Contragolpe: Escándalos y futbol

Raúl de la Cruz

Domingo 22 de octubre de 2023.- Lo de Alexis Vega y el Chicote Calderón en las Chivas no es nada nuevo. Desde que cubro este deporte siempre se presentaron casos similares públicamente, pero son más los que no se conocen. Incluyendo en las concentraciones de la selección.

No voy a justificarlos, pero el jugador profesional está expuesto a muchas tentaciones de toda índole. Cae el más débil, el ignorante, el que asciende repentinamente de clase social. Aunque también conocí de casos de muchachos que tuvieron una carrera intachable a pesar de que fueron tentados.

Los manipulan y se dejan manipular. Recuerdo que por el simple hecho de ser futbolistas las aduanas no les revisaban equipaje y transitaba todo tipo de mercancía ilegal, sobre todo, fayuca, y dinero mucho dinero, bastantes dólares cuando los partidos eran en los Estados Unidos.
Los reporteros muchas de las veces nos agarran de cómplices. Recuerdo que en alguna ocasión en una gira de la selección nacional a los Estados Unidos me tocó cubrir dos partidos del Tricolor. No voy a mencionar nombres porque ambos jugadores ya están retirados y se alejaron de las infidelidades.

Yo viajaba con la selección y me concentraba en el mismo hotel. Cierto día nos citaron temprano para acudir al entrenamiento. Entrenaron y el técnico dio la orden de mandar a los periodistas por delante. Llegamos al hotel y como no habíamos almorzado me fui de inmediato al restaurante.

Me acuerdo que apenas estaban consolidándose la telefonía celular y mientras pedía mi orden un jugador me llamó y me dijo que si le hacía el favor de atender a dos “familiares” que iban a contactarme. Así fue.

De pronto se acerca una morocha preciosa de ojos verdes y un cuerpo de ensueño. Si medir palabras me dice: ¿te puedo acompañar? Claro, respondí. Soy Cintia y tú eres Rulas. Asenté positivamente.
En ese instante llega una rubia espectacular, de pechos frondosos, ojos azules, pelo dorado y en inglés me pregunta que si soy Rulas. Esbocé una ligera sonrisa y en inglés, respondí: ¡yes! se conocían.

No terminaba de comer cuando llegaron los susodichos. Enseguida me pidieron que si les prestaba mi habitación por unas horas. No tuve remedio. Ellos me soltaban algunas exclusivas y era una manera de sobornarme. Seguro que sí, les dije. Me dieron la llave de su cuarto.

Lo anterior fue un día antes de un partido amistoso internacional. Con otros compañeros nos fuimos al centro de la ciudad. Me tardé más de la cuenta con la intención de llegar y encontrar desocupada mi habitación.

Pues no. Llegué como a las 10 de la noche. Toqué y no me abrían. Bajé a la recepción y solicité una llave de repuesto. Subí. Abrí y me encontré con una auténtica bacanal. Cinco personas, tres mujeres y dos jugadores desnudos; botellas de alcohol. Ninguno se sorprendió de mi presencia por el contrario me invitaron a tomar. El día del partido uno de ellos se lesionó y estuvo fuera de las canchas seis meses.