Exacta una semana después de las elecciones en Norteamérica, expuse aquí hace dos meses (11 de noviembre de 2020, para ser exactos), tras el encabezado: USA: ¿Golpe de Estado? textualmente escribí: amlo
Dada su altanería, soberbia y falta de ética junto con su apego al poder, tras una elección que considera fraudulenta sin bases y superado por Joe Biden(…) Trump parece apostar por un autogolpe de Estado y, por eso habla Mike Pompeo, secretario de Estado, de una “transición tranquila hacia su segundo mandato”, en tanto Donald acomoda fichas.
“¿Qué les habrá dicho Trump a sus amigos que no han reconocido el triunfo del demócrata, entre ellos Putin, de Rusia; Bolssonaro, de Brasil, y AMLO, de México, entre algunos otros como Natanyahu, de Israel que tardó en felicitar a Biden?
“Ahora bien, ¿qué trama Trump al destituir a su secretario de Defensa, Mark Esper, e hizo una serie de enroques? Impredecible Trump hoy más que nunca. Ha trastocado todo, y todavía falta ver más. Está enfermo de dinero y poder en el país más poderoso del mundo.
Por lo pronto, se auguran momentos nada tranquilos por allá en el norte.
En tanto, el electo está en el limbo sobre información clasificada del Pentágono y de la Presidencia que ya debería estar siendo enterado.
A contracorriente de los parabienes que le deseaban prácticamente todos los jefes de Estado, el nuestro, a tono con su “amigo” Trump, en un arranque de autodeterminación e independencia –que siempre será mejor aplicarla prudentemente en los hechos, más que en los dichos, pues compartimos irremisiblemente una de las fronteras internacionales más grandes del mundo y somos vecinos, aunque disparejos y distantes–, declaró que esperaría hasta que autoridades correspondientes lo declararan formalmente presidente electo.
Andrés Manuel, de quien el mismo Donald dijo que se parecía mucho a él en su forma de ser, y en plena campaña utilizó su imagen al invitarlo y recibirlo en Washington para ganar la simpatía y voto de los ciudadanos de origen mexicano, pero no antes de que el mandatario se sujetara a la política antiinmigrante y de que apostara por el presidente gringo, al grado de que ahora guardó silencio sobre el asalto al Capitolio, que no fue sino un frustrado golpe de Estado, alentado por el propio Trump, como ha quedado demostrado, y ha sido acusado y está a punto del juicio político o, al menos, de ser inhabilitado para que pueda contender en el futuro por la Presidencia.
No obstante, Andrés Manuel protestó cuando los dueños de Facebook, Twitter e Instagram, tras el asalto a la sede del Poder Legislativo estadounidense en el Capitolio, suspendieron las cuentas de Trump por instigar a la rebelión o insurrección “en contra de un gobierno democráticamente electo”, como lo acusara el propio Mark Zuckerberg, fundador y presidente de la red social. Nuestro primer mandatario condenó “la censura” de que había sido objeto su par del norte, “porque no me gusta que a nadie lo censuren y le quiten su derecho de transmitir sus mensajes. ¿Cómo es eso de que te censuro…?”
Ahí sí que AMLO pensó en su futuro a corto y mediano plazo, pues ¿qué pasaría en caso de que a él mismo, quien tanto apuesta por las “benditas redes sociales” le suspendieran sus cuentas en las elecciones venideras este año y en 2024, toda vez que no puede permanecer callado y ha prometido ser el guardián, el vigilante de las contiendas que se acercan?
No cabe duda de que AMLO está pensando en un futuro, muy probablemente, de reformar la ley y avanzar sobre la reelección presidencial, que ya muchas de sus huestes lo desean y hasta lo han dicho ya por ahí de manera abierta, como también se dejó entrever cuando Luis Echeverría y posteriormente con Salinas de Gortari, aunque no tanto como ahora… Bueno, al fin y al cabo, el obradorismo es rama del mismo árbol priista, aunque no se quiera decir, y ese árbol no puede dar otros frutos que los que ya tiene en sus raíces.
¿Podrá ser otra la razón por la cual López Obrador sigue en campaña permanente? ¿Querrá una tercera presidencia? ¿Quién no recuerda cuando se declaró “presidente legítimo” y fue, más que una piedra, una espina en el zapato de Calderón? Y lo sigue siendo ahora cada vez que se refiere a que le robaron el triunfo en 2006, aunque ahora se debe clavar como una espada en el pecho del expanista que destapó el avispero con su “guerra al narcotráfico”, que jamás tuvo una estrategia que evitara tantos miles de muertos directa y colateralmente.
Por lo pronto, y tras la barbarie de las hordas de Trump que dejaron cinco muertos, algunos heridos y atropellos de diferente índole, debe pensar doblemente lo que vaya a hacer en el futuro, al menos en lo referente a las relaciones bilaterales, toda vez que le tocará gobernar al lado de Biden por todo lo que le resta del sexenio, y si la 4T se llega a perpetuar en el poder, podría tocarle incluso administrar este país a la par, muy probablemente, al lado de Kamala Harris, que podría convertirse en la primera presidenta norteamericana, de cumplirse el retiro prometido del recién electo, quien ha dicho que no irá por la reelección.
En tanto, conviene que acá no se siga el ejemplo del irracional Trump –quien ayer mismo le agradeció a Andrés Manuel su amistad– y que no se le vaya a ocurrir soltar el tigre, porque queremos todos vivir en paz y prosperidad, siempre y cuando haya vacunas y salud para todos a la brevedad.