Aires de Amula

Aires de Amula

Gabriel Michel Padilla

Foto: Parroquia de El Limón, Jal., Acuarela de Monroy

1.-Autlán Como un romance de joyeles, escrito de pasado y manganeso, es la ciudad episcopal de catedral de piedra. Su carnaval desenfrenado con euforia y sus calles tronadas de piropos, hacen vestir a la mujer de gloria, a sus campos con plumaje de loros y sus tardes con sangre de los toros. Desde un modesto barrio, hecho de acordes de guitarra, logró Carlos Santana, en las noches de lirios y luceros, que su Zamba se oyera hasta el infierno.

2.-El Limón Cinco cerros de ozotes y robles lo rodean. Del Narigón, su cerro sacro, en murmullo de plata descienden sus arroyos y al llegar a sus puentes, cantan salmos. Oh pueblo risueño: a sus balnearios de aguas tibias, bajan desde el Olimpo las diosas y las musas y se bañan en junta de mujeres. En sus casonas viejas, hay pozos para esconder muchachas, que ansioso rebuscaba Pedro Zamora el general bandido.

3.-Ejutla Si alguien desea ver torres, en un diálogo eterno con el cosmos y un Cristo Rey cobijando un pueblo, que vaya rumbo a Ejutla. Por las noches, las lumbres de su cielo señalan el camino de los peones que van arreando mulas desde el campo de cañas al trapiche, entonando en un coro “El Alabado”. Nadie ha podido descifrar la magia de tu esencia, tampoco el embrujo del silencio encadenado por las monjas, entre los muros de su monasterio. En su presa “La Piedras”, se hacen torneos de pesca de lobina. Oh, Ejutla, la de magia y misticismo, la del mártir ahorcado bajo un mango.

4.-El Grullo Zacapala, la que en siglos pasados te heredó su nombre en castellano, también te regaló sus chirimías, sus danzas y plumajes, sus flautas y tambores, que luego se añejaron en los siglos y se volvieron mariachis y galas orquestales, trombones, tubas y cornos ingleses, bajo la fría batuta de don Estanislao. En sus palenques y sus ruedos taurinos, aún resuenan en murmullo, los requiebros bravos y atrevidos del licenciado  Sergio Corona Blacke.    

5.-Tuxcacuesco En el tambor de lumbre de su suelo, escribió Pedro Páramo su hazaña. Por sus viejos adobes hechos muros, escalan inquietos los jazmines, donde Rulfo nos cuenta “El Llano en Llamas”. Pero en medio de su calor, como una flecha fresca, lo atraviesa el río y cuando cae la noche, le arrulla con aroma de sus rezos y de tonadas viejas. En el subsuelo se conservan los antiguos vestigios de la raza indiana, que a Isabel Kelly dejaron perpleja y asombrada.

6.-Unión de Tula La hacienda San Cristóbal y sus campos se transformaron en Unión de Tula, sus valles se volvieron maizales, y de las viejas cuerdas musicales, en una nueva caja de sonido, como un himno brotó este pueblo nuevo, de festival eterno. Las naves zodiacales a él  se encaminaron y le dieron la luz de su esplendor y su progreso. Sus torres son grandiosas, se divisan del cielo.

7.-Juchitlán Flor o lugar de flores, significa su nombre, al llegar a este pueblo por la ruta Manila, me llegan los recuerdos, de rumor de trigales, escoltando sus torres con tañer de campanas, eres uno de tantos y eres único, oh pueblo de pasada.

8.-Tonaya Noche de la Asunción, Candelarias y Petras, las hijas de este pueblo tienen labios orgánicos, con dibujos de pétalos de rosas que no suelen usar púrpura postiza. Sus montañas surcadas con agave, más que patrimonio de alguna humanidad, son deleite a los ojos. Los volcanes atisban desde oriente, cuidando que las diosas del mezcal nos hereden un poco de su esencia.

9.-Atengo Hay en sus calles, con el viento de otoño, fuga de buganvilias y de aromas de flor de clavellinas y en medio de jornadas septembrinas, tu Virgen de renombre, en medio de mariachis y danzas primitivas, se vuelve Romería, que en júbilo camina a su santuario a celebrar su gloria y santidad, pero encima de todo su gran Natividad. Llega Madre a tu templo, ¡Poderosa!

10.-Tecolotlán De la mano de frailes franciscanos, las antiguas parvadas de búhos o tecolotes, se volvieron palomas de convento y ahí se forjaron sus nuevos sentimientos: amor por el trabajo, la construcción de templos, mansiones coloniales, amor a la cultura y un carnaval de algarabía y de mujeres bellas.

11.-Cuautla La iluminada torre de tu iglesia y tu cúpula blanca, llena de luz de aurora, pastorean diligentes al caserío de tejas coloradas. En el atrio de aroma de tezontle, hay rumor de pasquín de rezanderas. Qué dieran tus migrantes, por tenerte, cada mañana en Texas, California o de noche en Chicago.

12.-Ayutla Por el camino a Talpa, me encontré con el pueblo hecho de sueños, ahí la herencia hispana de charros y jinetes se incorporó a la sangre de Cuauhtémoc. ¡Oh, Tortuga Sagrada, hecha de piedra! desde tu vieja iglesia, bendice a los gozosos peregrinos que cargan en sus pechos esperanzas, ponles agua bendita y dales alcanfor que fortalezca. ¡Deben llegar a Talpa!

13.-Tenamaztlán Yo miro en tus añejos empedrados un sabor a “viacrucis”, tus rancios caserones son palacios de Herodes y Pilatos; tus capillas, son las casas de Anás y de Caifás, y el camino hacia el templo, de adobes colorados, parece que lo alfombran con mil charcos de sangre derramada.

14.-Chiquilistlán Asentado en la sierra, junto a espejos de cedros, de robles y oyameles, donde hay sabor eterno de borrego al pastor; las rocas de sus lomas  se hacen luz con entrañas de agua nueva; algunas se vuelven frailes, que diario rezan maitines mirando tus callejones. Mientras Tapalpa te abraza, tú devuelves ternura, que sale de tu entraña. Chiquilistlán siempre viste sarapes de borregos prietos, sus niñas todas llevan un muy leve rubor, como etiqueta.

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