Alí Chumacero, poeta.
Josefina Reyes Quintanar
Octavio Paz lo llamaba “El mago de las letras”. Él se describía a sí mismo como un “obrero de las letras”, debido al oficio de corrector y tipógrafo que llevó a cabo durante más de 60 años en el Fondo de Cultura Económica. Estudiante de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM allá por los años 30´s, a donde se mudó después de su paso por la ciudad de Guadalajara, aunque era oriundo de Acaponeta Nayarit. Alí Chumacero es, desde mi punto de vista, uno de los poetas olvidados e injustamente relegados de nuestros tiempos.
Atesoro mucho sus escritos, porque en mis tiempos mozos fue Alí Chumacero quien me presentó el mundo de la poesía, con ese pequeño pero meritorio libro de poemas “Páramo de sueños”. Fue el descubrimiento de un nuevo continente literario. Sólo creo 3 obras en su vida, suficientes para darle la fama e inmortalidad dentro de los mejores escritores mexicanos. A Rulfo sólo le bastaron 2 para llegar a donde mismo. Fue famoso por la corrección a “Pedro Páramo” además de cientos de obras para el FCE. Corre el rumor de haberla mejorado drásticamente con su corrección, aunque Alí lo negó limitándose a cambiar una palabra según dijo.
Con la influencia de poetas como Xavier Villaurrutia, José Gorostiza, Paul Válery, T. S. Eliot entre otros, Alí Chumacero realizó 3 obras poéticas: Páramo de sueños (1944), Imágenes desterradas (1948) y Palabras en reposo (1956); con la presencia constante de pensamientos referentes al silencio, el sueño, la soledad, el tiempo, la angustia, el erotismo y la muerte.
Después de la creación de la revista Tierra Nueva (publicación que fue considerada una de las revistas más importantes del ámbito intelectual hispanoamericano), junto con Jorge González Durán, la cual lo consolidó como poeta y amigo de diversas personalidades literarias de la época, Chumacero dirigió las revistas El Hijo Pródigo y Letras de México, en donde también colaboró copiosamente. Fue becario del Colegio de México y del Centro Mexicano de Escritores y fue admitido en la Academia Mexicana de la Lengua. Ya en el Fondo de Cultura Económica se le debe el nacimiento de colecciones como SepSetentas, Breviarios y Letras Mexicanas. Es en el FCE donde se encuentran la mayor parte de sus escritos en los centenares de contraportadas, solapas y prólogos.
Pasado el tiempo, y como era de esperarse, Alí creó su propia biblioteca en la que dio abrigo a más de 40 mil volúmenes; sobre todo abundan los de literatura mexicana. Actualmente la Biblioteca de México José Vasconcelos preserva este tesoro personal de Alí Chumacero, aumentando a 46 mil volúmenes que incluyen libros, folletos y publicaciones periódicas.
Siendo su obra tan corta (no por ello irrelevante) y tan lejana en los años, con el saber de que los versos interesan a muchos menos de los que se preocupan por la narrativa; pareciera que Alí hubiese querido desaparecer, callando demasiado pronto en su creación poética. Fue consciente de su limitada actividad literaria como poeta, diciendo él mismo que la poesía es como una enfermedad de juventud, viéndose ridícula en seguir creándola después de los cuarenta.
Retomemos pues la poesía de Chumacero desde sus inicios con “Poema de amorosa raíz” hasta su mejor composición (como el mismo Alí lo mencionó) “Responso del peregrino”, deleitándonos con cada uno de sus poemas.