Aunque la mona se vista de seda, mona se queda

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Ari García Padilla*

Detrás del inicio de un nuevo partido político, están sus fundadores e impulsores provenientes y descontentos de alguna otra institución política, los motivos y razones que los orillaron a promover la creación de uno nuevo siempre son bastantes.

No identificarse ya con los ideales de aquel partido que muchas veces fue el que los vio nacer en su carrera, las imposibilidades internas de crecer políticamente, la integración de nuevos miembros no deseados por todos, el control total de un solo grupo, son (y faltan) motivos que han generado que sus militantes se separen y formalicen una nueva estructura.

Pero en algunos casos, aunque la mona se vista de seda, mona se queda. Si bien la creación de un partido genera una imagen fresca con proyección de una ideología contraria a la proveniente, en su caso, el discurso se torna a fortalecer esa idea que fue perdida y arrebatada o hasta incluso olvidada, o bien, mostrar una postura de oposición al partido en gobierno, sin embargo, lo que sus fundadores ignoran muchas veces, es que en realidad la imagen del líder o líderes del nuevo grupo es lo que fortalece o debilita al proyecto, tanto interno como externo, y es ahí donde entra el verdadero caos del futuro de la nueva institución política, aunque hay que resaltar que la idea de vender algo nuevo es permanentemente comprable.

Hoy la política nacional está viviendo un cambio radical de esta naturaleza, el camino por el que están optando algunos militantes vigentes y otros no de los perredistas, panistas, del panal y otros afines, es la creación de Futuro 21, que sus raíces son mayoritariamente izquierdistas.

Lo esencial en su proyecto, es consolidarse como la real oposición de AMLO y del proyecto Morena, la intención es bastante clara, ser la piedra en el camino del proyecto de nación obradorista, y convertirse a corto plazo, en la primera fuerza política en las elecciones intermedias del 2021, por ello la integración de una numerología en su denominación, y si el proyecto resulta con cifras positivas, quizás convertirse en la verdadera oposición de la sucesión presidencial, pero para ese supuesto tendría que adaptarse el nombre al año electoral, supongo yo.

Lo que aquí llama la atención y es la razón de la presente redacción, es la manera en que están llevando a cabo esa transformación o metamorfosis, y aquí incluye tomar en cuenta los valores éticos, morales y aspectos legales, Futuro 21 pretende utilizar el registro del PRD que fue ya donado por éste partido, con la finalidad de evitar procesos de registro, de padrón, de muchos cumplimientos a la ley electoral, por ello es evidente estudiar a fondo la credibilidad e ideología que presentan y proponen para este nuevo instituto político.

Citamos la credibilidad, que elementalmente es evidente que es esto el motivo natural que los impulso a la creación de Futuro 21, el PRD ya no cuenta con mucha de esta virtud, aquel partido izquierdista que llego a ser la tercera fuerza política a nivel nacional en algún momento, fundado por los ahora morenistas Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez, en conjunto con Cuauhtémoc Cárdenas, ha perdido esa estima de las corrientes tradicionales revolucionarias y populistas como de las corrientes socialistas comunistas, que por un tiempo representaron la izquierda con fuerza y fungieron como una fuerte oposición, y sin esa seguridad será difícil ser oposición de contundencia.

Este 2019 el sol azteca cumplió 3 décadas de existencia, mismo año en que pudiera ser el inicio de su final, lo difícil no será su extinción o su declive para quienes organizan y  protagonizan su derrumbe y a su vez la creación de un nuevo instituto, para ellos lo realmente complicado será la inclusión de la diversidad de ideologías con la que cuentan sus fundadores y actores pilares, la diferencia de corrientes políticas será la cláusula difícil de redactar y plasmar en el acuerdo estatutario, simbólicamente hablando.

La diversidad política de corrientes se aprecia en los personajes fundadores como Gabriel Quadri del PANAL, Rubén Aguilar y Demetrio Sodi del PAN, Rene Arce, Miguel Ángel Mancera, Ruth Zavaleta, Silvano Aureoles y Jesús Ortega, del PRD, Jorge Carlos Díaz del Partido Social Demócrata, por citar los que se conocen públicamente, y en su mayoría encaminados para su transición política y militante de la mano de Jesús Ortega, el ex dirigente nacional del sol azteca.

De las clausulas en las que ya se pusieron de acuerdo y se encuentra firmemente redactada, son las acciones que el gobierno de la 4T ha realizado y que no es de su agrado, la protección del estado laico, la defensa de las instituciones, la inclusión en los modelos de desarrollo, rechazo a la demagogia y al populismo, son temas por incluir algunos.

Su postura como oposición será bastante interesante, sus perfiles que ya son de conocimiento público, tienen la experiencia política y capacidad para organizar movimientos sociales y democráticos opositores, pero ¿la credibilidad y empatía con la ciudadanía la tendrán como para engrandecer sus planes de oposición?, a ello estaremos pendiente del camino que transiten.

 

 

*Opinión albergada en Elemental, de Andrés Gómez

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