Antropoceno

Alfonso Enrique Islas Rodríguez

De manera sin duda controvertida y debido al gran impacto global que las actividades humanas han tenido sobre los ecosistemas terrestres, se ha propuesta, por una parte de la comunidad científica crítica, que a la época geológica actual del período Cuaternario llamada Holoceno, vigente desde hace unos 11,700 años, sea sucedida o reemplazada por el término, Antropoceno.

El origen de lo anterior data del año 2000, cuando el premio Nobel de química Paul Crutzen, propuso con toda razón el uso de este término como concepto geológico, cuestión que ha ganado fuerza desde el 2008 con la publicación de nuevos artículos que apoyan esta idea. Sin embargo, para que se convierta en oficial se requiere la aprobación de la Comisión Internacional de Estratigrafía.

Como he mencionado, no falta razón ni a Crutzen ni a los científicos críticos que proponen esta especie, pero el registro estratigráfico correspondiente a este corto intervalo temporal es extremadamente reducido ya que el denominar Antropoceno a esta era geológica es más una declaración política que una propuesta científica. En este sentido un Podcats de nuestro medio local ha iniciado precisamente con el nombre de “Crónicas del Antropoceno. Bien conducido y con contenidos correctos salió al aire por spotify, esperando por sus autores desencadenar una reflexión crítica en todos nosotros.

Por mi parte afirmo que, aunque los argumentos esgrimidos son correctos, no siempre ni por completo la humanidad ha sido así. Ann Druyan en su estupendo libro “Cosmos / Mundos Posibles, hace constar que el los seres humanos construyeron lo que ahora tenemos como estructura social de manera muy inteligente. Ya en esta época geológica del Holoceno, hace 9,000 años, fue creada la primera “protociudad” Çatalhöyuk en el continente africano, aunque sus casas no tenían ni ventanas ni calles la calidad de vida era superior a vivir en las cuevas. Los vecinos tenían su ingreso a las viviendas muy bien organizadas por el techo. Además los habitantes de esta ciudad primitiva tenían valores democráticos, sin dominancia y con solidaridad que los protegía de cualquier amenaza. El invento de la agricultura, que garantizó alimento a la humanidad dio al traste con estos valores como costo amargo al avance tecnológico.

Más adelante, una cantidad de ciudades, como evocadas por Italo Calvino, fueron fundadas en el mundo conocido. En la Amsterdam del siglo 17 los ciudadanos del viejo y nuevo mundos se mezclaron como nunca. En Europa se produjo una edad de oro con muchos avances sociales, económicos artísticos y científicos. En Italia Giordano Bruno y Galileo Galilei, anunciaron la existencia de otros mundos, en Holanda Christian Huygens y Antoni van Leeuwenhoek, usando

lentes pulidas descubrieron el cielo y el microcosmos, de manera asombrosa, dando lugar una época luminosa. Poe fue ejemplo Huygens fue el primero en observar los anillos de Saturno y Leeuwenhoek describió como nunca antes, las células microscópicas de la sangre, así como espermatozoides, y de los charcos seres vivos invisibles al ojo. Así envió más de 200 cartas a la Royal Society de Londres.

Baruch Spinoza, poniendo en riesgo su integridad propuso la idea de que “había que ver a dios en las leyes naturales de la física y no en rituales religiosos”.

Sin duda lo anterior colocó las bases de lo que la humanidad a logrado como ninguna otra especie. Sin embargo algo ha salido mal; tal como James Lovelock denuncia en “La venganza de la Tierra” al plantear la teoría de Gaia y el futuro de la humanidad, advierte que durante miles de años hemos explotado a nuestro planeta sin tener en cuenta las consecuencias, con el calentamiento global y el cambio climático como evidencias para cualquier observador parcial, provocando una especie de venganza de la Tierra como ser vivo que se defiende de sus enemigos los humanos que están a punto de destruirse y de destruir al planeta, aunque acepta que el cambio climático no es reversible, dice que aún no es demasiado tarde para salvarnos.

Lo mismo se puede afirmar de nuestro entorno local. Aunque el desarrollo mal planeado, o mejor dicho sin plan alguno de los últimos 50 años de nuestra zona metropolitana (y de muchas más en nuestro país y en el mundo), produce atolones de tráfico kilométricos en cualquiera de nuestras vías principales, como la Avenida López Mateos. o Lazaro Cardenas, aunado a los asuntos de escasez de agua o exceso de ella en época de lluvias, junto a la pobreza y la violencia que vivimos, siempre es buen momento para debatir democráticamente que procede por parte de la sociedad civil, -ya no por los políticos que han sido rebasados por mucho, para proponer de manera radical, soluciones, como sistemas de transporte colectivos masivos, y llamar a la solidaridad para modificar actitudes y cambiar hábitos evocando lo mejor de la humanidad, que ayude a que el futuro de las nuevas generaciones sea viable de alguna forma afortunada.

Por ello cualquier llamado al debate de estos temas es bienvenido.