes saben verlo. No son justos. El tesoro se reparte de forma ventajosa. Están de acuerdo con el desequilibrio moral, económico y político. Promueven la desesperación de la gente. También la sobreproducción de bienes y culpan a la gente por la contaminación. Promueven la reducción de la población mundial. También la homosexualizacion de las masas. Programas educativos perversos y velados. Buscan confundir a los niños atacando su inocencia. Exigen que se les pregunte sobre su identidad sexual, atacando con ello lo más delicado del género humano.

El caso es que la humanidad enfrenta al más difícil y escurridizo de sus enemigos. La prueba más grande jamás realizada. Su mayor desafío. Su más grande revolución. Ello, insinuado quizás, en una canción de protesta.

¡Saludos amig@s!