ALEJANDRO EL MACEDONIO Y EL MUCHACHO PERSA

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Atrás de la historia de un muchacho descendiente de Ciro El Grande, convertido en eunuco y quien es comprado para regalo del rey persa Darío, se escribe la novela histórica de la creación del imperio más grande de la antigüedad, por el apasionante personaje Alejandro de Macedonia.
Proclamado rey tras el asesinato de su padre, el joven Alejandro se lanza a la conquista del mundo y a una vida que desembocará en su muerte a los 32 años. Quien narra esta historia es Bagoas el eunuco, su servidor preferido, que mantiene con él una relación cálida, admirativa y no exenta  de cierta ambigüedad, lo que motivó que en la España franquista, la novela fuera prohibida por la censura.
Bagoas aparece mencionado por primera vez en Curcio: “Habiendo recibido un salvoconducto, Nabarzanes acudió a él (Alejandro) ofreciéndole muchos presentes. Entre estos se encontraba Bagoas, un eunuco adolescente de extraordinaria belleza y en la flor de la adolescencia, que había sido amado por Dario y fue posteriormente amado por Alejandro;”
Para los estudiosos de la obra de Mary Renault  –seudónimo de Mary Challans— con ”El muchacho persa”, la novela histórica mantiene ese nivel al que la llevaron Robert Graves y Marguerite Yourcenar. Con ella se demuestra de qué forma una alta solvencia literaria puede rescatar del pasado más remoto a un personaje angular en la historia de la humanidad, devolviéndonos a un Alejandro Magno con todo su espesor dramático.
Es la narración una descripción llena de matices emocionales, históricos y humanos, sólo posibles en una escritora como ella, quien hace gala de su alta sensibilidad para adentrarse en los complejos personajes de la obra. ¿Cómo entender la sensibilidad y visión de un eunuco, con todas sus tensiones y   contradicciones, causadas por el trauma sicológico y hormonal que le genera la castración en su niñez? Y sin embargo Renault hace de ese mundo una obra de arte acabada y pulida. Logra además a través de la visión de su personaje central, penetrar en el mundo complejo, enloquecido y genial del otro personaje, el histórico.
Renault nació en Londres en 1905; estudió en la Universidad de Oxford y fue enfermera durante la segunda guerra mundial, instalándose después en Sudáfrica. Su pasión por la antigüedad griega, su erudición y su capacidad fabuladora la llevaron a cultivar la novela histórica. Su obra más conocida es la biografía novelada de Alejandro Magno, que se inicia con “Fuego del paraíso” y continúa en “El Muchacho Persa”. Murió en 1983.
Fascinante es también la relación entre Alejandro y Hefeistión, amigos desde la niñez y ambos alumnos de Aristóteles. Se consideraban a sí mismos la reencarnación de Aquiles y Patroclo, por lo que se asumían como predestinados. En las notas de “El muchacho persa” nos dice la autora que: “Dadas las circunstancias, puede suponerse casi con toda certeza que Hefeistión fue su amante a pesar de que ello no se afirma en ningún lugar.”
De la relación de dichos personajes, y de su parecido con sus referentes míticos la autora nos dice también que: “Si bien los relatos a propósito de las enfermedades de Alejandro no resultan lógicos, es indudable que éste sufrió ciertos trastornos mentales a la muerte de Hefeistión. No puede saberse si tal perturbación se repitió. La naturaleza de Alejandro era una especie de muelle en espiral. Las tensiones de su infancia exigían la compensación del triunfo; el triunfo acumulaba responsabilidades y, al mismo tiempo, era un acicate para ulteriores triunfos;”
Nos dice Renault que los modernos historiadores ponen en duda el relato de Plutarco a propósito de un hijo habido de la viuda de Mennón, tras la caída de Damasco y en ninguna otra parte se comenta que hubiera tenido una amante. Concluye que Bagoas, (narrador de la novela) es la única persona que se nombra explícitamente en las fuentes en calidad de eromenos de Alejandro.
Muchos de los conceptos que aplicaba Alejandro en su conquista del mundo los toma de Ciro el Grande, por ejemplo, dejar que siguieran gobernando a sus pueblos los sátrapas y reyes que habían sido derrotados en el campo de batalla, a quienes se les imponían condiciones, entre otras, que si se rebelaban eran destruidos sus pueblos, hasta dejar solo polvo de ellos. Esas reglas siguieron aplicándose por los romanos, Julio César lo hizo en sus conquistas.
Las distintas versiones sobre la muerte de Alejandro y las manifestaciones de duelo de sus tropas, hacen patente su calidad de líder excepcional y el afecto que le tenían aquellos que lo siguieron a través de la conquista del mundo, a lo que se refiere Renault: “Después del gesto de las tropas junto al lecho de muerte de Alejandro, acontecimiento único en la Historia, resulta en cierto modo sorprendente que se nos diga que pocas personas lamentaron su muerte.”
Otro personaje que impacta la historia de Alejandro es Sisigambis, la reina madre de Persia (madre de Dario al que desconoció por su cobardía en el frente de batalla), que consideraba a Alejandro su hijo, a quien le dispensaba un gran afecto, como sucedió con todos los que conocieron y trataron de cerca al héroe. Cuando le comunicaron a Sisigambis la muerte de Alejandro, se despidió de su familia, se encerró sin comida y murió a los cinco días.
Aristóteles al discutir la naturaleza del  hombre superior expresó a sus alumnos, entre los que estaba Alejandro: “La verdadera realización del amor propio está en amarse a sí mismo, en ser indulgente con los apetitos y considerarlos como virtudes y proezas nobles, en preferir la muerte después de una hora de gloria que vivir una vida ociosa, en esforzarse por compartir la dignidad moral del león.” Así se forjó el líder más grande la historia.

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