Carta del lector

Carta del lector

 

Reflexión en torno a la colaboración sobre el Poema de Gilgamesh:

¡Hermoso y terrible! Todos estudiamos a los sumerios en las clases de historia universal en primaria, secundaria y prepa. Pero hoy en día ocurre algo interesante (al menos así me parece a mí) en cuanto a que hay un renacer del estudio e intento de una mejor comprensión de las antiguas culturas antiguas, tanto de las desaparecidas como de las que aún sobreviven. Es curioso que a medida que el llamado “progreso” progresa el “retrogreso” también progresa. Y este revisionismo de la historia en gran medida se debe al gran avance y diversificación de la ciencia y la tecnología que interfieren en todos los ámbitos de la vida humana, desde lo político hasta lo lúdico, lo artístico, lo económico y demás. Por ejemplo, ¿qué sería del fútbol sin el VAR?  ¿o del estudio de los pueblos originarios sin la actual visión de la “Epistemología del Sur“? o ¿qué sería de la antropología social y la misma antropología filosófica, sin las aportaciones de las neurociencias? Parece que, aunque “lo nuestro es pasar”, “todo pasa y todo queda”. Los humanos con los conceptos detenemos o encapsulamos momentáneamente el “río” de Heráclito, pero la diversidad de la realidad concreta rompe esos diques conceptuales que luego las nuevas generaciones reconstruyen.

Parece que la historia les da la razón a los abuelos y a sus dichos: “es la misma puerca, pero revolcada”. Hoy en día las corridas de toros o darle una patada a un perro callejero se consideran actos inhumanos, cuando hasta hace poco sólo era sana diversión. ¿Dónde queda el concepto del hombre como el producto superior de la evolución dotado de todos los derechos de apropiación y manejo a voluntad de la inferior naturaleza que le rodea? Los existencialistas decían que la única naturaleza determinante de la esencia humana era la carencia de toda esencia, por ende, el hombre sólo está determinado a existir, es decir, está condenado a ser libre.

Hoy en día, todos esos conceptos se están desvaneciendo como nieve derritiéndose por el sol.

Al fin de cuentas la pregunta es “¿qué es el ser humano?” Como dijo Karel Kosik: ” Toda filosofía es antropología“. El mito del progreso nos prometió el paraíso en la tierra contra la concepción agustiniana de la esperanza de la felicidad celestial. ¿Se podrán conjugar estos conceptos? ¿La física cuántica será la esperanza?… No sé, pero nos hace olvidarnos de Trump por un momento.

Saludos a todos.

José Luis Pardo Ruiz

Elogio al artículo en torno a Rembrandt, de Carlos Delgadillo:

El texto de Carlos Delgadillo Macias tiene la virtud de adentrarnos en la filosofía y el arte de una manera tan natural que no sentimos sus fronteras sino su comunión y vínculo. El título del texto es repulsivo, pero el contenido es ágil y didáctico, lo que nos hace adentrarnos en la historia, en el concepto de salud y enfermedad y en el vínculo de los detalles plásticos del cuadro con las ideas, ya sean de la época, de su simbolismo y las nuestras.

Gracias por ilustrarnos con tanto ingenio

Armando Martínez Moya

Otro elogio para el mismo material:

Es cierto, está muy interesante, pero yo no tengo esa capacidad de apreciación estética tan técnica. Lástima.

Por otra parte, en ese tiempo los anatomistas eran cirujanos, pero no médicos. Éstos no hacían ni siquiera auscultaciones a los pacientes, menos aún hacían disecciones anatómicas. Yo supongo que el que aparece con el bisturí (en una pintura el de sombrero y en la otra el único que no trae) es el anatomista.

Según Babini en su historia de la medicina, así como M. Foucault en su Historia de la Clínica, la cirugía se incorpora a la medicina a finales del siglo 18 y principios del 19. Aunque las anatomías en vivo de los muertos las dirigían los profesores de medicina, es decir, doctores en medicina.

El comentario va sobre todo para ti, Armando, que conoces la historia de las antiguas universidades. Saludos a todos.

José Luis Pardo Ruiz

Respuesta de Armando Martínez Moya a José Luis Pardo Ruiz:

Yo tengo la idea que no se hacían cirugías también por el umbral asombroso qué significaba trabajar con un cadáver, que no es lo mismo que explicar el cuerpo humano en una lámina.

El desarrollo de la ciencia aplicada fue desigual y combinado. A veces se empalmó, cuando el desarrollo de la filosofía posibilitó tener otra apreciación del cuerpo. En la universidad colonial de Guadalajara el plan de estudios de 1792 (Salamanca) Incluía Cirugía junto a prima y vísperas de Medicina, pero el claustro de doctores con mentalidad aún muy escolástica no permitió que se hicieran cirugías. Pero en 1821, ya como nacional universidad, ya empieza a practicarse, aunque aún muy discrecional. Y desde ese momento tuvo un carácter pedagógico (enseñanza) y didáctico (cómo hacerlo).

Seguramente que esos célebres y hermosos cuadros asemejan lo que se empezó a hacer en Guadalajara en los primeros años del siglo XIX. En Europa en todo el siglo XVIII.

Armando Martínez Moya.

Breve comentario al artículo sobre La Nada, de Josefina Reyes Quintanar:

Parece, por el final del artículo, que Nishida intenta armonizar razón y fe como San Agustín: “Creer para entender y entender para creer”.

José Luis Pardo Ruiz

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