Contragolpe: ¿Y después del retiro…qué?

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Raúl de la Cruz

Viernes 27 de octubre de 2023.- Retirarse puede suponer un panorama abrumador en cualquier profesión -la pérdida de ingresos, la sensación de que los mejores días han quedado en el pasado, la necesidad de buscar un nuevo propósito-, pero también puede ofrecer nuevas oportunidades y una liberación de la presión cotidiana del ámbito laboral.

Sin embargo, para un futbolista profesional, la jubilación suele llegar antes de que la mayoría de la gente haya empezado a ascender en su carrera. Sólo unos pocos llegan a la cima, triunfan y perciben ingresos que les permiten retirarse a los treinta y tantos años para disfrutar de una vida de ocio y satisfacción. La mayoría no tiene tanta suerte. El deporte los jubila, ya sea por una lesión o simplemente por descubrir que el teléfono dejó de sonar cuando necesitaban un nuevo equipo. Muchos no logran grandes cosas ni llegan a blindarse económicamente para toda la vida.

Cuando el jugador se retira se plantea una disyuntiva complicada de asimilar: dedicarse a los negocios, si es que tuvo la oportunidad de ahorrar o buscar un cargo en alguno de los equipos donde jugó.

Me decía un ex futbolista lo siguiente: cuando eres futbolista, siempre hay un desafío. Ya sea en los partidos o en los entrenamientos, había una determinación constante por ser mejor al día siguiente. Identificabas un objetivo y lo perseguías.

El futbol le da estructura y propósito a tu vida. Pero es un entorno competitivo; las amistades sobran en una cultura de rendimiento, éxito y fracaso. No se parece a ninguna otra industria.

“Cuando se me terminó prematuramente, no había nada a lo que aspirar y sentí que iba a la deriva hacia el olvido. El pánico se apoderó de mí, y no se trata solamente de las implicaciones financieras: se trata de llenar el vacío en el día a día. ¿Qué haces cuando formas parte de un colectivo, basado en una estructura de confianza y vínculos, y luego te expulsan de esa red social? Una parte de ti, y de la vida en un grupo colectivo, desaparece.

Pero, sobre todo, lo que más duele, es la falta de reconocimiento social. Por supuesto, dejar de percibir los sueldazos que se obtuvieron durante algunos años que les permitió una vida de lujos y dispendio. El mismo jugador me decía: “tenía tanto dinero que pensaba, cuándo me lo voy acabar”. Y se acabó. Ahora trabaja en un triciclo vendiendo agua.

A falta de planificación económica el futbolista termina en situaciones, incluso de calle, vagando por avenidas. Conozco el caso de uno que jugó en tres equipos importantes: Chivas, León y Monterrey que terminó vendiendo tortas fuera del estadio Victoria. Incluso, fue seleccionado nacional y hasta jugó un mundial.

Pero también hay otros, contados, que se prepararon para el futuro y hoy son empresarios, comerciantes, gerentes de empresas importantes; representantes de jugadores y artistas de la farándula, entrenadores, auxiliares, preparadores físicos, promotores de espectáculos y deportivos.

( Foto: 123RF)

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