Felipe Cobián Rosales
¿Qué sucederá el primer domingo de julio, y después, luego de que las elecciones han estado precedidas por campañas pobres en propuestas y abundantes en acusaciones entre candidatos y por querellas judiciales?
Todos los candidatos presidenciales, por ejemplo, han hablado de terminar con la corrupción, ese cáncer que corroe todas las instituciones gubernamentales de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba, pero no han dicho cómo.
Andrés Manuel López Obrador, el puntero de los cuatro aspirantes –y con muchos puntos arriba–, a cada paso dice que terminará con la mafia del poder que encabezan, en contubernio, el PRI y el PAN (Prián). Asegura que lo hará como se barren las escaleras, de arriba hacia abajo para terminar con la corrupción y que él como es honesto, pondrá el ejemplo.
Sin embargo, con sus declaraciones y con sus hechos se contradice:
Primero, porque él mismo no ha rendido cuentas claras de su partido que preside junto con sus hijos ni cómo exactamente es que ha estado en campaña permanente sin que se sepa a ciencia cierta quién o quiénes cargan con sus gastos.
Segundo, AMLO está rodeado por gente acusada, al menos, de dudoso proceder como Layda Sansores, postulada a la alcaldía de Álvaro Obregón en la Ciudad de México; Elba Esther Gordillo, expresidiaria por corrupción y el líder minero prófugo Napoleón Gómez Urrutia que se apoderó de 50 millones de dólares de su sindicato, en la lista de candidatos plurinominales al Senado.
Esto sin contar a Claudia Sheinbaun que va de gobernadora de la CDMX y se le señala como responsable de autorizar en la Delegación Tlalpan, construcciones que se derrumbaron en el sismo del 19 de septiembre pasado, como la del Colegio Rebsamen que ocasionó la muerte de más de 20 niños. Esto sin contar a Marcelo Ebrard, presunto responsable de la mala construcción de la línea 12 del Metro.
Ni qué decir de los Bejarano-Padierna, Ponce… Dime de quién te rodeas y te diré si te ayudarán a barrer el mugrero.
Al panista Ricardo Anaya se le ha denunciado penalmente por lavado de dinero en la compraventa de terrenos y naves industriales, independientemente de cómo llegó a la candidatura, suplantando a sus correligionarios y aprovechándose de los recursos del partido para sí mismo.
Las denuncias en su contra son varias y él, ante la falta de argumentos responde que es porque quiere meter a la cárcel a Peña Nieto. ¿Habrá quién lo crea?
A José Antonio Meade lo involucran en las corruptelas del presidente Peña y Anaya lo denuncia penalmente, junto con Felipe Calderón, en el fraude de la constructora brasileña Odebrech en México.
¿A quién irle? Resulta difícil, cuando el independiente Jaime Rodríguez, El Bronco, llegó a la candidatura con procedimientos inapropiados y se le denuncia por el uso indebidos de recursos públicos.
En el plano estatal, la guerra sucia entre Enrique Alfaro, de Movimiento Ciudadano y Carlos Lomelí, de Morena, no para e igual, los asuntos de corruptelas han ido a parar a la Fiscalía y a la Procuraduría General de la República y ni uno ni otro parecen ruborizarse mayormente.
¿A dónde vamos a parar? Ya escribiremos más al respecto.